Piden fomentar el arreglo de cúpulas porteñas
Son tesoros patrimoniales, pero su arreglo es caro. El legislador Maximiliano Ferraro propone que el Banco Ciudad otorgue créditos.
Las cúpulas porteñas son parte de la estampa de Buenos Aires. Pero mantener en condiciones este legado de antaño deja las billeteras en rojo. Por eso, para fomentar el resguardo, el legislador por la Coalición Cívica Maximiliano Ferraro impulsa un texto parlamentario para dar créditos y beneficios: “El Banco de la Ciudad de Buenos Aires otorgará una línea de crédito para financiar hasta un 80% el costo de restauración y mantenimiento de las Cúpulas y Coronamientos Notables de la CABA”.
“Los titulares de los inmuebles que se encuentren ornados por Cúpulas o Coronamientos Notables y que estén registrados bajo la Ley N° 2541, gozarán de una reducción en el importe del Alumbrado, barrido y limpieza del 50% por el periodo de 1 año desde el inicio de las obras de restauración de las mismas”, añade el articulado de la propuesta de Ferraro (expediente 3351). También se cita la ley N° 4428, que prevé la posibilidad de efectuar refacciones, reformas y mejoras en general de las cúpulas.
El esplendor de las cúpulas en Buenos Aires tuvo lugar entre fines del siglo XIX y principios del XX. “Era entonces el elemento arquitectónico que se utilizaba para marcar las esquinas y signo del progreso de la burguesía argentina ya que se utilizaban como elemento ornamental para valorizar las propiedades”, explican en Turismo de la Ciudad. Sus funcionarios sitúan el epicentro de estos paisajes en Avenida de Mayo y Microcentro. También hay en Balvanera, Recoleta y barrios linderos. Hacia el oeste se vuelve más esporádica la presencia de cúpulas.
En varias de ellas se puede apreciar cómo se han removido los materiales originales y sólo se dejaron membranas anti humedad. Pura Ciudad pudo relevar algunos casos más extremos, como la cúpula desmantelada de Humberto I y Catamarca, en San Cristóbal. En esa esquina noreste sólo quedan las columnas de madera que dan forma ovalada al techo de la casa antigua de dos plantas. El proceso de desmantelamiento lleva varios meses. El riesgo de lastimar peatones y la inviabilidad de costos fue la ecuación para tomar esta decisión.
El proyecto de Ferraro se nutre de estos casos para explicar la necesidad de contar con los créditos: “Los propietarios de departamentos, cuyos edificios están ornados con cúpulas artísticas, y que presentan algún tipo de deterioro. Manifestaron la imposibilidad de su refacción y consecuente puesta en valor, debido a los altos costos. Recordamos que las cúpulas, los remates y los miradores de Buenos Aires, constituyen un universo específico de la ciudad y son parte de su patrimonio cultural, que debemos defender y preservar”.