Leila Guerriero ganó el premio de periodismo Manuel Vázquez Montalbán
La célebre cronista es vecina de Villa Crespo y recientemente la distinguieron como Personalidad Destacada.
La periodista Leila Guerriero, vecina de Villa Crespo (Comuna 15) y recientemente declarada Personalidad Destacada en el ámbito de la Comunicación Social y de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, ganó el Premio Internacional de Periodismo Manuel Vázquez Montalbán en la categoría Periodismo cultural y político, que otorga el Colegio de Periodistas de Cataluña.
La entrega del premio tendrá lugar el próximo 18 de noviembre, a las 18:30, en la Sala de Actos del Colegio de Periodistas de Cataluña.
El nombre de Leila Guerriero fue elegido por unanimidad entre los miembros del jurado, que conformaron Neus Bonet, decana del Colegio de Periodistas de Cataluña, Ana Cristeto, directora de El Periódico de Catalunya, Carles Revés, director del Área editorial del Grupo Planeta, Tomàs Delclós, periodista de El País y Josep Cuní, periodista colegiado.
“A través de sus artículos, crónicas y libros ha puesto de manifiesto y relevancia la necesidad, la importancia y la fuerza del periodismo. Un oficio que no sólo insta a ir, ver, volver y explicar, como ella misma ha descrito, sino también a contestar para qué, por qué y cómo se escribe”, definieron por motivos de la elección desde el jurado.
El premio se creó en 2004 en homenaje al escritor y periodista Manuel Vázquez Montalbán, fallecido en 2003.
En la sesión ordinaria del 10 de octubre de este año, se aprobó un proyecto del bloque Evolución, con la firma del legislador Marcelo Guouman, para distinguir a Guerriero como Personalidad Destacada de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el ámbito de la Comunicación Social y de la Cultura.
Los fundamentos señalan: “Leila Guerriero es uno de los grandes nombres del periodismo narrativo en Latinoamérica. Según la autora, este subgénero literario representa la convicción de que las historias deben ser narradas atendiendo a la forma del texto, el uso del lenguaje, el ritmo y el clima que son tan importantes como la historia que se va a contar. Esta noción implica narrar los hechos de la realidad con datos fehacientes y rigurosos, pero sin descuidar “el cómo” de esa narración”.
“La periodista y escritora argentina nació en 1967 en Junín, Provincia de Buenos Aires, y estudió turismo, carrera que terminó pero no ejerció. Dio sus primeros pasos en el periodismo en 1992, cuando consiguió trabajo como redactora en Página/30, la revista mensual del periódico Página/12. Luego de enviar un cuento titulado “Kilómetro cero”, recibió al poco tiempo un llamado de Jorge Lanata, quien era el director del diario en ese momento”.
“Desde entonces, la figura de Guerriero creció exponencialmente hasta convertirse en una referente indiscutida del género “crónica” de habla hispana. Sus trabajos se publican en diversos medios como La Nación y Rolling Stone, de Argentina; El País y Vanity Fair, de España; El Malpensante y SoHo, de Colombia; Paula y El Mercurio, de Chile, entre otros. Además, es editora para América Latina de la revista mexicana Gatopardo. También es directora de la colección Mirada crónica, de la editorial Tusquets Argentina; realiza trabajos de edición para Ediciones Universidad Diego Portales, de Chile, y desde 2016 dirige la Especialización en periodismo de la Fundación Tomás Eloy Martínez (Buenos Aires)”.
“Publicó libros de no ficción en Sudamérica y España -que han sido traducidos al inglés, el italiano, el portugués, el alemán, el francés y el polaco-. Algunos de ellos son: “Los suicidas del fin del mundo” (2005), la crónica que relata una ola de suicidios ocurridos en Las Heras, un pueblo petrolero de Santa Cruz, a fines de los años noventa. La particularidad de este relato reside en que la mayoría de los muertos tenían alrededor de veinticinco años y eran habitantes emblemáticos de la ciudad, hijos de familias modestas pero tradicionales. Sin embargo, la lista oficial de esos muertos nunca fue confeccionada. Leila Guerriero viajó a este lugar de la Patagonia, interrogó a los familiares y amigos de los jóvenes suicidas, recorrió las mismas calles y visitó cada rincón del pueblo. El resultado es una historia cruda que no sólo reconstruye los episodios trágicos de esos años, sino que muestra magistralmente la vida cotidiana de una comunidad alejada de las grandes ciudades”.
“En el libro “Una historia sencilla” (2011) la autora narra un viaje que hizo al interior del país en enero de 2011 para contar la historia de una competencia de baile folklórico: el Festival Nacional de Malambo de Laborde, Córdoba. Periodistas españoles han elogiado esta obra argumentando que el libro “desentraña el misterio de ese fenómeno de masas que mueve a miles de jóvenes –de clase humilde– a sacrificar su tiempo, su régimen alimenticio, su fortaleza física, e incluso su precaria economía para participar en ese certamen. Pese a lo particular de lo narrado, la historia trasciende el localismo para adentrarse en ese lugar común en que se ha convertido el concepto de la condición humana” (Cayetano Sánchez, Canarias 7)”.
