Tras la huella del Carpo: la ruta de homenajes a Pappo en Buenos Aires

Mientras se ultiman detalles para que una estación de Metrobus y una calle evoquen al guitarrista, repasamos bares, murales y hasta un grupo de motoqueros del barrio de Flores donde late el legado del ícono rockero.

Pappo Napolitano (1950-2005) es y será de Paternal. Vivió en Artigas 1917 y a pocas cuadras tuvo su taller mecánico. El Carpo recorrió el mundo con su guitarra al hombro, tocó con los mejores del blues y del rock, pero siempre volvió al barrio, a su lugar en el mundo.

A más de diez años de su muerte, en un accidente de tránsito en Luján, la presencia de este fundador del rock nacional se ve plasmada en homenajes sobre las calles que transitó en vida. Es así que el pasaje La Fonda levará su nombre, tras una votación afirmativa en primera lectura y su posterior audiencia pública en la Legislatura porteña. Se ubica entre la avenida Juan B. Justo y las calles Gavilán y Boyacá. Está cerca de la Plaza Roque Sáenz Peña, rebautizada Plaza de Pappo, porque allí hay un monumento en su honor y cada 10 de marzo, cumpleaños del músico, se hace un festival con vecinos y músicos.

Además, una parada de Metrobus (San Martin y Juan B. Justo) evocará al célebre vecino y héroe del rock. Se eligió al guitarrista de Riff y Pappo’s Blues tras una votación digital hecha entre el 16 y 22 de marzo, aparte de sondeos callejeros organizados por el gobierno. Al igual que la calle, en la Legislatura se validará la iniciativa.
Sin embargo, más allá de Paternal y alrededores, el legado de Pappo late en muros y reductos donde suena el rock suena hasta bien tarde. Como él hubiera querido. Esta es la ruta de homenajes a un distinto de la música nacional.

El descanso del guerrero: de Paternal a la Chacarita

Desde su casa de toda la vida, tras el accidente mortal en la ruta, sus restos mortales partieron hacia el último adiós. Fue el 25 de febrero de 2005 cuando en el living de Pappo se realizó un velorio íntimo que se extendió seis horas en Artigas al 1900. Duró seis horas aquella jornada, a media tarde su hijo Luciano Napolitano encabezó el cortejo que, en me medio de fans, motoqueros, músicos y familiares, llevaron a más de tres mil almas a despedir al ídolo.

Al grito de “Y Pappo no se va, Pappo no se va”, con una concurrencia sólo comparable al entierro de Carlos Gardel, las calles y pasadizos del cementerio se llenaron para la despedida. Las fotos de la cobertura muestran incluso varios fans trepados a techos de nichos y bóvedas. El público fue tras el Carpo hasta el final. El féretro de Pappo desde aquella histórica jornada reposa en el cruce de las calles 30 y 49, en el panteón de Sadaic.

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Bar Zona de Nadie: que sea rock en Boedo

Al barrio tanguero, cuervo y de tradición murguera le floreció, desde mediados del año pasado, un semillero para la pesada del under, con el Carpo de guía espiritual. La acción en Zona de Nadie (Carlos Calvo 3778), nombre homenaje al quinto disco de Riff, arranca los jueves con el ciclo gratuito “Falso Viernes” que incluye música en vivo y proyecciones de terror, con lo mejor del cine clase Z criollo.

Los chalecos de jean con parches, los borcegos y los puños en alto se agitan una vez más en este nuevo reducto metalero de Boedo. Y sigue el fin de semana con fechas especiales como la “Fiesta Macabra” —donde tocaron grupos como Velocidad 22, Metaluria, Kontratake— o con simples ganas de “que sea rock”.

Por dentro, la casona tiene un aire a guarida del conde Drácula: es una planta rectangular y antigua con muros bordó y arcos en ladrillo negro. Hay faroles labrados y una tenue luz roja que lo cubre todo. La barra, diagonal al escenario del fondo, luce ginebras y calaveras en colores chillones. Los muros muestran pintadas de esqueletos y zombies guitarreros. Uno de ellos está coronado por la célebre frase del Carpo: “No obstante lo cual para mí lo que hago está bien”.

