Se entregó Lorena Miño, la policía de la Ciudad prófuga y acusada de encubrir el crimen de Lucas González

La oficial aseguró que no tuvo “nada que ver” con la muerte del adolescente y añadió que ese día solo se encargó de llamar a la ambulancia y cortar el tránsito vehicular en el lugar del hecho. El fiscal sostiene que, junto a otros cinco efectivos también arrestados, intentó modificar la escena para exculpar a los uniformados que dispararon al auto donde estaban los menores de edad.

Lorena Miño, la policía de la Ciudad prófuga y acusada de encubrir el crimen de Lucas González, se entregó este lunes en compañía de su abogado, Roberto Castillo. Reiteró que ella no tuvo “nada que ver” con la muerte del adolescente y añadió que ese día solo se encargó de llamar a la ambulancia y cortar el tránsito vehicular en el lugar del hecho, en el barrio de Barracas (Comuna 4).

Por orden del juez Del Viso y a pedido del fiscal en lo Criminal y Correccional 32, Leonel Gómez Barbella, el fin de semana se libró la orden de detención contra Miño y otros cinco efectivos, que fueron arrestados el sábado: el comisario Juan Romero, el subcomisario a cargo de la División Sumarios y Brigadas de la Comisaría Comunal 4, Roberto Inca, el comisario Fabián Du Santos, el principal Héctor Cuevas y la oficial Micaela Fariña.

Al conocer su situación procesal, Miño divulgó el domingo un video donde afirmaba: “Lamento muchísimo la pérdida de Lucas pero yo no tuve nada que ver, no tuve nada que ver”.

Evocó que el miércoles 17 de noviembre cerca de las 9.30 de la mañana recibió una modulación “de un enfrentamiento armado con la Brigada de Policía de la Ciudad en Iriarte y Vélez Sarsfield”: “Eran cuatro masculinos armados dándose a la fuga en una (Volkswagen) Suran azul, lo cual con mi compañera fuimos sobre (la calle) Alvarado en ayuda de mis compañeros, y cuando llegamos a Alvarado y Perdriel ya estaba la Suran estacionada. Se les pidió que descienda al chofer del vehículo (…) los chicos ya estaban abajo, uno se da a la fuga y los compañeros decían ‘le dispararon a mi amigo, no dijeron que eran policías, eran chorros’”.

“A partir del 17 de noviembre nada volvió a ser lo mismo. Se siente el odio de la gente… por tres personas que hicieron algo mal. No todos son iguales, no todos hacemos lo mismo. No tengo nada que ver con lo que pasó”, se defendió.

Por su parte, Gómez Barbella asegura que estos seis uniformados “alteraron los rastros y pruebas del delito que cometieron Juan José Nieva, Fabian Andrés López y Gabriel Alejandro Issasi”. Se trata de los tres policías acusados del homicidio agravado de Lucas y la tentativa de ese delito en contra de sus tres amigos.

El fiscal reconstruyó que estos seis policías intentaron “fingir y hacer parecer que se había tratado de un ‘enfrentamiento’ y colocando un arma de utilería ‘plantada’ en el interior del rodado”.

“Por otra parte, al llegar el personal policial les refirió a los jóvenes frases intimidantes y discriminatorias, tales como: ‘a estos villeritos hay que darle un tiro en la cabeza a cada uno. Dónde tenés la falopa, dónde está el arma con la que mataste a tu amigo’, denotando un significativo odio racial hacia los adolescentes”, agregó, consigna Télam.

Se espera que el martes por la mañana se reconstruya el hecho, en presencia de los amigos de Lucas y sus padres, con asistencia del personal de la Dirección General de Acompañamiento, Orientación y Protección a las Víctimas (Dovic), además de testigos y personal actuante de la División Intervenciones Judiciales la Policía Federal Argentina, sin la participación de la defensa ni de los imputados.

El 17 de noviembre Lucas González y tres amigos conducían por Barracas luego de entrenar en el Club Barracas Central. Fueron abordados por un vehículo particular, del cual descendieron tres efectivos de la Brigada de la Comuna 4 de la Policía de la Ciudad. Como estaban de civil, los jóvenes pesaron que se trataba de un robo, así que intentaron huir. En ese momento los policías dispararon al menos cinco veces contra el rodado de los menores. Una de las balas impactó contra la cabeza de Lucas, quien murió al día siguiente.

Los policías declararon que dispararon porque se sintieron en peligro, pero reconocieron que en ningún momento vieron a los menores con armas.

Una primera versión policial, de forma extraoficial, habló de un tiroteo entre policías y delincuentes, pero al difundirse la denuncia de la familia de Lucas y la recolección de evidencia perdió peso.