Federico Sturzenegger. Diputado electo del PRO por la ciudad de Buenos Aires.
Fue la frase con la que Raul Alfonsín celebró su triunfo electoral de 1983 que volvía a la Argentina a la democracia luego de décadas de inestabilidad institucional.
Como no recordar ese año 1983, máxime cuando cursaba 5to año del secundario y soñábamos con un país distinto. ¡Cuántas cosas de ese año habría para contar! Recuerdo el día que vi por primera vez aquella genial calcomanía con una bandera y en el centro las letras RA, que jugaba con las iniciales de República Argentina y de Raul Alfonsín y que transmitían la idea de alguien totalmente comprometido con el servicio a su país. Recuerdo el día de la elección, con toda la familia alrededor de la radio (no entiendo porque no de la televisión) escuchando las resultados de urnas individuales que iban llegando de todo el país.
Hoy 30 años después podemos decir que nuestra democracia ha crecido sólidamente. Que aquel mensaje de que la democracia y la república eran las formas de gobierno que nos merecíamos los argentinos, ha calado hondo. Tan hondo que cuando este año el gobierno intentó destruir la república atacando la independencia de la justicia la sociedad dijo que no. Ahora nos queda el desafío pendiente de estar atentos a que la implementación de la ley de medios sea acorde a estos valores republicanos que llevamos en la piel hace 30 años.
Para mí, esta celebración tiene también un sentido especial. Ni se le pasó por la cabeza a ese chico de 17 años en 1983 que 30 años después estaría celebrando estos 30 años de democracia la misma semana en que habría sido elegido como Diputado de la Nación.
Nos separan 30 años desde aquel día. Pero queda inalterado ese increíble entusiasmo con la democracia que aquel 30 de Octubre de 1983 expresaron en su voto 15 millones de argentinos.