Juan Carlos Villalonga: “Lo verde es profundamente político”
A siete meses de asumir como titular de la Agencia de Protección Ambiental (APRA), Juan Carlos Villalonga recibió en exclusiva a PuraCiudad.com para dialogar sobre su gestión; los prejuicios propios y ajenos ante su desembarco en política pública, y las polémicas con las que se topó días después de asumir: la habilitación del Distrito Arcos, el primer shopping a cielo abierto de la ciudad de Buenos Aires, cuya apertura está frenada por una medida cautelar judicial. Su empinada carrera en la ONG Greenpeace y las prioridades actuales de la Agencia. Contaminación, Riachuelo, protección de animales, basura y construcción de torres en los barrios, fueron eje de una charla a fondo.
Buenos Aires, 2 de sepiembre de 2014 – Por Daniel Gaguine
-Juan Carlos, pasaron siete meses al frente de la Agencia de Protección Ambiental. ¿Cuál es tu evaluación de este medio año de gestión?
– La evaluación es muy buena porque, por un lado, y lo digo desde lo personal, era adaptarme a un ecosistema nuevo. Pudimos hacerlo muy bien con la gente que nos acompaña. Superamos el desafío de ser recién llegado a la gestión pública. Después hubo otro desafío grande para ordenar ciertos procedimientos que APRA tenía que realizar con un mayor nivel de eficiencia. Eso también se logró. Quizás demoró más tiempo del que hubiera previsto. Pensamos tener todo más ordenado en cuatro meses pero ya hemos perdido más del primer semestre. Ahora estamos en una etapa más pública, desarrollando actividades más propositivas o proactivas y no tanto de gestión interna
He recibido un gran apoyo que me ha hecho sentir muy bien y no estoy exagerando. No pretendo ser chupamedias de nada. Pudo haber actitudes especulativas de “¿este que hace acá?. Al contrario, hubo una apertura fenomenal, inclusive de respeto hacia mi trayectoria.
-Tu pasado como activista de Greenpeace….
– Claro. Nadie ha pretendido que cambie con respecto a lo que venía haciendo.
-¿Cambiaste acaso?
– No he firmado nada que ponga en entredicho lo que yo haya dicho en el pasado. Me han pegado por el certificado de aptitud ambiental por el caso del shopping de Arcos. Quien quiera leerlo, que lea la evaluación técnica que se hizo. Estoy muy conforme con el trabajo realizado. No hay ningún impacto ambiental del que uno pueda sentirse preocupado. Estamos hablando de una obra en la cual se hizo una reutilización del espacio existente. Un terreno baldío. Ni siquiera un espacio verde ni mucho menos. Eran galpones de ferrocarril de estructuras muy bellas que han sido refuncionalizados y reconstruidos. Algo que se hizo en decenas de lugares del país. Hubo críticas motivadas por otras razones que por algo que tiene que ver con lo ambiental. Entonces no he cambiado nada yo. Lo que si uno aprende en la gestión pública es que uno tiene que elegir prioridades y no puede hacer todo junto.
-¿Cuáles son tus prioridades al día de hoy?
– La prioridad es el Riachuelo y que la Ciudad se ponga al día. No porque esté mal sino porque la ciudad puede hacerlo. Puede cumplir 100% con sus obligaciones en cuanto al fallo de la Corte Suprema de Justicia respecto al saneamiento del Riachuelo. Puede tener un absoluto control industrial y realizar todo lo que tiene que hacer. Obvio que lleva más tiempo como la relocalización de los asentamientos en el borde del Riachuelo. Eso está en camino, en proceso. Estamos haciendo todas las gestiones posibles dentro de ACUMAR para que la recomposición del Riachuelo sea una realidad.
-Es clave el rol de ACUMAR.
– Si. Hemos presentado una propuesta hace un mes y pico atrás para modificar la resolución 3 de ACUMAR que define cual es la calidad de agua que se aspira. Hicimos todos los estudios de como puede ser mejorado. Presentamos una propuesta superadora a la resolución 3 que ahora se está discutiendo en ACUMAR, generando no poca polémica.
Ese es un ejemplo de que la ciudad puede hacer las cosas bien y que puede tener un rol de vanguardia en la discusión ambiental. Por supuesto, todo lo que significa la recomposición sanitaria, social y de vivienda en toda la cuenca. Ese tema es una prioridad donde APRA tiene un rol fundamental. El control industrial lo hacemos nosotros.
