La suba del canon, detrás de los rumores sobre el destino de la Catedral del Polo en Palermo

Para afrontar el alquiler del predio, de un alto valor inmobiliario por la zona en que se encuentra,  la Asociación Argentina de Polo tiene en carpeta un proyecto para construir locales comerciales. 

El Campo Argentino de Polo de Palermo, levantado a fines de los años veinte en terrenos militares de Dorrego y Libertador, es, además de un predio con nivel internacional, el punto de encuentro donde los sectores pudientes se ven las caras y comparten fraternidad mientras, sobre el verde, los caballos mueven lustrosas crines de lado a lado mientras jinetes playboy ejercen la maestría del handicap. La foto panorámica de esta esquina porteña muestra cómo se mantiene viva la tradición de bisabuelos, abuelos, padres e hijos, todos ellos miembros selectos de una forma de hacer poder real en Argentina.

Mientras la Administración de Bienes del Estado (AABE) reordena el uso del patrimonio público nacional, como las hectáreas de Libertador y Dorrego, la Asociación Argentina de Polo (AAP) renegocia con ella cuánta plata pagarle por mes por el uso de esa tierra. Esta es la versión consensuada por todas las partes.

“Primero, la AAP tiene el contrato vencido. Cuando llegamos había 93 por ciento de los contratos vencidos; por ejemplo el Paseo de la Infanta (Libertador y Bullrich), entre otros. Hace más o menos dos años que la AAP lo tenía vencido. Con nosotros debaten el canon. El que pagaban hasta diciembre pasado era de 200 mil pesos. Lo renegociamos y lo subimos a 500. Estamos en etapa de renegociación. Son tierras caras y deben pagar aún más, por eso las negociaciones”, dijeron voceros de la AABE a Pura Ciudad.

Según un texto de Mauricio Giambartolomei, las autoridades de la AAP tal parece que pensaron hacer locales bajo las gradas para afrontar este nuevo cuadro. También idearon un comedor sobre Dorrego y cuatro torres de viviendas (300 metros de largo y 180 de ancho) en torno a la Cancha N° 2. Hasta hay rumores sobre un grupo inversionista de Estados Unidos que al parecer mostró interés en costear este desafío urbano. Otra versión, difundida por la revista Polo World Magazine, postula que el Ministerio de Desarrollo Urbano de Capital habría de mudar las canchas al Hipódromo (en frente) para dar lugar a un emprendimiento inmobiliario más amplio.

“En relación a lo del proyecto inmobiliario, es algo que no nos compete. Si hay idea de desarrollo, acá nunca se plasmó nada. No tenemos proyecto —ratificaron en la AAEB—. Ninguna gestión (Ciudad o Nación) nos acercó alguno. Nosotros negamos esta versión rotundamente. No sabemos dónde surge la información; no tenemos nada, nos enteramos por lo diarios y la gente de la AAP en forma informal; no hubo grupo inversor según tenemos entendido. Hay que ver, en caso de que la AAP quisiera hacer edificios, qué tipo de proyecto urbano piensan. Habría que hacer un estudio de zonificación de la tierra. Hasta ahora, sólo está la renegociación entre la AAP y la agencia. Esta semana habrá novedades sobre el tema”.  

“Si se filtró es porque algo había”, contaron fuentes entendidas en el mundo del polo. Aún así, desde la AAP se esforzaron en desdramatizar el momento. En la Agencia Nova publicaron: “Ni el presidente de la Asociación Argentina de Polo, el Sr. Francisco Dorignac; ni su hijo, el Sr. Agustin Dorignac, tuvieron nunca conversaciones con el Gobierno Nacional sobre este tema. En lo concerniente al Campo Argentino de Polo en Palermo, la Asociación Argentina de Polo mantiene la misma relación desde 1928 con la Y V Dirección de Remonta y Veterinaria del Ejército Argentino”. El texto está firmado por Javier Figoli, jefe de prensa de la AAP.

Ante PuraCiudad, días más tarde, sin desmentir que ellos hayan elevado al gobierno un proyecto para construir locales comerciales, ratificó: “Por el momento no tenemos nada que decir… Desde 1928 hasta hoy, la AAP tiene la misma relación con la Dirección de Remonta y Veterinaria. Hasta ahora no estamos informados de nada, se está hablando sobre supuestos, pero nosotros por el momento seguimos igual que siempre”.

