Los clubes aristocráticos de la Ciudad aún no dejan afiliar mujeres

CUBA, el Jockey y el Círculo de Armas restringen al mínimo la permanencia femenina por reglamentos internos y tradición.

CUBA, el Jockey y el Círculo de Armas restringen al mínimo la permanencia femenina por reglamentos internos y tradición.

En la Ciudad de Buenos Aires perduran instituciones centenarias como los clubes aristocráticos. Puertas para afuera representan una pintoresca gema que trae la Vieja Aldea de otras épocas. Bajo la lupa del presente, con reclamos vigentes contra la desigualdad y exclusión, hace ruido lo bien que se preservan sus códigos y reglamentos, entre ellos el de no afiliar mujeres. Hay telefonistas e incluso esposas que asisten a la vida social, pero la igualdad de tener el mismo carnet que los varones está pendiente.

Las mujeres pueden entrar siempre y cuando lo hagan con un señor que sea el socio. Ellas pueden ser ‘vigentes’ pero no pueden asociarse, explica a Clarín una fuente del Jockey Club en estricto off. En la sede de San Isidro pueden permanecer, pero en la sede social de Recoleta hay lugares a los que no pueden entrar”.

“En la sede de Alvear las mujeres pueden entrar al comedor, pero nada más. No pueden hacer actividades allí, porque son todas de hombres”. Son: boxeo, squash, ir a los saunas o a los baños turcos.

Contesta alguien del Círculo de Armas: “No podemos hablar del reglamento interno, es algo que no podemos ventilar, es un tema de socios”.

En CUBA responde alguien con tono más amable: “Las mujeres están completamente incorporadas a la vida social y deportiva del club”. Sobre si pueden haber socia socias contestan: “No todavía. Pero vamos a continuar con los procesos necesarios para que la incorporación sea plena. Vamos en camino a eso”. A la sede social de la calle Viamonte “sólo pueden ingresar al comedor, no pueden usar la pileta ni hacer ningún deporte”.

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