Héroes de Ciudad Oculta: de cuando Batman y Robin combatían el crimen en Villa Lugano

Son muñecos argentinos antiguos que hoy se venden por $4.000 entre coleccionistas.

Nada de Ciudad Gótica. A mediados de los años ochenta, una versión criolla de Batman y Robin combatía el crimen sin descanso en Villa Lugano (Comuna 8). Eran los Héroes de Ciudad Oculta.

Este dúo dinámico de muñecos de fabricación nacional alegró a miles de niños en el pasado. En el presente son referencia para coleccionistas que buscan estas joyas perdidas en comiquerías o tiendas virtuales.

Por uno de estos muñecos en su empaque original (el cartón en buen estado y la figura dentro de la burbuja de plástico) se pueden llegar a pedir cerca de $4.000.

Los Héroes de Ciudad Oculta son un producto paralelo a Héroes del Mañana, un éxito de figuras de acción de plástico soplado hecho en Argentina. Era una línea que emulaba al célebre He-Man y los Amos del Universo, que en ese momento estaba en su apogeo mundial, tanto por las figuras de acción de Mattel como por la serie de dibujos animados.

He-Man es un ícono de la cultura pop por el diseño de sus muñecos. Las espaldas anchas, hombros grandes, muñequeras con pinches, taparrabos y botas son un sello que fue replicado en millones de otras figuras de acción sin licencia oficial (lo que en coleccionismo se dice Bootleg).

En su primer lanzamiento, la colección Guerreros del Mañana tenía siete personajes: Warrior, Andros Kan, Ciberthron, Blackbird, Kalaver, Monster King y Lagarth. Fueron tan populares en su momento que también se vendían en Uruguay, Paraguay y Chile. Se construyó una segunda oleada con nuevos personajes, como los Guerreros Kamalion o las Guerreras del Mañana (homenaje a She-Ra, versión femenina de He-Man), expone comixology.

Al pie del empaque de Héroes de Ciudad Oculta está impreso “Industria Argentina” y “Modelo Blackbird”. En Héroes del Mañana, este personaje es un luchador alado, con el torso rojo y una máscara negra con plumas a los costados.

Esta matriz con nuevos colores se usó para el símil Batman. Es una muy buena figura con la mayor parte del cuerpo pintado en plateado. Las botas, el taparrabos y las muñequeras están en azul oscuro. Tiene una capa de plástico blando del mismo color. En el pecho, donde va el tradicional murciélago, hay una etiqueta roja con un ave blanca y celeste. Las plumas simulan ser las célebres puntas de la máscara del Caballero Oscuro.

Para Robin se usó la matriz de otro personaje, llamado Dr. Kwyzanoc, que lleva el rostro descubierto, el torso pintado en azul y las piernas de negro. Lo distingue un chaleco oscuro de plástico. Ese modelo básico se repintó con rojo (en el pecho y los muslos) y verde (en los brazos) junto a una capa amarilla, los colores insignia del Chico Maravilla de Batman.

La breve historia de los Héroes de Ciudad Oculta se puede leer como un guiño autóctono a la epopeya de Batman, que este año cumplió ocho décadas de vida. También se puede entender en el intento de empujar una industria del juguete en suelo nacional, con todo lo que ello implica. Frente a mastodontes trasnacionales que llenan estanterías y marcan agenda, hubo fabricantes caseros que sacaron al mercado muñecos que al día de hoy viven con cariño en la memoria de niños y coleccionistas.

Fuente: Agenda Porteña

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