María Rosa Muiños: “Para que la democracia avance, tenés que involucrarte”
Legisladora porteña del Frente para la Victoria y militante peronista desde hace más de veinte años, María Rosa Muiños recibe en su despacho de la Legislatura a PuraCiudad.com. Durante una charla en que asegura no “callarse la boca en ningún ámbito”, la diputada de la ciudad de Buenos Aires se refirió, entre otros temas, al desarrollo de las comunas, la militancia y la participación ciudadana, y, aclarando que “no es algo que atribuya de manera excluyente al PRO o a su extracción ideológica”, Muiños lamentó la falta de de “intenciones para descentralizar” que tiene “cualquiera que se siente en el Ejecutivo”. Por Daniel Gaguine.
-María Rosa, desde la Comisión de Descentralización de la Legislatura ¿Cómo ves el desarrollo de las comunas?
– Veamos. Si nosotros pensamos que la concentración del poder es la clave de la construcción o de la dirigencia política, podríamos decir que, al día de hoy, no estaría mal el desarrollo de las comunas. Tardó nueve años en implementarse la ley, y a casi tres de haberse elegido las primeras juntas comunales, deberíamos estar en un proceso avanzado. Pero no es asi. El movimiento comunal tuvo su origen en el 2001 con el desprestigio de la clase política. Hubo una suerte de decisión que hizo que los partidos políticos ampliaran la participación popular porque se les venía la noche. A partir de ahí, decidieron implementar algo que ya correspondía por ley desde hacía un montón de tiempo, que es la elección de juntas comunales. Particularmente, siempre me interesó mucho el tema de la participación, ya sea en los partidos políticos, las comunidades o de la manera que sea. Fue algo que seguimos en la primera elección comunal. En ese momento, estaba en la Defensoría e hicimos un trabajo sobre la comunicación del Ejecutivo con respecto a lo que es la difusión de las comunas y la difusión de la elección. El resultado fue bastante pobre. Ahí hay una decisión política que no la atribuyo exclusivamente al PRO o a su extracción ideológica, si no a esto que decía al comienzo: cualquiera que se sienta en el Ejecutivo o en el gobierno, no tiene intenciones de descentralizarlo o repartirlo.
-No es inocente….
– No, para nada. Lo podes verificar en la práctica cuando ves que hay poca comunicación y la poca que hay es amarilla, el color del PRO. Hay una intencionalidad en ambos sentidos. Eso por un lado. Me parece que, al sentirse obligados a iniciar este proceso a partir del contexto general del país, -con la situación política, social y económica mejorada, a partir de los gobiernos de Néstor y Cristina-, el Ejecutivo ve de qué forma da marcha atrás en este proceso de democratización. No solamente no avanza en la construcción de los gobiernos comunales sino que también, ha tenido mucha imaginación para frenarlo. Uno es el decreto de las UAC (Unidades de Atención Ciudadana) que es anterior a la asunción de las Juntas Comunales. Un grupo de compañeros tuvieron la buena voluntad de presentar un amparo en la Justicia y ahora en julio, en medio de la feria, el Tribunal Superior de Justicia falló en contra de esta iniciativa, sin resolver la cuestión de fondo. El Tribunal Superior de Justicia no dice que el Ejecutivo tiene razón o que le corresponde al Ejecutivo crear las UAC sino que estas personas que presentaron el amparo no tienen derecho a pedirlo porque no son perjudicados por una medida de gobierno.
-¿Ese es el argumento para el fallo?
– Si. Digamos que si un particular hace un amparo o cualquier pedido a la Justicia, ésta no es tan rigurosa en la forma como con ella misma. Quienes realizaron el amparo fueron diputados de la Ciudad. Lo conveniente hubiera sido pedirle a los comuneros electos que participaran del amparo y lo hicieran para que no hubiera justificación para la superficialidad. Cuando se presentó el decreto 251, una más de las medidas que se están tomando para frenar este proceso de la construcción de gobiernos comunales, trabajamos en conjunto con los comuneros del Frente para la Victoria. Les sugerimos que, siendo ellos parte interesada, presentaran el amparo. Son damnificados directos porque las funciones que redefine el decreto 251 -en cabeza de cuatro gerentes y subgerentes para cada comuna-, son exclusivas de la junta comunal y del consejo consultivo.
-¿Gerentes y subgerentes? ¿Se puede utilizar esta terminología aunque sea una función pública?
– Si. Es muy del PRO esto. Hay muchas gerencias diseminadas por organismos de control. El problema con el decreto no es solo la denominación del cargo sino su función, la cual, igualmente estaría violando la Constitución de cualquier forma. De hecho, cuando uno lee el decreto dice “no encuentro nada de malo que el Ejecutivo designe administradores –si no te gusta la palabra “gerentes”-, subsecretarios, directores generales, directores, todo lo que le corresponde a la carrera municipal. El problema es que cuando llegas al anexo 1, que describe los cargos y funciones, éstas son competencia exclusiva de los comuneros y del Consejo.