-¿Cómo es la relación con las empresas y la de ellas con el tema “contaminación”?
– Estamos haciendo todo lo posible para que esa relación sea buena y se entienda que la Ciudad está haciendo una acción sensata. No estamos pidiendo cosas imposibles de cumplir. Más aún, estamos re-potenciando nuestra área de producción más limpia para que pueda ser el organismo de asistencia técnica que puedan necesitar las empresas para reconvertirse o modernizarse. Al que encontras en falla, le das todos los elementos para que pueda reconvertirse. Hemos sacado recientemente una línea de “créditos verdes”. La solución no es que la empresa migre. Algunas por sus características, se tendrán que ir. Puede que ocurra eso pero no es la política que las empresas se vayan, sino que empiecen a producir más limpio. Por eso, APRA tiene un rol importantísimo en lo que es coordinar políticas de cambios climáticos. Para fin de año, vamos a hacer “Solar City”, un Congreso Internacional sobre Energía Eolar en ciudades, en ámbitos urbanos. Es lo que se viene ahora. Buenos Aires ha dado pasos importantes en energía, en mejorar la movilidad, “humanizar” el transporte extendiendo las áreas peatonales e incorporando la bicicleta como parte del sistema de movilidad en la ciudad.
-Igualmente, también está la política edilicia….
– La Ciudad tiene una presión habitacional muy fuerte. Primero, Buenos Aires es una ciudad urbanizada desde siempre y la tendencia es que lo siga haciendo. Tenemos que ser muy cuidadosos con los espacios verdes que tenemos ya que siempre están bajo presión. A ver, cuando ves que suceden tomas de terreno, de reasentar la gente, todo eso lleva a que tenes que urbanizar áreas no urbanizadas. Por otro lado, tenes una necesidad de generar áreas de servicio que años atrás no los tenías. Hoy en día, entra una cantidad de camiones enorme que no es racional seguir pensando que ingresen a la ciudad. Asi aparece la necesidad de una planta de transferencia de camiones en zona sur. Eso también es presión sobre zonas que no estaban urbanizadas. Entonces no es fácil la ecuación de cómo equilibrar el desarrollo urbano. Todos reclamamos vivienda digna para el que no lo tiene pero sepamos que eso es mayor ubanización.
-Está bien pero se edifican torres en barrios como Caballito y los servicios no dan a vasto
– Ahí concurren con una serie de factores. Algunos tienen que ver con la Ciudad, otros no. Hay servicios que no han sido actualizados desde hace décadas y décadas. No han acompañado la evolución de la ciudad. Lo mismo que los arroyos entubados y los pluviales fueron desarrollados con una ciudad y un clima que es el otro. Hoy tenes más gente viviendo, más urbanización y un clima que te genera episodios como las inundaciones del 2 de abril. Episodios que se pueden repetir, porque la tendencia es que se repita. La Ciudad se tiene que poner y actualizar en toda esa área. Lo que está haciendo el GCBA es adaptarse a esta nueva realidad. Los arroyos entubados y el sistema pluvial, todo el sistema local depende de Aysa. Otra infraestructura que quedó pequeña fue la eléctrica. Recordemos el colapso de las distribuidoras del verano pasado. La demanda supera a la oferta y la capacidad de distribución. No ha habido inversiones en los últimos diez años. La mayor densidad no fue acompañada por los servicios adecuados.
-Ok, pero los vecinos están que trinan por los servicios y se construyen las torres…
– Lo entiendo, pero quiero decir que tenes una realidad, con una demanda en que hay mayor cantidad de gente que quiere vivir en la ciudad. ¿Como administran las ciudades esa mayor demanda? Puede haber distintas estrategias. Las ciudades van a ser cada vez más compactas. No va a haber ninguna duda pero se harán a través de un tremendo esfuerzo para que se dé la manera más amigable posible. Con espacios verdes, cercanos a la gente. O sea, no podes hacer de la ciudad un lugar hostil sino que se pueda caminar, que este restringido el tránsito por ciertas arterias. Donde la bicicleta coexista con el auto.
