Los vecinos presentarán un proyecto para derogar la ley de bares en plazas

Vecinos de distintas agrupaciones zonales redactaron un proyecto de ley para derogar la norma 4950 que habilita instalar bares en plazas y parques porteños de gran extensión.

Apenas avalada la norma se inició una movilización barrial en Parque Chacabuco. Este verano repercutió en Parque Patricios. La experiencia en ambos casos sirvió para elaborar el texto que se presentará el 4 de marzo en una conferencia de prensa.

Fuentes vecinales adelantaron a Pura Ciudad el texto parlamentario en cuestión. Con un solo artículo, que llama a derogar la ley 4950, sus considerandos explican: “La presencia de bares en los parques les quita a los espacios verdes su esencia, arruina el paisaje y afecta la salud de las plantas y los animales que en ellos habitan​ ​(biodiversidad)”.​

“Las malas costumbres urbanas y la contaminación se incrementan​​ cuando deja de ser un escenario “natural” y se antropiza en demasía, ​constituyendo un escenario urbano más”, agrega el texto y explica: “La necesidad de más y mejores espacios verdes en la Ciudad, se contrapone con la idea de la impermeabilización de los pocos existentes y, además, con el incremento de actividades comerciales fuera de lugar”.

“Demostrada está la tenaz oposición vecinal a su implementación, como son los casos de Parque Chacabuco, Parque Centenario, Parque Patricios y Parque 3 de Febrero donde, además, se lo pretende instalar en un edificio del siglo XIX catalogado como patrimonio arquitectónico”.

““Para los gobiernos, el ambiente es una cuestión ajena, que no merece una importancia relevante como para estar en la agenda. Hay algo que vemos en todo el planeta: la gobernabilidad está en manos de gobernantes culturalmente casi primitivos”.  Estas frases fueron pronunciadas en abril del ​año​ 2014 ​ por el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, durante la presentación de la Oficina de Justicia Ambiental”, citan en la defensa.

“Esta propuesta se hace con el propósito de mantener a los espacios verdes de la ciudad como garantes del mínimo contacto con la naturaleza que necesitan sus habitantes y ocasionales visitantes que, como los que habitan el Gran Buenos Aires, carecen casi totalmente de ellos”, concluyen los considerandos.