Vidal lanza una ambiciosa reforma de la policía bonaerense
Habrá menos comisarios generales; los oficiales deberán presentar DDJJ; las comisarías volverán a decidir en qué zonas de la jurisdicción habrá más patrullaje.
De la mano del ministro de Seguridad Cristian Ritondo, el gobierno de María Eugenia Vidal se apresta a reformar varios aspectos, tanto estructurales como operativos, con la pretensión de mejorar el funcionamiento de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, frecuentemente involucrada en episodios que, más que proteger a la ciudadanía, la convierten a la fuerza en una amenaza constante para la sociedad.
Para ejemplo, basta tomar los cuatro inocentes muertos al ser atropellados por efectivos que conducían patrullas a velocidades injustificadas, sin liciencia de conducir o a contramano en distintas localidades.
Entre los principales cambios se pueden destacar la reducción de la cantidad de comisarios generales que integraban la cúpula. Se pasará de 44 comisarios generales a 26.
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Además, unos 7.800 oficiales, que van de subcomisarios a comisarios generales, deberán presentar declaraciones juradas de los bienes que poseen.
Dejará de existir la Policía Buenos Aires II, creada durante la gestión de León Arslanian. Desde el lunes pasará a integrar la policía bonaerense.
El comisario volverá a tener el poder de manejar y distribuir las zonas de patrullaje de los móviles.
Se redistribuirán las unidades de lucha antidrogas con el objetivo de que tengan mayor eficacia
Por otra parte, se destinará una importante suma de dinero a la compra de equipamiento. Parte de esos fondos saldrán de un préstamo del Banco Mundial a la provincia y en el contexto de la ley de Emergencia en Seguridad.
En ese marco, se fortalecerá la estructura de la policía de Seguridad Vial, según el modelo de la policía de Córdoba; se comprarán 15.000 chalecos antibalas; y se instalarán nuevas centrales de monitoreo a través de cámaras de seguridad; se construirán nuevas centrales de recepción de llamados al número de emergencias 911.