Entre sus mesas se respira camaradería. Cada vikingo, muchacha con mangas tatuadas y pantalón de cuero, motoquero de crenchas cenicientas y piberío de la nueva hora hace ronda larga para saludar y abrazar a su tribu. “Hay gente que escucha distinta música, pero Pappo es un himno común. Siempre que alguien toca sus temas acá explota”, dice Victoria Pérez, vecina y habitúe. “Este lugar está bueno porque rescata lo mejor del under”, agrega Carlos “Carcass” Rodríguez, conocedor de la escena y conductor del ciclo radial temático Vientos de Rebelión.

Zona de Nadie nació como un “proyecto autogestivo y rockero, en su sentido amplio” dice Marita Cuman, una de las tres hacedoras del lugar. “También queremos que este lugar esté integrado a la tradición de Boedo, por eso este año largamos talleres de teatro, clown y hasta queremos que murgas del barrio ensayen acá”, agrega. “Tenemos muchos planes a futuro, pero el principal es que los fines de semana sigan con este espíritu de encuentro y fuerza musical”, concluye Cuman.

Anoche hubo fiesta en Villa Crespo

El Club de Blues local es un célebre tema de Pappo que hace dos años tomó forma de proyecto musical. Tres bandas —Montaña Eléctrica, Denso Crisol, KNEI— empezaron a dar forma a veladas temáticas “donde se le de difusión a las bandas independientes y emergentes” del “blues en castellano, sentido y hasta con tintes disepoleanos”. Los encuentros incluyen proyecciones de documentales con entrevistas a músicos del ambiente.

A fines de marzo hicieron la primera fecha del año. Fue en el CC Sandino, en el corazón de Villa Crespo, en Corrientes y Scalabrini Ortiz. Hubo feria de artistas, entre serigrafistas, dibujantes y editores. El broche de oro lo aportó la presencia de Billy Bond, compañero de ruta rockera de Pappo y líder de La Pesada del Rock and Roll. Celebró a los grupos que tocaron y, ante la cámara documental, festejó que haya nuevas generaciones en la misma senda del rock.
Legado póstumo para el cotolengo de Pompeya

En enero de este año, la figura de Pappo inspiró el álbum y DVD El blues local. Más vivo que nunca, una movida que combinó rock pesado y solidaridad. El destinatario de esta acción es el Cotolengo Don Orione, cuya sede porteña está en Nueva Pompeya. Los impulsores, con apoyo de la familia Napolitano, fueron Guillermo Krassner, Sergio “Chuchu” Fasanelli y Esteban Reynoso, dueño del sello Arde Rock and Roll.

En el disco hay sentidas reversiones de cálsicos del Carpo: Ricardo Tapia versionando Gris y amarillo, Memphis la Blusera interpretando  y Ruta 66, Matías Cipilliano y Martín Luka haciendo El tren de las 16, Daniel Raffo con los Chevy Rockets con Tomé demasiado, y Alambre González amasando Whisky malo son los que más blues le ponen al compilado. Mientras que Vox Dei (El viejo), Claudia Puyó y el Tano Marciello (A dónde está la libertad), Gady Pampillón (Con Elvira es otra cosa) y La Vieja Ruta con Pity Álvarez (Rock & roll y fiebre).

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En muros de la Ciudad

Buenos Aires es una meca mundial del arte. No sólo por sus museos y centros culturales, sino también por sus muros en plazas y veredas. Entre la gama pictográfica que salpica el rumbo diario de millones de porteños, asoman homenajes al Carpo.

En particular, la historia de los murales de Pappo han estado ligados al sinsabor: dos de ellos fueron demolidos. Sin embargo, la pasión por el rockero es más fuerte y se renueva, tal como las pintadas callejeras en su honor.

El primer mural en recuerdo de Pappo se presentó a dos años de su muerte, el 25 de enero de 2007. En aquel entonces, vecinos y fanáticos de su música asistieron al a presentación de la pintada hecha por el artista plástico marplatense Alejandro Amaro en el frente del taller que perteneció a Pappo, en Remedios de Escalada al 2300. La obra mostraba la cara del Carpo en primer plano, junto a su guitarra Guibson Les Paul y a al mítico Tren de las 16. La presentación congregó a músicos y compañeros de vida del rockero.