-Si te pregunto por la basura…
– Es otro de los temas prioritarios a pesar de que la gestión de los residuos está dentro del Ministerio, en la subsecretaría de Higiene Urbana. Si hay una cantidad de residuos que maneja APRA como manejo especial. Residuos electrónicos y patogénicos. Por otro lado, estamos involucrados y colaboramos con lo que hace el ministerio. Creo que la ciudad ha dado un salto cualitativo y cuantitativo enorme. Cualitativo porque se ha pasado de casi la incomprensión del tema a la comprensión de la gravedad del problema y la necesidad de actuar en la dirección correcta. Me ubico en el año 2007 hasta el 2014 hay un cambio enorme. Cuantitativamente, ese cambio se puede ver en las curvas en la cantidad de basura enviada a los rellenos sanitarios. La ciudad hizo un declive importantísimo del 6% en el 2012 al 30% en el 2013. Este año va a continuar bajando.
-¿El porteño tomó conciencia del problema del medio ambiente?
– La gente tiene incorporada la cuestión ambiental en la cabeza. Esto no implica cambios de actitud en lo inmediato. La gente sabe que hay que hacer las cosas bien con la basura. Un ejemplo típico es la preocupación que tiene con el tema de las pilas. Lo que está faltando y te diría tratando de hacer de manera acelerada la ciudad, es de proveer de un sistema de recolección de residuos diferenciada, aumentando el nivel de reciclado. Lamentablemente, la gente ha estado bombardeada por distintas consignas y slogans. Es difícil cuando primero te dicen las bolsas de un color y después son de otro, el contenedor de un color y no, al final es otro. Eso, dinamita el aprendizaje, que es un cambio cultural en la relación con la basura.
– ¿Buenos Aires es amigable con los discapacitados y adultos mayores?
– Desarrollé un proyecto en el 2011, principios del 2012, para una ONG con respecto a la accesibilidad en Buenos Aires. Se hizo un estudio y un relevamiento y me encontré que Buenos Aires es muy accesible. Tuve que moverme mucho para encontrar lugares de baja o nula accesibilidad. El lugar que más encontré fue en estaciones de trenes. En algunas estaciones de subte, no estaban andando los ascensores. Pero me encontré, para mi sorpresa, que todas las obras que se estaban realizando en veredas, incluían rampa. Se había avanzado muchísimo. Hay una diferencia enorme con otras ciudades. Lo que si existe es la mala actitud de mucha gente de estacionar delante de una rampa o ese tipo de cosas. No estoy tirando flores a la Ciudad. En el 2012, no era funcionario y me encontré con pocas situaciones de zonas con baja accesibilidad.
– Si te pregunto por la contaminación auditiva….
– APRA tiene que realizar el mapa de ruido de la Ciudad. Lamentablemente es un trabajo que está atrasado. Estamos trabajando fuerte para tenerlo en marzo del 2015.
-¿Por qué se atrasó?
– Porque no había presupuesto para comprar el equipo necesario que ya está saldado. Estas son las cuestiones que uno aprende de las prioridades. En algún momento hubo que hacer otras cosas y se dejó. Se está haciendo el mapa de toda la ciudad para poder detectar cuales son los sitios más conflictivos. Estamos midiendo para hacer la comparativa. Se tenía las mediciones en algunos barrios claves pero no se pudo ver el impacto del Metrobus en zonas donde antes transitaban colectivos y ahora no. O lo que significa en términos de ruidos, la peatonalización. Hay una ley que nos obliga a hacerlo y APRA es órgano de aplicación. Además, tiene que velar, controlar y estar siempre midiendo la calidad de estos parámetros que hacen a la calidad de vida de los ciudadanos. Se está haciendo todo. Un poco atrasado pero se está haciendo. La idea es que en marzo del 2015 esté terminado.
-¿Y la contaminación visual?
– Esto no entraría ya que le corresponde a la gente de Espacio Público. Está dentro de espacio público. En todas las ciudades del mundo, la presión publicitaria por la utilización del espacio público para generar comunicación y publicidad, es tremenda. Hace falta un rol del Estado enorme para ir poniendo orden a esta situación. Se hicieron cosas interesantes en Buenos Aires. Pensá en toda la cartelería que había en la Lugones, ahora la baja es enorme. Ahora hay un cartel cada tanto, cumpliendo las normas. En la 9 de julio se han bajado muchos carteles. Hay un criterio de ordenamiento severo.
También hay una política de recuperación de fachadas porque teníamos muchas zonas de la ciudad, con edificios cubiertos de cartelería. Edificios con mucho valor visual, arquitectónicamente valiosos.
-Los proyectos son para toda la Ciudad, pero también parece que todo se circunscribe a los barrios de la zona norte, quedando el sur y el oeste como los parientes pobres.
