Roller Derby: estrategia y autogestión en plazas y polideportivos porteños
Se practica en la Ciudad desde hace 10 años. Jugadoras locales compiten en el exterior con grandes resultados.
La garra, ante todo. Adentro y afuera de la cancha. Las jugadoras porteñas de Roller Derby desde hace una década con talento, esfuerzo y autogestión impulsan este deporte urbano en plazas y polideportivos de la Ciudad. También hacen los bolsos y disputan torneos en el exterior.
La teoría básica postula: el Roller Derby es un deporte de contacto, con equipos femeninos de cinco patinadoras. En una cancha (acá se usan de fútbol 5) se marca un óvalo con cinta, donde se moverán las jugadoras. Cada equipo tiene una jammer, que debe esquivar a las rivales y dar una vuelta para convertir los puntos.
Lo complejo son las estrategias, las horas de práctica, la solidaridad de compartir patines y protecciones; de hacer posible la continuidad del deporte.
Sailor City es una liga (el equivalente a un club) de la Ciudad que nació en 2012, en los inicios del Derby local. Hay cerca de 60 jugadoras y colaboradoras. Las prácticas se hacen en la semana en el polideportivo Ernesto Schoon de San Cristóbal, en el bajo autopista de Deán Funes (Comuna 3). El Playón del Parque Chacabuco (Comuna 7) y la Plaza Unidad Latinoamericana de Palermo (Comuna 14) son otros sitios elegidos.
Sailor tiene equipos en las categorías C y B. También un equipo en primera (A o All Star), que está en el puesto 40 de la Women’s Flat Track Derby Association (WFTDA), asociación internacional, a enero de este año.
Del 3 al 5 de mayo las jugadoras de Sailor viajarán a Oregon (Estados Unidos) para disputar el torneo The Big O. si tienen un buen desempeño, calificarán para otros torneos internacionales, lo que implica mejorar en el ranking.
“Tenemos problemas de financiamiento y logística propios de hacer esto de forma autogestiva, pero rendimos bien en torneos locales e internacionales, no tenemos nada que envidiar a otras ligas”, dice Martina Rominez, jugadora desde hace una década, vicepresidenta de Sailor, que funciona como asociación civil.
“Empezamos a contactarnos entre jugadoras por redes sociales hace como una década y ahora formamos una comunidad Derby. Hicimos propio un deporte tan yankee y ahora nos encargamos de que crezca, que haya más ligas, que más gente se acerque y practique”, agrega.
Capitana Barboza es deportista desde 2011 y entró a Sailor en el inicio de la liga. Asegura: “Hoy veo que este deporte acá crece y me siento genial. Lo que nos costó armar, ahora muchas chicas lo pueden disfrutar y hacer que siga creciendo todavía más”.
En cada partido o exhibición se montan puestos con ropa, parches, comida casera. También hay repuestos para patines. Julieta es parte de Mavra, una fábrica de Quilmes que vende ruedas industriales y tiene un subproducto para Roller Derby y skate. “Nos pone muy contentos cuando hay respuesta de las patinadoras, ver que desde la industria nacional podemos aportar a este deporte”.
Barboza y Roma hablan de comunidad Derby, señalan que además de un deporte, se les plantea como una forma de vida, con la independencia y el “hazlo tú mismo” como guías. Dentro de la cancha, dejan todo en cada punto. Por fuera, el trabajo continúa: organizar eventos, ir a partidos a apoyar a la liga, distribuir merchandising (remeras, calcos), entre otras.
Anahí “Rosetta Stoned” integra el All Star de Sailor. Empezó jugando en La Plata y se mudó a Buenos Aires. Es médica en consultorios y guardias. Cambió horarios laborales y así entrena la mayor parte de la semana. “Hice cambios en mi vida para poder dedicarle más tiempo al Derby, es donde yo me encuentro”, asegura.
Como ella, cientos de mujeres encontraron en este deporte un momento de adrenalina, también de expresión y fortaleza. Se trata de un amor y una disciplina tal que las impulsa a trabajar hombro a hombro, de forma autogestiva, para que este deporte llegue a más canchas y polideportivos porteños.
Fuente: Agenda Porteña