Sin embargo, más adelante en el tiempo, el mural fue tapado. El local pasó de ser un taller mecánico a un supermercado chino. Se remodeló el lugar y se pintó sobre la obra de Amaro.

El pintor volvió a la carga en 2013, cuando cubrió una pared de 120 metros cuadrados en Carranza y Gorriti. Esta vez la composición era blanquinegra: sobre fondo oscuro un busto del Carpo en pleno solo de guitarra. “Es un parche al que estuvo en La Paternal, su barrio, y que hoy ya no está. Está en un bar que tiene mucho que ver con la historia del género del rock como “El Águila”, que es el hermano menor del ‘Marquee’”, había dicho entonces Amaro.

Sin embargo, el mural corrió la misma suerte que su hermano de Paternal. Al saber que el mural iba a ser ultimado, se organizaron campañas en Change.org y difusión vía redes sociales. Sin embargo, pasó a mejor vida a pesar del esfuerzo proteccionista.

En diciembre de 2012, el Grupo Artístico Boedo, integrado por vecinos y miembros de la Subcomisión del Hincha de San Lorenzo, en medio de la campaña por la Vuelta a Boedo, empezaron a hacer murales alusivos a la historia del barrio. De este modo, plasmaron a un Pappo Cuervo en Bocayuva y Garay. En el muro rectangular se ve en primer plano al músico mientras a su alrededor se despliega un “Ciclón” azulgrana. Fue el quinto mural de este proyecto cultural que lleva más de 80 piezas en calles de Buenos Aires y Montevideo.

Un último mural del Carpo está en plena avenida Córdoba, camino a Palermo. Está casi en el cruce con Pringles. Es un primer plano del músico, con campera de cuero y lentes oscuros. Está sentado sobre su moto y luce unas letras, al estilo logo de banda. En forma coherente con el espíritu del músico, la pintada está hecha sobre la cortina metálica de un taller mecánico.

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Rugido de motos en Flores: los motoqueros del Carpo

El 25 de febrero de 2012, aniversario de la muerte del Carpo, un grupo de motoqueros fanáticos de la música de Pappo y de las dos ruedas fundaron en Flores la agrupación Moteros Argentinos. Su emblema lleva en el centro el rostro del guitarrista con la leyenda “Por siempre Pappo” junto a banderas argentinas y cruces.

La agrupación tiene sede en Directorio y Portela. Se juntan al menos una vez por semana, los martes en especial, para compartir una cena comunitaria. Se basan en lemas de compañerismo del tipo “No importa a la velocidad que viajo, importan los amigos que hago en el camino”.

Los Moteros de Flores dieron con el artista callejero Fede Kane para inmortalizar al Carpo en el muro de su sede. “Cuando viniste esa noche a proponerme pintar la pared tuve la sensación de que iba a ser algo grande, no me equivoqué. Capturaste la esencia del Carpo”, expresó a través de las redes sociales Ariel Cucuta Martinez, presidente de la agrupación, sobre el trabajo de Kane.

Durante el año participan de distintas actividades culturales y sociales. De hecho, son parte organizadora del aniversario del Carpo en la Plaza de Pappo. Este año colaboraron con la seguridad.

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Otro hito del grupo ocurrió este año: el 28 de enero emprendieron un viaje en dos ruedas hasta Chile. Regresaron a mediados de febrero. Sobre la experiencia, resaltaron: “Hemos llegado a lugares impensados con solo el deseo, viajen y conozcan lo más lindo que tenemos después de los paisajes, nuestra gente”.

Moteros estuvo presente en la audiencia pública para nombrar Pappo a la calle lindera a Paternal. Así definieron su participación: “Hicimos lo que creímos que debía hacerse, exponer los motivos por los cuales Pappo debe ser patrimonio de todos, recordando y extendiendo su legado a las nuevas generaciones, esperamos se apruebe en breve el nombre de la calle. Que sea rock”.

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