“Esto es un arte, excede el deporte”: a lo Robin Hood y con juegos, el Club de Tiro con Arco y Flecha Halcón Peregrino cumple 15 años
La sede actual está en Jorge Newbery y Córdoba, en Chacarita.
Aprender a tirar con arco y flecha es el comienzo. Lo que viene después está ligado a la diversión y lo creativo. Los integrantes del Club Halcón Peregrino se corren del perfil competitivo y buscan en lo lúdico el desarrollo deportivo y personal.
Un día, practican puntería sobre rollers, al siguiente utilizan flechas con pintura y “dan pinceladas” a lo Picasso y más tarde, ensayan posturas de yoga con el arco en mano. A eso hay que sumar la participación en eventos de recreacionismo medieval, a lo Robin Hood y su precisión manzanera.
“Es un espacio de juego y relajación”, dice a este medio Iván Buccellato, fundador del club, que esta semana cumple 15 años de vida. Su actual sede está en Chacarita (Jorge Newbery 3566, Comuna 15).
El “estrés de la competencia” acá no entra, porque cada tiro se hace priorizando la conexión con los sentidos. “Se trata de ofrecer un espacio donde la gente descubra un arte, porque esto excede el concepto de disciplina y deporte”, resalta Iván.
Desde la calle, el frente del club resalta por su puerta negra decorada con el emblema blanco del Halcón. Luego de un pasillo amplio, se llega al salón central: un espacio de entrenamiento de 20 metros de largo por ocho de ancho, con un techo alto a lo fabril. Al fondo, hay fardos y sobre ellos están pegados los blancos. Hay agujeros de flecha por todos lados. En un muro lateral, cuelgan con suma prolijidad una docena de arcos, listos para el uso de los socios.
Lo que hoy asoma como una institución con decenas de socios e integrantes, inició como un proyecto personal en plazas de Hurlingham, en el conurbano bonaerense. “Allí me crié, empezó como una inquietud personal. Fue creciendo y luego pudimos abrir un lugar en Palermo, en la calle Godoy cruz. Era un taller mecánico en desuso, de ascensores. El frente no decía nada. Luego pusimos un vidrio, la gente miraba, se enganchaba y entraba a practiar. Hace dos años llegamos a Chacharita”, cuenta Iván. Recientemente fue inscripto en el Registro Único de Instituciones Deportivas de la Ciudad (RUID).
En los comienzos, Iván descubrió su vocación: “Encontré el gusto por enseñar, ver la cara de placer de la gente que empezaban a tirar con arco. Es un descubrimiento importante”.
Con ese espíritu también estudió varias artes marciales (es cinturón negro en Judo) y se hizo instructor de yoga. “Todos estos lenguajes busco interconectarlos mediante el tiro con arco, ver qué pasa en cada persona”. Agrega: “Todo esto desde el profesionalismo, enseñar las pautas de seguridad, formarte para que tengas las herramientas necesarias; ser pulcro en ese sentido, pero dejar que la creatividad fluya”.
La propuesta, fuera de carriles más formales como la preparación para competencias, empezó a despertar el interés de decenas de personas, con historias e intereses muy distintos. “Aprender arquería de la manera más sana: acá no se compite, sino que se crece”, resalta uno de los asistentes. Omar, otro integrante, resume: “Excelente enseñanza del maravilloso arte de la arquería”. “Te tienen paciencia, cuando recién se comienza”, suma Miriam.
El factor humano es importante. Muchos integrantes de la “familia halconera” hablan de un ambiente con “buena onda”. Iván rescata cuando las energías personales confluyen para un buen clima de entrenamiento. Pone un ejemplo claro: “Acá tenemos apodos, no son motes peyorativos, sino, como un tótem, exaltaciones de virtudes. Es una forma de generar confianza y sacar lo bueno de cada uno”.
El juego dentro de una dinámica grupal fortalece la propuesta. “El juego hace interactuar, disfrutar”, celebra Iván y resalta la presencia de los clubes como actor social: “Nuestros abuelos y bisabuelos se juntaban a jugar, así se fundaron muchos de los clubes que hoy en día siguen abiertos”.
“En general, cuando te vas haciendo grande, perdés el hábito del juego, no le encontrás sentido a darte ese tiempo creativo. Por eso es tan importante para los distintos aspectos de la vida tener un espacio donde prevalezca lo lúdico; el Halcón permite esa relajación en grupo”, concluye.