-¿Ves una mayor participación o interés participativo del ciudadano de Buenos Aires?
– No. No lo veo pero también hay una política para que eso no pase. Por ejemplo, entras en la página del GCBA, a la Secretaría de Gestión Ciudadana, que hay dos o tres proyectos dando vuelta para que los vecinos voten. Primero te tenés que loguear con lo cual tienen acceso a tus datos. La más maravillosa fue una propuesta en el barrio de Flores que habla de un pasaje que está detrás del Banco Nación. Por lo que pudimos recabar entre compañeros y vecinos, está detrás de una iglesia y hay gente en situación de calle deambulando por ahí. Un pasaje que no tiene seguridad y está descuidado. El concepto de participación ciudadana para el GCBA a través de su página web, es una sola pregunta que dice “¿Que quiere hacer usted con el espacio público de este pasaje?” y se abre a dos opciones. “Los arbustos que vamos a poner, ¿los quiere podados geométricamente o de forma libre?”
-¿Eso te preguntan?
– No te preguntan qué querés hacer ni qué problema tiene. Podés utilizar ese medio para consultar. “Usted que es vecino…¿Cual sería la prioridad?”. No. “Vamos a poner canteros” y la única opción es “podado geométricamente o libre”. Parece una tomada de pelo. De las treinta y cinco respuestas, la mayoría no respondía ni por una o por otra. Una decía “le pondría mayor seguridad e iluminación” pero nadie criticaba la forma de preguntar. Solo uno decía que eso no es participación ciudadana. En un punto la gente se va acostumbrando a que la participación sea esa. Saber si se quiere podado “libre o geométrico”.
-¿Se puede luchar contra eso?
– Si. Creo que si y es militando todo el tiempo. En la calle, donde sea, esclareciendo este punto. La gente no es tonta. Si te sentás y hablas con la gente queda clarísimo que es una tomadura de pelo y eso no es participación. Aunque no hablemos de participación política sino de participación ciudadana.
-Pero cuando se plantean estas cosas, el ciudadano se enoja un poco y te dice “¿Que me queres decir?”. O sea, se ofende al tiempo que no participa.
– Es una construcción cultural que el PRO ha sabido hacer muy bien. Que va acorde a una cultura mediática y televisiva, de la inmediatez y el facilismo. Es muy trabajoso abstraerse desde ese lugar, que te lleva todo el tiempo ahí. Desde el prime time de los canales hasta la vida cotidiana. Y si… es más cómodo no tener que decidir a hacerlo. Desde el lugar de la decisión, prefiero opinar sobre la seguridad o la iluminación del pasaje detrás del banco y no la forma geométrica o libre de los canteros. Para que la democracia avance, tenés que involucrarte.
-¿Cuesta mucho que la gente se involucre?
– Si. Y les cuesta a los propios militantes que no le encuentran el agujero al mate. Es muy difícil remar contra la corriente. Es todo un discurso, parte de una construcción cultural que está muy arraigada. Sino el PRO no tendría el caudal de votos que tiene. Siempre es más comodo que te resuelvan las cosas que poner empeño en eso. Ahora, el tema es darte cuenta que no te están resolviendo nada.
-¿Puede ser que al ciudadano le interese más resolver lo micro que lo macro?
– Si, seguramente. Tenés toda una zona –la zona norte-, que es su mayor caudal electoral. La Ciudad recauda pero no invierte. No genera empleo ni industria. Eso lo hace la política nacional. La Ciudad redistribuye y reparte. Invierte en algunas zonas –norte-, que son las del electorado de Macri, y donde la inversión es poca. Es una zona que no viene con grandes atrasos. No hubo planes de vivienda en la Ciudad, durante toda la gestión de Macri. La zona norte no lo necesita. Tiene gran poder adquisitivo. No usa la escuela pública ni los hospitales. Lo único que hay que hacer es tenerle la vereda en orden, que anden bien los semáforos, y la basura: alumbrado, barrido y limpieza. Y bien que se cobra el ABL, otra fuente de ingresos que tiene la Ciudad. En la zona sur, hay muchos extranjeros, ocupantes de tierras, no tienen hospitales ni escuelas. La primera política de Macri es expulsiva para esa gente. Que se vayan a la provincia de Buenos Aires y crucen la general Paz, que es lo que corresponde.
-Berni habló de repatriar a los extranjeros que cometan delitos ¿Qué opinás?