“Su obra “Plano americano” (2013) es una recopilación de veintiún perfiles de personas iberoamericanas relacionadas con el arte y la cultura, entre ellos: Nicanor Parra, Idea Vilariño, Rodolfo Fogwill, Guillermo Kuitca, Sara Facio, Marta Minujín, Ricardo Piglia y Roberto Arlt, por nombrar algunos. Cada uno de estos textos es un gran ejercicio de periodismo cultural y una propuesta literaria de altísimo nivel. Con la minuciosidad, precisión, elegancia que la caracteriza, la autora propone, en cada perfil, una inmersión profunda en el universo de un creador”.
“En “Zona de obras” (2014) la autora se pregunta por qué, para qué y cómo escribe un periodista; de qué está hecha su vocación y qué es lo que le da sentido en estos tiempos. Este libro reúne columnas, conferencias y ensayos que Guerriero articuló en torno a esas preguntas y que fueron publicados en diversos medios o leídos en encuentros literarios en América Latina y en España. En él, Guerriero se cuestiona cómo y cuándo nace la pulsión por escribir; de qué manera se alimenta y por qué vale la pena llevar un texto periodístico a su máximo potencial expresivo. Es un libro sobre la escritura de no ficción pero, también, sobre el cine, el cómic, las artes plásticas, la infancia, y cada una de sus páginas sostiene la convicción de que el periodismo no es un género menor sino un género literario en sí mismo”.
“En el libro “Voltios. La crisis energética y la deuda eléctrica” (Planeta, 2017), Guerriero coordina la investigación de dieciséis periodistas que cuentan lo sucedido en diciembre de 2013: una ola de calor dejó sin energía eléctrica a casi doce millones de personas en la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano. Las calles se llenaron de vecinos furiosos que quemaban neumáticos y se manifestaban pidiendo la solución del conflicto. Tras una profunda investigación sobre el tema, los periodistas coordinados por Leila obtuvieron datos relevantes tales como que un usuario de Edenor tiene un promedio de veintisiete horas sin luz al año y uno de Edesur, cuarenta; el único país de la región con esa duración de cortes es Jamaica. Según el Ente Nacional Regulador de la Electricidad (Enre), desde 2012 más de diez millones de usuarios sufrieron cortes reiterados cada año. “Voltios” hace una pregunta que a priori parece sencilla pero que a su vez cautiva por lo directa y necesaria: ¿Por qué se corta la luz? ¿Quiénes son los responsables de que algo tan básico y fundamental para la vida diaria falte en pleno siglo XXI? ¿Qué hay detrás de la crisis energética? Este equipo de dieciséis periodistas intenta responderlas. Para ello entrevistaron a los ex ministros Julio De Vido (de Planificación) y Juan José Aranguren (de Minería y Energía), a los presidentes de Edenor y Edesur, entre decenas de protagonistas que dan su visión de los hechos, muchas veces contradictoria, y dejan en claro que no hay respuesta sencilla”.
“Además, esta investigación muestra los daños colaterales: las historias de la gente que padece los cortes; vecinos de Balvanera que pasaron tres meses sin energía eléctrica, niños muertos en incendios causados por una vela, comerciantes y empresas que están a un paso de la quiebra y ancianos atrapados durante días en sus departamentos. Es una investigación valiente, exhaustiva y necesaria que aborda una problemática social muy preocupante”.
“En el año 2010, Leila Guerriero ganó la novena edición del premio de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano -FNPI- en la categoría texto, por su crónica “El rastro en los huesos”, un relato brutal, y a la vez exquisito, acerca del trabajo que realiza el Equipo Argentino de Antropología Forense que identifica los restos de desaparecidos en la dictadura militar”.
“Se trata de un texto profundo y sensible que evidencia un trabajo de investigación muy arduo por parte de la autora. Guerriero se adentra en la vida de cada uno de los integrantes del Equipo Forense, indaga en la pasión que esos hombres y mujeres tienen al realizar su trabajo y también en sus contradicciones, sus angustias y preocupaciones; a su vez analiza la relación del Equipo con los familiares de desaparecidos que buscan una respuesta para cerrar esa historia dolorosa”.
“Esta crónica evidencia, en primer lugar, la calidad de la escritura de Leila Guerriero quien maneja el lenguaje de manera magistral; y en segundo plano, demuestra que es posible abordar nuestra historia reciente desde una perspectiva singular y comprometida. “El rastro en los huesos” resulta un aporte muy enriquecedor para nuestra cultura y para la promoción y defensa de los derechos humanos que contribuye indefectiblemente a fortalecer nuestra democracia”.
“En 2013 también ganó el premio de periodismo González Ruano (Fundación Mapfre) y en 2014 recibió el Diploma al mérito en la categoría Crónicas y Testimonios otorgado por la Fundación Konex. Sin dudas estamos ante la presencia de una periodista y escritora consagrada que ha dado sobradas muestras de talento en sus trabajos; que demuestra con cada publicación la pasión por el oficio de escribir y también la curiosidad y sensibilidad intacta que todo buen periodista debe tener. Dice Mario Vargas Llosa a propósito de la autora: “El periodismo que practica Leila Guerriero es el de los mejores redactores de The New Yorker, para establecer un nivel de excelencia comparable: implica trabajo riguroso, investigación exhaustiva y un estilo de precisión matemática”.