Mercado Proveedor Almagro: un gigante de puertas cerradas

Está ubicado en Quintino Bocayuva, entre Estados Unidos y Carlos Calvo. Está intrusado y solo funcionan locales en el frente.

Está ubicado en Quintino Bocayuva, entre Estados Unidos y Carlos Calvo. Está intrusado y solo funcionan locales en el frente.
Por Juan M. Castro

En tiempos inflacionarios, las ferias de abastecimiento barrial se han convertido en las aliadas de los vecinos para abaratar costos a la hora de llenar la heladera. Los ciudadanos las pidieron en la plataforma BA Elige y se puede comprobar los fines de semana en las larguísimas colas que se forman frente a estos puestos. La contracara de esta situación son los viejos mercados porteños que están de puertas cerradas, abandonados o tomados. Hace 50 años, la Ciudad de Buenos Aires tenía 215. Hoy son menos de 20. Un ejemplo de esta merma es el Mercado Proveedor Almagro que, pese a su nombre, está ubicado en el barrio de Boedo (Comuna 5) sobre Quintino Bocayuva, entre Estados Unidos, el pasaje Totoral y Carlos Calvo. Es un predio fantasma con casi 1.500 metros cuadrados que está de puertas cerradas y con una intrusión.

Tiene cinco ingresos enrejados: dos por Quintino y tres por el pasaje. A los costados de la puerta enrejada de Quintino hay una fábrica de pastas artesanales y una carnicería. Son los únicos comercios activos que habían abierto antes del cierre del Mercado, ocurrido en el 2000. En el último tiempo abrieron otros dos negocios a la calle, vinculados a quienes mantienen una ocupación dentro del predio.

“No tenemos novedades, está judicializado el tema, pero está todo frenado, los que mantienen la toma abrieron locales a la calles pero adentro no pasa nada”, dicen en la fábrica de pastas. El Mercado Proveedor Almagro abrió a principios de los años treinta. “Era una romería. Como no había supermercados, todos los vecinos venían acá. Desde las siete de la mañana hasta bien tarde había gente. Eran como cincuenta y pico de locales”, evoca Francesco de este local familiar con casi dos décadas de vida.

Carmen y su marido Tito están al frente, hace más de 50 años, de la carnicería lindera en calidad de dueños. Así explica ella el cierre del Mercado, ocurrido en mayo del 2000: “Cada parcela, cada localcito, tenía un dueño, en general personas grandes. En esa época habían abierto varios supermercados de cadena en la zona. La gente fue a hacer sus compras ahí porque podían usar tarjetas de crédito. Acá no había nada de eso. Los viejos dueños venían temprano y estaban cansados de estar todo el día para vender puchos de mercadería. Así fueron cerrando uno a uno los locales. Quedaron los hijos, los herederos, pero nunca nadie dio bolilla porque para ellos esto representa pagar deudas, lo dan por perdido”.

Hace poco más de diez años un grupo de personas intrusó parte del Mercado, en especial los locales que dan al pasaje. Hoy se pueden ver persianas bajas con pintadas de Prohibido Estacionar. Se nota que hay gente viviendo en esta zona. La comerciante Carmen explica: “Una persona dijo primero que era dueña legítima, luego que se hizo de una herencia, los vecinos sabemos que es mentira todo eso y que sólo quieren quedarse con el terreno. El juez dice que tienen que venir los dueños para concretar el juicio de desalojo, pero nadie aparece. El Gobierno (de la Ciudad de Buenos Aires) no se puede meter porque es un tema entre privados. Nosotros somos laburantes, tratamos de convivir, no queremos problemas con nadie”.

Fuente: Agenda Porteña

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