– Un extranjero que delinque es lo mismo que un argentino que delinque. Tiene un proceso y ese proceso dentro de la justicia, determina cual es el destino de esa persona. Si es inocente, es libre y si es culpable, va a la cárcel. No tiene mucho sentido la expatriación. Si está en territorio nacional y son derechos consagrados en la Constitución, tiene los mismos derechos y obligaciones que cualquier ciudadano argentino. Hay naciones con una política inmigratoria restrictiva. Nosotros no encuadramos dentro de esos países. Somos un país joven que no está superpoblado. No tiene esos problemas de escasez de mano de obra para determinados oficios. No somos EE.UU y México como para cerrar la frontera ni como para pensar que todos los extranjeros que ingresan a la patria son narcotraficantes. No tenemos ningún elemento que diga eso.
-Como ves la aplicación de la ley 3285 que fue de tu autoría?
– Uno de los primeros proyectos que presenté fue un pedido de informes respecto a la aplicación de la ley. Ahora estoy viendo que mecanismo utilizo, si presento otro pedido de informe, preguntándole al Jefe de Gabinete si conoce las reparticiones a su cargo. Éste fue el único pedido de informes que me respondieron y me dijeron “Acá no tenemos atención al público”. La ley 3285 dice que, anualmente, los agentes que atienden público dentro de la ciudad, deben recibir una capacitación anual en Derechos Humanos, Resolución pacífica de conflictos y Discriminación. En vez de hacer el relevamiento que le corresponde, me responde la Jefatura de Gabinete que no tiene personal que atienda al público. “No sabemos de que habla usted”. Esa fue la respuesta que es entre indignante y graciosa.
-¿Cómo te sentís en la Legislatura?
– Bien. Me sentía rara al principio. Me costó acostumbrarme porque estuve diez años en la Defensoría, que es un lapso prolongado dentro de un organismo. Además, son otros tiempos. Podía planificar ahí sabiendo que me iba a seguir quedando. Acá, en la Legislatura, los tiempos te obligan a hacer todo mucho más rápido. Sabes que tenes cuatro años para aprender, desarrollar y crecer. Poco tiempo. Cada lugar tiene su lógica y acá va cambiando cada dos años, que es cuando se renueva por mitades la Legislatura. Entonces tenes la incorporación de algunos actores y la ausencia de otros, por lo que cambia la lógica. También lo hace divertido y es un desafío permanente.
-¿Hay relación entre los bloques? ¿Se establecen pactos?
– Justamente hoy estábamos hablando en una reunión del bloque, hablando del pacto PRO-UNEN. En las últimas leyes, UNEN acompañó todas las votaciones y no nosotros. No me gusta hablar de pactos. Soy una persona con mucha voluntad de acuerdo. Siempre es preferible discutir hasta último momento, todo lo que haga falta para lograr la mejor legislación posible. No se si es la que uno quería pero si es la mejor que pudimos construir en conjunto. La verdad, me suena feo lo de “pacto” porque es como una acusación sobre algo que debería ser nuestra tarea permanente que es la de lograr acuerdos y consensos.
-Al fin y al cabo, ¿No es eso la política?
– Y si… represento a la gente. Asi como represento a quienes votaron al Frente para la Victoria, hay compañeros que representan a los que votaron por el PRO, y otros a UNEN. Lo ideal sería que todos nos pusiéramos de acuerdo. En cada uno de los proyectos con los que trabajamos, hay intereses encontrados porque la sociedad tiene intereses encontrados. Lo ideal es buscar y sacar la mejor ley que se pueda sacar. La verdad que pensar que no voy a votar esta ley o no voy a trabajar en función de ponerle la mejora que creo necesaria a esta ley, para que no me acusen de un pacto PRO-K, no me gusta nada. Tampoco trabajo de esa forma y no me importa. Por ejemplo, nosotros no votamos la ley de los bares en las plazas. Fue el PRO con UNEN. De cualquier forma es una ley con doble lectura. No se cómo votó el bloque la primer lectura. Nosotros llegamos para la segunda lectura. La estudié la ley y me hubiera gustado hacerle modificaciones. Se lo plantee a algunos compañeros diputados del PRO y me dijeron que no era posible porque ya tenía una votación de primera lectura. Si hubiéramos podido discutir las modificaciones, era probable que no esté en desacuerdo en acompañar bajo ciertas condiciones. Me pareció que era excesivo el metraje que tomaban para la instalación de los bares. No me parecía adecuado que fueran instalaciones permanentes. Y que era una ley que debería discutirse en cada una de las comunas porque eso es potestad de la Junta Comunal.
-Y volvemos de nuevo a las comunas.
– Exacto. Creo que estas leyes que implican el uso del espacio público, tienen que tener mucho debate y mucha discusión. Para eso hay que sentarse con la mente abierta. Estar dispuesto a escuchar y a que uno lo escuchen, involucrando a la mayor cantidad de vecinos. Que den su opinión quienes son los que diariamente transitan, trabajan y disfrutan la zona.
-¿Cómo evaluás la comunicación con respecto a lo que se está haciendo?
