Proyectan darle usos culturales al histórico chalet ubicado en 9 de Julio y Corrientes
Fue construido en 1927, inspirado en construcciones de Mar del Plata. En 2014 fue declarado patrimonio cultural de la Ciudad de Buenos Aires.
En el noveno piso de un edificio ubicado en la esquina de las avenidas Corrientes y 9 de Julio, frente al Obelisco, se emplaza el histórico chalet construido en 1927 por el empresario del mueble Rafael Díaz. Sus herederos en la actualidad buscan darle usos culturales y patrimoniales a este icónico inmueble del microcentro porteño (Comuna 1).
El chalet está inspirado en en el estilo normando (Francia), que a nivel local se podía ver en construcciones de Mar del Plata. Díaz, uno de los empresarios del sector más prósperos de la época, lo usó como sitio de descanso de sus jornadas laborales. En los pisos inferiores funcionaban sus oficinas.
En 2014, el chalet fue declarado patrimonio cultural de la Ciudad de Buenos Aires. Cualquier modificación debe ser aprobada en forma previa por el Ministerio de Cultura local.
El inmueble fue alquilado y tuvo distintos usos a lo largo de las décadas, desde vivienda hasta estudio de fotografía. No obstante, hace tiempo está deshabitado. En el presente, los herederos buscan darle un uso abierto a la comunidad.
Los ocho pisos del edificio fueron alquilados para oficinas, pero tienen un 60% del espacio desocupado. La familia piensa en transformarlo en un polo cultural y complementarlo con el chalet.
Diego Sethson, el bisnieto de Díaz, asegura: “Estamos con un proyecto para reconvertir las oficinas en distintas opciones que incluyan propuestas culturales. Esto puede incluir desde albergues estudiantiles hasta salas de conferencias que mantengan la estructura de los estudios de radio que fundó mi bisabuelo en 1929”.
“Puede ser un espacio para presentaciones, exposición de obras de arte y hasta para espectáculos de tango en sus pisos de pinotea originales. A esto se le puede agregar algún sector de gastronomía para explotar la vista de la terraza y visitas guiadas para contar la historia”, añadió en diálogo con Télam.
Sethson cuenta que desde que decidió mostrarlo tras tantos años de tener el lugar sin uso, recibió cientos de propuestas de todo tipo: “Me llegan mensajes desde Praga diciendo que no lo venda, inversores con ideas o proyectos culturales para concretar en la casita del cielo”.