Michael Pennington: “Los jóvenes responden mucho al universo shakespereano”  

El V Festival Shakespeare de Buenos Aires va llegando a su fin. El viernes 27, contará con una presencia de lujo. El reconocido actor británico Michael Pennington hará su unipersonal “Sweet William” en la Usina del Arte, a las 20 hs.

Pura Ciudad tuvo el placer de charlar con Pennington que contó como es hacer Shakespeare hoy en día, desmitifica que sea para un autor para clases altas y cuenta porqué sigue siendo el “más moderno” de todos.

-Cuenteme sobre “Sweet William”.

– Es el resultado de casi cincuenta años de trabajo profesional en los que  hice casi todas las obras de Shakespeare. Llegó un día en que pensé que estaría bueno llevar a cabo lo que sería mi interpretación de lo que fue Shakespeare para mi. Porqué escribió algunas cosas en determinado momento y como su escritura fue cambiando a través del tiempo. Su carrera se dividió en dos mitades. La primera mitad, que estuvo signada por “El Rey Juan”, lo cual –creo- afectó su forma de escribir. Las historias de amor se volvieron cada vez más comprometidas, con amores de mediana edad.  No como “Romeo y Julieta” que lo escribió en sus comienzos.

Se puede apreciar como va cambiando sus actitudes y en la forma en que escribía, con una manera determinada de hacerlo. Con una cadencia, diría, casi musical….

 

-¿Como si fuera una sinfonía?

– Más que una sinfonía, que sería un tanto predecible, diría que estaba más cercano al jazz, cambiando los ritmos y rompiendo las reglas. No era aburrido ni repetía siempre la misma fórmula.

 

-Siempre pensó en “Sweet William” como un unipersonal?

– Si. Hice dos unipersonales, uno sobre Anton Chejov y ahora, otro sobre Shakespeare. Es comodo de hacerlo y también para viajar. Soy solo yo, una silla y mi equipaje. No lo hago todo el tiempo porque es muy solitario. Prefiero la colaboración con la gente y los colegas. Igualmente, no caben dudas que es lo más fácil para llevar. Asi fue que llegué a Buenos Aires y después iré a Uruguay.

 

– Al día de hoy, ¿Shakespeare sigue siendo el más moderno de los escritores?

– Si, lo es en muchos aspectos. La gente joven responde al universo shakespereano a pesar del hecho de que algunas cosas cambian para permitir que los actores actúen de una manera natural y puedan entender. Por ejemplo, una película como “Coriolanus” de Ralph Fiennes es un ejemplo de esto. La actuación es muy natural. Conozco el texto. Es muy complicado y difícil de llevar adelante, pero se los realiza de una manera más simple. Te olvidas que estamos viendo un Shakespeare a menos que te fijes en los personajes. A través del tiempo, hemos aprendido a hacerlo de manera más simple y directa.

No hay que olvidarse que la audiencia de Shakespeare incluía a todas las clases sociales. Había gente de clase alta asi como gente que no sabía leer, por lo que tenía que elegir bien que iba a captar a ambas audiencias sin que la otra proteste.

 

-Hay países que lo toman como si fuera de una clase social alta.

– Si y eso es un error. Solía pasar en Inglaterra y duró durante el siglo XX, acabándose a mediados de siglo. No sé porqué ocurrió. Tendrá que ver con la historia de Inglaterra y su período victoriano del siglo XIX, que creó el sistema de clases. Ahí cayeron la música, el arte, la pintura en posesión de la gente rica. Por eso, tuvo que redefinirse Shakespeare a través del tiempo, con una manera más simple de llegar a la audiencia.

 

-Es increíble la forma en que fue cambiando el significado del legado shakespereano a través del tiempo…

– Si, seguro. Escuchamos que es realmente hermoso y no podes prevenir que esto sea de esta manera! Ja!. Pero todo en Shakespeare es una discusión, una argumentación al respecto. Se expresa un punto de vista. La cuestión de los reyes y reinas, en general, no importa demasiado, a nivel literal porque estaba interesado en cuestiones más elevadas. Por ejemplo, personajes de clase baja hacían quedar como tontos  a los de clase alta. Esto es apreciable en “Rey Lear” o incluso en “Hamlet”.

 

-En los últimos años, hubo una especie de explosión de unipersonales. Ocurre lo mismo en Inglaterra?

– No tanto. Siempre hubo una buena cantidad de unipersonales. Tiene sentido desde el punto de vista que es mucho más barato de llevarlo a cabo. Hay una buena historia de esto y ya forma parte del teatro.