– Al principio te dije que había cuestiones de prioridades. Tal es el Riachuelo. Todo nuestro esfuerzo y fue una decisión tomada apenas asumimos en diciembre pasado, el 50% de nuestra capacidad efectiva está dedicada a las comunas del sur, del Riachuelo. Somos el organismo de aplicación de la Ley de Sanidad Animal, en tanto control de población y salud de perros y gatos. Hay que controlarlo y se hace en zona sur. También hay un área en lo que tiene que ver con borde costero cuya principal actuación es acompañar el proceso de la apertura del camino del margen izquierdo del Riachuelo con forestación. Vamos a estar la semana que viene con la Semana del Árbol haciendo un acto, con plantaciones de especies típicas de esa zona del Riachuelo.
Por otra parte, el edificio emblemático de APRA, el CIFA (Centro de Información y Formación Ambiental) está en Lugano, en el extremo sur de la ciudad.
– Ok, perfecto. Eso lo sabemos vos y yo, pero no lo sabe todo el mundo…
– Ahí hay que asumir un error. El Gobierno no lo ha sabido transmitir. En lo que me toca a mi, vamos a hacer todo lo posible para que más y más actividades se desarrollen en el CIFA. Que sea el sitio para el cual se lo concibió en su momento. Es un lugar muy interesante de conocer. Para mi, es el emblema de APRA. Ahí está el laboratorio, la estrategia ambiental y una cantidad de elementos que se muestran. Los primeros paneles conectados de la red, están allí. Por eso, queremos que se conozca más. De hecho, la semana que viene tenemos dos actividades públicas que se realizan en el CIFA. La idea es que, de aquí en mas, sea un polo de atracción con actividades de todo tipo. ¿Tiene que conocerse más? Si. ¿Depende de nosotros? Si. Igual, te digo que APRA es más conocido en el sur que en el norte por las presencias del móvil sanitario, el trabajo por el Riachuelo, y algunos proyectos de energía solar con plantas térmicas. Todos se hacen en el sur.
-Contame de Sanidad Animal. Hoy, perros y gatos son miembros de la familia de la gente.
– Si, y forma parte de la población que hay que atender en la Ciudad. Una población no atendida puede generar riesgos importantes. Hay una ley que obliga a la Ciudad a brindar una asistencia sanitaria, de esterilización. Por eso, estamos lanzando cuatro móviles quirúrgicos, de última generación que van a estar brindando servicios por toda la Ciudad. Los perros y gatos es una población existente en la ciudad que hay que atender, sino se genera un riesgo sanitario importante. Una ciudad es amigable porque trata bien a quienes la habitan tanto humanos como animales
-¿Cómo es tu relación actual con Greenpeace?
– Excelente. La semana pasada, sacó un comunicado Greenpeace donde destacó la discusión que hubo en la última reunión de COFEMA (Consejo Federal de Medio Ambiente), donde se discutió el tema “bosques”. Destaca el rol que tuvo Tierra del Fuego, Chubut y Ciudad de Buenos Aires. Hay un reconocimiento de lo que hizo la Ciudad, que fue lo que llevé a esa reunión. Sigo pensando y diciendo lo que dije siempre. La Ciudad debe tener un rol destacado en la discusión política ambiental nacional. Es parte de ese consejo que forman las provincias y la Ciudad de Buenos Aires. El desafío es que APRA sea un portavoz de los valores ambientales que se están desarrollando en CABA a escala nacional, en el debate de los temas nacionales. Eso es un desafío muy importante.
-¿Y la relación de APRA con Nación?
– En el caso particular de los bosques, coincidimos, porque Nación está muy enojada con la política puntual que está llevando a cabo la provincia de Salta. En este caso puntual…
-En otros casos, no….
– No. En el caso Riachuelo pasa algo parecido donde APRA representa a la Ciudad en el Consejo Directivo de ACUMAR, donde estamos discutiendo un problema donde interviene Provincia, Ciudad, Nación y dentro de provincia, todos los municipios que conforman la cuenca del Riachuelo. Ahí también con las ONG y Greenpeace tenemos buena sintonía y relación. La Ciudad está tomando una participación y un protagonismo importante en la discusión ambiental a nivel nacional.
