La noche que la masonería porteña abrió sus puertas al público

Hicieron una Tenida Blanca con acceso libre. Respondieron preguntas y contaron sobre su labor cotidiana.

Hicieron una Tenida Blanca con acceso libre. Respondieron preguntas y contaron sobre su labor cotidiana.

El sábado pasado en el Palacio Cangallo de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones (Perón 1242) se hizo una Tenida Blanca, un evento libre y gratuito abierto al público en general para compartir historia y prácticas de esta “institución esencialmente filosófica, filantrópica y progresista”. “Se la ama o se reniega de ella, pero forma parte de la historia de la humanidad”, afirman sus integrantes.

Más de un centenar de vecinos y turistas se ubicaron en los asientos laterales del tradicional Salón República. En su muro de ingreso está el cuadro “Energía Universal” de Enrique Fabris, con distintos símbolos, como una esfinge (“descúbrete a ti mismo”, explicará luego uno de los masones). El techo tiene una pintura que representa el cielo. Al entrar uno está bajo la luna, en la noche. Hay un degradé que lleva hacia la luz, hacia un bajorrelieve con alegorías masónicas en la otra punta como el mundo, deidades y el célebre compás. Al pie de esta claridad está el histórico baldaquino de madera, con una talladura del Ojo que Todo Lo Ve (el del billete de un dólar), rodeado por sillas labradas antiguas y banderas de todas las naciones. En este templete se han apostado Grandes Maestres como los expresidentes de la Nación argentina Domingo Faustino Sarmiento y Bartolomé Mitre, también Leandro N. Alem y José Roque Pérez.

En la jornada de este sábado en el baldaquino se ubicaron miembros de las dos logias organizadoras de la Tenida, Consuelo del Infortunio y Manuel Quiroga. También había masones entre el público presente y en los extremos del salón. Todos lucían traje negro. Algunos llevaban guantes blancos. Se identificaban por sus collarines, es decir, por telas coloridas sobre sus pechos. Algunos llevaban medallas colgadas del lado izquierdo. También lucían especies de fajas blancas con bordados alegóricos. Se estima que como estas, hay 600 logias masónicas en todo el país.

“Vamos a dar comienzo con el ritual”, dijo el juez masón ubicado bajo el baldaquino. Se escucharon dos golpes de mallete (martillo) y la misma voz en tono elevado preguntó: “Hermano primer vigilante, ¿qué es la francmasonería?”. Al pie del cuadro “Energía Universal” un masón de collarín rojo leyó en voz alta: “Es una orden iniciativa humanista, que busca la libertad, la igualdad y la fraternidad. El masón es un hombre librepensador que busca responder tres cuestiones: quien soy, de dónde vengo, hacia dónde voy”.

“Hermano segundo vigilante, ¿qué es una logia?”, insistió el juez. A su derecha, otro masón de collarín azul contestó: “Trabajamos en logias. Nos llega de la Francia de 1283, era el lugar de trabajo de reposo, de reunión. La logia era un local donde los masones comenzaban a labrar la piedra, donde dejaban sus herramientas. También deriva de sánscrito “universo”, los masones reunidos son fracciones de esa logia universal”.

“¿Por qué decimos que es iniciática?”, volvió a preguntar el juez. “La iniciación es el camino de la búsqueda de sí. La iniciación es un viaje permanente al interior de uno mismo. No se puede comunicar por palabras, hay que vivirlo”, respondió uno de los secretarios, a la izquierda del baldaquino.

Luego de varias preguntas cuya intención era dar información clave sobre el espíritu de la práctica masónica, abrieron el diálogo a los vecinos y turistas presentes. Entre las gradas había personas de todas las edades. Había familias con sus hijos, adultos mayores. Jóvenes con los celulares en alto, grabando los dichos de los jueces, secretarios y demás masones. También, había masones de otras logias, de “civil”, en los asientos.

A través del ida y vuelta, los masones contaron que se sustentan con el “óbolo mensual”, que no es otra cosa que la cuota, “como cualquier institución, como un club”, dijeron. Agregaron que parte de ese dinero es para la filantropía o para ayudar a miembros en apuros. “No queremos salir en los diarios por eso”, expresaron. En uno de los lugares donde lo hacen es en el Hogar Bernardino Rivadavia de La Plata, fundado hace más de un siglo.

Ante la consulta de sus reuniones, contaron que apelan a un plan de labor. Sobre lo “secreto” de la actividad masónica, uno de los secretarios dijo: “El secreto no se transmite en libros, que están al alcance de las personas, el secreto está en la vivencia”.

Aclararon que no se acciona en forma corporativa: “La masonería actúa a través de sus hombres, sus hombres deben estar donde deben estar”. “No hay un Papa de los masones”, graficaron. Sí dijeron que fruto de su actividad nacieron entidades de prestigio mundial como el Rotary Club  (el de la Ciudad de Buenos Aires se fundó en 1919), Club de Leones, Boy Scouts y hasta la misma Organización de Naciones Unidas (ONU).

Contaron los masones que en este Salón se discutieron grandes leyes de la Argentina, entre ellas la Ley Luis Sáez Peña de voto universal y la de divorcio, entre otras.

En cuanto a los ingresos, dijeron que el aspirante hace una serie de entrevistas con miembros estables. “Nos ha pasado de decirle que no a una persona, pero nunca lo han reprochado. En la charla se van dando cuenta que la masonería no era lo que en realidad buscaban”, manifestaron al respecto. Quienes sí lograron el ingreso iniciaron este camino de “perfeccionamiento personal”.

Esta Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones fue fundada el 11 de diciembre de 1857. El histórico edificio lo hizo el ingeniero Enrique Pellegrini, padre del expresidente Carlos Pellegrini. Desde el ingreso hasta el Salón República uno atraviesa un largo pasillo con escaleras. En varios muros hay cuadros con emblemas, tapas de libros y conferencias masónicas en otros países. También hay colgadas fajas de distintas logias.

Antes de llegar al Salón, hay una sala lateral donde se ha montado el Museo Masónico Hermano José de San Martín, que cuenta con el reconocimiento de la Masonic Library & Museum Association. Allí predominan las vitrinas llenas de medallas, con sus respectivas explicaciones. También hay placas recordatorias, estatuas de masones uniformados y hasta botellas.

Al igual que esta Tenida Blanca, el Palacio Cangallo abre sus puertas al público en la Noche de los Museos. Es uno de los lugares más concurridos durante esta actividad organizada por el ministerio de Cultura porteño. Junto al histórico edificio de Perón, se suma el Templo Hijos del Trabajo y la Biblioteca Federico Garrigós en Barracas (San Antonio 814). Si bien para los masones el único secreto está en la vivencia de integrar una logia, ese halo de misterio da lugar a todo tipo de especulaciones que atraen a los vecinos a interiorizarse de esta práctica, de la que participaron los padres de la patria, figuras de la política contemporánea y miles de ciudadanos con los que compartimos la vida cotidiana.

Fuente: Agenda Porteña

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