A pesar de la desmentida, hubo una voz fervorosa que condensa el pensamiento del sector asiduo a las canchas. “Sería inentendible que se perdiera el mayor escenario de polo mundial (…) Hay muchos otros proyectos de mayor impacto socioeconómico y grandes áreas de gasto público improductivo susceptibles de reducción”. Las palabras, entre ofuscadas y alerta ante un mal final, pertenecen a la Tribuna de Doctrina del diario La Nación. El 25 de julio, por un rato, se apartó de condenar la “pesada herencia”, recetarle al presidente cómo encausar la economía y otras menudencias de turno para hacer una defensa enfática sobre uno de los grandes bastiones simbólicos de la cultura oligárquica nacional. Tal fue la tensión en este sector que el diario preferido del establishment no dudó en hacerle un tirón de orejas a la gestión capitalina, hermana menor del Cambio en Casa Rosada.

En forma extraoficial, el entorno del Jefe de Gobierno desestimó todo tipo de planes urbanos en las canchas. En tono oficial, el Vicejefe de Gobierno, Diego Santilli, salió a aclarar que las tierras no son de Ciudad y que está fuera de la agenda del Ejecutivo local poner cemento a los pastos donde los mejores caballos del país se miden cuerpo a cuerpo los fines de semana.

En el Código de Planeamiento Urbano de la CABA, el Campo Argentino de Polo se detalla como “Distrito E4 – 54” (023-104): Equipamiento Especial. Según reza el texto oficial, “Los específicos de la actividad principal de que se trate y los usos complementarios y conexos necesarios para el desarrollo de dicha actividad. (…) Mientras el uso principal se mantenga y las intervenciones y/o nuevas construcciones complementarias no superen el 20% de la superficie total de la parcela, corresponde la intervención de la Autoridad de Aplicación por todo acto o disposición de carácter edilicio. Cuando la situación del predio pretenda ser alterada afectando una superficie superior al 20% del total de la parcela, o se incorporen usos que alteren el carácter predominante, o se pretenda desafectar el uso principal de la misma, la cuestión deberá ser sometida a estudio de la Autoridad de Aplicación, la cual evaluará la propuesta remitiéndola a la Legislatura para su tratamiento”.

También por Actividad (Anexo 4.1) está catalogado como Servicios Sociales y Deportivos con Actividades Incómodas o Peligrosas (nomenclador 949027). En el mapa del Código de Planeamiento Urbano (http://www.ssplan.buenosaires.gov.ar/webfiles/mapa_cpu.php), actualizado a diciembre del año pasado, la zona del Campo de Polo se encuentra en gris, sin catalogación alguna. El vecino Hospital Militar comparte la situación, por depender en forma directa a Defensa y Casa Rosada.

De todas formas, distintos sectores vecinales ligados a la defensa del patrimonio porteño ven esta situación con desconfianza. Un estudio del Observatorio del Derecho de la Ciudad reza que desde el 2007 se privatizaron o concesionaron a privados más de 200 manzanas de terrenos públicos, lo que equivale a un barrio entero. No descartan que el precio del metro cuadrado de los terrenos pese más a la hora de evaluar el emprendimiento inmobiliario. ““Estamos en manos de una gente peligrosa porque los negocios inmobiliarios son su zanahoria y están muy acostumbrados a que no pase nada”, resumieron ante este medio.

Algunos van más allá y ven de fondo una maquinaria bien aceitada para lucrar con las tierras públicas, apuntan a Héctor Antonio Lostri, exsecretario de Planeamiento y actual interventor de Fabricaciones Militares. Según fuentes entendidas, su rol en Defensa también contempla desprenderse de vastas tierras públicas castrenses para que grupos privados levanten edificios y complejos de vivienda.

En su paso por Ciudad Lostri fue denunciado en varias oportunidades; en varias ocasiones fue absuelto. Se lo acusó de negligencia en el derrumbe de edificios históricos (San Juan 2800) y en hacer operaciones inmobiliarias incompatibles con su lugar en un cargo público.

“Esperamos que esta infeliz iniciativa no encuentre eco en ningún despacho público, puesto que no hará más que perjudicar el prestigio del país cuando más están empeñadas las actuales autoridades nacionales en recuperarlo”, terminó de vitorear el encendido editorial de La Nación. Casi como una advertencia, el diario de los Mitre posa un círculo rojo en la frente de funcionarios porteños y de Casa Rosada. Mientras tanto, a gusto de la alcurnia local, los mejores caballos de crines lustrosas aún se baten cuerpo a cuerpo los fines de semana en esta esquina acaudalada de Libertador y Dorrego.

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