–Se dijo que sos el nexo de una alianza de los Verdes con el PRO…
– Los Verdes son una agrupación política en si. Su práctica y el devenir de las ONG, es hacer cosas como una ONG pero con la idea de pasar a la política pública. Tengo una visión positiva de lo que está ocurriendo en la Ciudad. Cuando llegue acá, hubo un momento de reflexión pero la mayor parte de la gente que conformaba a los Verdes, adhirió a esta idea. Hablar de alianzas es hablar de algo más programático, mas proyectado. No lo descarto. Creo que el ámbito es muy bueno asi que políticamente tomaremos un rumbo más cercano al proceso electoral. Hoy estamos convencidos que tenemos que hacer en esta gestión en APRA, es la mejor política en lo que nos corresponde para la mejor política en la Ciudad en esta gestión. Si esto es una definición política, si. Hacer las cosas bien en APRA es hacer las cosas bien para la Ciudad de Buenos Aires. Si esto va a contribuir a la gestión de Mauricio Macri, si. No cabe la menor duda. Es un reconocimiento a la gestión que se lleva adelante en la Ciudad. Si esto tiene una proyección a mediano o largo plazo, lo conversaremos.
-Te estarías definiendo como macrista…
– No. Nunca fui macrista y tampoco tendría ningún apellido “ista”. El PRO es un partido moderno que ha mostrado que sabe captar las ideas que están dando vuelta alrededor. No es refractario en ese sentido. Tiene la cabeza abierta lo cual no es poca cosa. Suelo dar el ejemplo de la bicicleta, un fenómeno que apareció casi como un movimiento contracultural. El GCBA pudo adoptar dos actitudes: refractaria (como hicieron todos los partidos políticas) o inteligente. Vio que era parte del cambio cultural que hay que promover. Lo asumió, lo potenció y lo llevó a los niveles que hoy está. La bicicleta está integrada a la Ciudad. Si vos me preguntas si me lo imaginaba hace diez años, te digo “ni en pedo”. Eso te habla de lucidez, apertura mental, cierta dosis de valentía. Atributos inexistentes, para mi, en la mayoría de los partidos políticos en la Argentina.
-¿Te costó mucho pasar a ser funcionario en si?
– Fue un proceso medio loco porque, antes de asumir, me iban metiendo de reunión en reunión. Casi que no me di cuenta. Tenía mucho miedo porque nunca había manipulado un expediente. Le pedí a un amigo abogado una mano para que me explique lo de los expedientes. Esa era la angustia. Pero fue un proceso que se dio rápido. Como casi todo diciembre fueron reuniones casi de gestión, fue casi natural. Hoy trabajo más que, incluso en los peores momentos de Greenpeace.
Tengo que reconocer que llegué al ambientalismo y al movimiento verde por una decisión política. Es la mirada política adecuada para estos tiempos. Un momento que marcó mi vida fue cuando vi al Partido Verde Alemán en el 82, ganar por primera vez escaños en el Parlamento. El movimiento verde era el relanzamiento de ciertas ideas al terreno político, totalmente distintas con otros valores y otra mirada, tratando de superar las taras de la Guerra Fría. Al ambientalismo, la gente suele llegar porque se preocupó un asunto en particular. Puede ser la ballena, el calentamiento global, que le estén tirando basura en la puerta de la casa o le van a poner un incinerador o una fábrica. Después, por ahí sigue y va encontrando que su problema es algo más grande, más sistémico y se convierte en un ambientalista o ecologísta. Mi proceso fue político. Siempre quise hacer política. Pero entendí que, para hacer política, había que desarrollar el movimiento ecologista en Argentina. Trabajé más de veinte años en el ambientalismo. Son procesos. Creo que tenía más miedo cuando entré a Greenpeace que cuando entré acá.
-¿En serio?
– Si, si. Me acuerdo el primer día que fui y dije “¿Qué mierda hago acá?”. No me pasó eso cuando entré acá. Será porque uno está más grande, más fogueado. Quiero decir, no es que nunca me imaginé haciendo política. De hecho, en Greenpeace, me dediqué a hacer lo que era el lobby político. De las campañas, era quien estaba cara a cara con distintos bloques en la legislación, gobernadores o el Gobierno. Estaba en el frente de batalla política. No estaba subido a los árboles pero estos me permitían que me abran la puerta. Por eso digo que lo verde es profundamente político, en sentido de gestión, desde el Estado, para llevar a la sociedad que camine hacia la sostenibilidad.
–Me quedo con la frase “lo verde es profundamente político”.
– Absolutamente.