 

-En Buenos Aires, hubo una gran cantidad de unipersonales femeninos….

– Si? Imagino que debe ser asi porque no hay tantos personajes para las actrices. Esto pasa en todos lados. En Inglaterra, las actrices envejecen y se les complica el acceso a determinados personajes. En cambio, para los hombres parece ser más fácil. Shakespeare es un poco responsable de esto porque en sus obras hay dos o tres mujeres contra diez hombres. No hay muchos personajes pero, lo que está ocurriendo en Inglaterra es que han ido apareciendo muy buenas escritoras. Igualmente, esto no quita lo que estamos hablando al respecto. No hay heroínas ni nada sino que se les reserva el rol de secretarias, enfermeras y demás. Esto, se potencia en la televisión.

 

-¿Destaca a alguna actriz inglesa?

– Si, pero no creo que sean conocidas porque son muy de teatro. Pero destacaría, por ejemplo, de cine, en “La teoría de todo”, a Felicity Jones que realiza un trabajo estupendo pero sería injusto porque debería nombrar a una gran cantidad de actrices que son, realmente, muy buenas! La generación de actrices y actores de ahora es muy buena y cuenta con mucho talento.

 

-El año pasado hizo “Rey Lear”. ¿Cómo fue esa experiencia?

– Fue una gran experiencia. En mi caso, que he realizado muchos clásicos, era algo que realmente deseaba hacer. Igualmente, sabía que tenía un período corto para hacerlo porque tenes que ser lo suficientemente viejo y experimentado como para comprender y llevar a cabo el personaje. Pero al mismo tiempo tenes que tener un buen caudal de energía, fuerza y memoria, comparable al de un hombre más joven. A veces, un personaje asi llega muy “tarde” en el tiempo. Es un trabajo muy exhaustivo hacer “Rey Lear”. Me habían invitado a Nueva York para hacerlo.

 

-Y como fue hacerlo con Arin Arbus, una directora norteamericana?

– Ese es un buen punto. Hablamos y trabajamos mucho juntos. Me sorprendió mucho como interpretaba los parlamentos de Shakespeare, desde su punto de vista femenino. Nunca habíamos trabajado juntos antes lo cual fue extraño. Para encarar un desafío semejante, como “Rey Lear”, generalmente se busca un director o actor que hayan trabajando con anterioridad. Que se conozcan y eso. Nosotros eramos desconocidos pero tuvimos el instinto para trabajar juntos. Coincidimos en el plan de producción y como íbamos a llevar a cabo la obra, de una manera simple y armoniosa. Una forma muy bella y directa, sin una idea política impuesta de antemano. Dejamos hacer la obra y ver como se veía desde el escenario. Hacerla con pasión e inteligencia. Fue una gran experiencia y la disfruté mucho.

 

-¿La tradición puede ser una “cadena” para hacer Shakespeare?

– Si, seguro. Nosotros hablamos de manera más directa. No nos preocupamos tanto por los versos en si. Lo mejor que podemos hacer es salirnos del camino. La simplicidad de Shakespeare es excelente y más aún si es de un modo coloquial.

 

-Los actores, al día de hoy, quieren actuar o ser estrellas?

-Es un poco un mito. Eso se dijo mucho en Inglaterra que solo querían actuar para ser estrellas. No es justo. La industria ha cambiado mucho respecto a 1964, donde había teatros con buena programación en todas las ciudades. Eso ya no está. Por lo tanto, los actores deben buscar algún otro lugar para trabajar. Cine, televisión o teatro, si tienen suerte. Por eso, aparece gente de mi generación diciendo “solo quieren ser estrellas de cine”. No creo que sea asi. Tienen la misma ambición que yo tenía de joven. Por otra parte, la ventaja de este tiempo es que podes hacer un film en una computadora y después mandarlo a Los Angeles en un segundo.

 -La última pregunta, si por la puerta de este hotel entrase el pequeño Michael que empezó a estudiar teatro de pequeño, ¿qué le diría?

– Le diría que crea en si mismo. Lo más difícil es sobrevivir a través del tiempo como actor. Hay que soportar la humillación y el desencanto cuando el éxito no está de tu lado. O la crítica misma que puede ser muy dura cuando te va mal pero también uno debe ser ubicado cuando le va bien. Es una profesión dura aunque no lo parezca. No siempre es fácil y hay que trabajar mucho con uno mismo, en todos los niveles. Igualmente, es el mejor trabajo del mundo. Lo más importante es creer en uno mismo. 

“Sweet William”. Unipersonal de Michael Pennington. La Usina del Arte. Viernes, 20 hs.