– A ver… uno de los temas que tomamos que fue el pedido de ascenso del juez Martín Farrell. Ahí construimos una mayoría que no teníamos inicialmente porque fue propuesta del PRO. Lo trabajamos bastante tiempo en una suerte de interbloque con UNEN y Graciela Ocaña y su bloque. Terminamos acordando con el PRO. ¿Tuvo difusión? Si, en los medios más afines al FPV. Clarin lo sacó en página 5, un pie de página, chiquito y a favor de Farrell. Fue la única vez que lo sacó. Nunca sacó en tapa que el PRO quiere nombrar juez a un acusado por el derrumbe de Beara y las dos chicas muertas. No es que se desconozca. Tampoco creo que sea culpa de los compañeros periodistas sino las grandes corporaciones que tienen intereses.
-¿Y la urbanización de las villas?
– Es un tema complejo y tristísimo. Hace un tiempo que vengo diciendo que la toma de tierras y la usurpación es un delito pero también es como que el que roba pan porque tiene hambre. Esta gente, de la villa 20, hace diez años que tiene pendiente la ejecución de la Ley 1770. Pasaba todos los días por ese lugar y lo vi crecer en cuanto al arrumbamiento de autos. Era un predio que usaba la Federal para dejar los autos que incautaba. Como dijo en algún momento Gustavo Vera, tardaron más tiempo en sacar los autos que a la gente. Es criminal que la gente no tenga donde vivir. Que construyan casas de chapa en un terreno contaminado y después desalojarlo. Es responsabilidad del Estado. Hay un déficit de vivienda en zona sur impresionante, que no se suple fácilmente. El Gobierno nacional puso el plan PROCrear que no alcanza porque Macri no hizo viviendas y los gobiernos anteriores, pocas. Hace poco estuvimos visitando la Pirelli con una unidad que debe constar, con suerte, de nueve departamentos, que terminó de hacer Macri, que había recibido de la gestión Telerman. Incluso algunas unidades habían sido construidas por el gobierno de Anibal Ibarra, que tampoco eran muchas.
-¿Que le falta al FPV para consolidarse como una alternativa en Capital Federal y supere el 23% de los votos….?
– Esa es la pregunta más difícil de todas. Insisto en esto que te decía hace un rato. Es un tema cultural. Hay una cuestión aspiracional de los habitantes de esta ciudad. Por ejemplo, hay gente de Lugano que se opone a los asentamientos, a la urbanización de las villas y a que ciertos “nuevos” habitantes del barrio –que tienen diez años de nuevos….quiero decir-, tenga una vivienda barata y social, de las que provee el Estado. Si te fijas, todas las viviendas que están alrededor fueron, en algún momento, una vivienda social que dio el Estado. Ellos han sido beneficiarios de una política que hoy les niegan a sus vecinos porque son extranjeros, son más morochos, o lo que sea. Digo, me parece que es como cuando pensas en acciones para hacer con tus hijos y no tenes la capacidad de rememorar tu propia infancia y tu propia conducta.
-Suele pasar esto…
– Si, si. En este caso, es lo mismo. Cuando la gente no puede ver el sufrimiento del otro, el mismo que le pasó a él hace años atrás. Ahí hay una brecha de la cual hay que volver de alguna forma. Esto es solo, me parece a mi, trabajo militante. Casa por casa, vecino por vecino. Es una gran reflexión conjunta. Miremos nosotros para atrás y veamos al compañero que hoy está en la mala.
-Hablabas de militancia, se puede decir si o no…
-En la vida se puede decir si y no.
– Si, pero está la idea que en la militancia van todos para adelante, de manera un tanto ciega…
– Nunca estuve de acuerdo con esa práctica. Siempre fui muy conflictiva desde ese lugar. No soy de callarme la boca y suelo decir lo que pienso en cualquier ámbito. Me gusta la gente que dice lo que piensa en cualquier ámbito. Por eso siempre formo equipos de trabajo. No trabajo sola. No me gusta trabajar sola. Siento que el que trabaja solo, toma malas decisiones. Tenes que caminar la calle y hablar con la gente. Con la que está sufriendo el asentamiento y con el vecino que teme por la inseguridad de no saber quien está y que es lo que pasa, por más que sean cuestiones subjetivas. Tenemos que escucharla. Saber que le pasa y que ellos también me quieran escuchar a mi. Prefiero todo el tiempo, multiplicidad de voces y si son más heterogéneas, mejor.
– Si por la puerta de este despacho, entrase la María Rosa que recién empezaba a militar, ¿Qué le dirías?
– Estoy bastante satisfecha con el camino que hice para llegar hasta acá. Uno siempre extraña la fuerza de la juventud. Quizás me hubiera gustado llegar antes, para tener más energía. Siento que, en ningún momento de este camino, resigné lo que pensaba.