El Gauchito Gil, Gardel Alien y Keith Richards: las otras estatuas de Buenos Aires

Negocios de distinto tipo las tienen en sus locales y a la vez embellecen la Ciudad.

Por Juan Manuel Castro

Para ellos es una seña que hace únicos a sus negocios. Para la Ciudad, es más mística en las calles. En los barrios porteños hay bares, carritos al paso, hasta museos y locales que decoran sus frentes con estatuas de ídolos populares.

Juntas, marcan una especie de mapa Lado B de homenajes dentro y fuera del espacio público.

Un símbolo de Buenos Aires es su Zorzal Criollo, el cantor de tangos Carlos Gardel. Si bien tiene un monumento oficial, impulsado por el Gobierno porteño en la esquina de Anchorena y Pasaje Gardel, hay otros tantos homenajes.

Uno de los que caló más hondo, y ha sido blanco de miles de selfies, es el Gardel Alien, una obra de la Galería del Asombro de San Telmo, ubicada en Defensa 1295 (Comuna 1). “Un cantante de otro planeta”, dicen los hacedores de esta especie de museo de la fantasía y la ciencia ficción, abierto para todas las edades y sustos.

“Su nombre es Gardalien, cuando canta parece un zorzal pero en realidad es un cantante de otro planeta”, dicen en la Galería e instan a que los vecinos se tomen fotos y las suban a redes sociales. Sin dudas, a fuerza de ingenio han creado una nueva leyenda urbana en la Ciudad.

También en el terreno de la música, hallamos un sitio que es en sí mismo todo un homenaje. Se trata de 40×5 Tributo Bar, ubicado en Cuenca 3602, en Villa Devoto (Comuna 11). El objeto de su adoración es la banda de rock The Rolling Stones. En medio de muros llenos de cuadros con fotos y tapas de discos, asoma el santo grial, una joya única en el mundo: una estatua tamaño real de su guitarrista Keith Richards.

Para generaciones venideras el concepto “rolinga” tal vez sea asunto de San Google, sin embargo lo universal de la música de los Stones tiende puentes y este bar, parte de la nocturnidad de Devoto, es testimonio de ello. Un lleno total, como dirían en los recitales.

Es cierto que en todos los barrios hay homenajes al Gauchito Gil, figura religiosa de la cultura popular. Sin embargo, en este carrito de comida al paso en Costanera Norte (Comuna 14), sobre avenida Rafael Obligado en el espigón al lado del Club de Pescadores, se luce una estatua a tamaño real, un verdadero hito en devoción a su figura. Se complementa, al otro lado del carrito, con una ermita roja con velas y estampitas, donde también se ofrenda y se agradece.

Otro ídolo popular, en este caso de la música, también está en pie en Buenos Aires. El Potro Rodrigo luce el look de boxeador en la puerta de la Parrilla El Corralón, ubicada sobre la calle Anchorena, casi avenida Córdoba, en el norte de Balvanera (Comuna 3). Se emplaza en una casona construida en 1898. En 2017, la Legislatura porteña la declaró de Interés Cultural, en el marco de su 25° aniversario.

La historia de la parrilla está ligada a las cena de medianoche de la farándula local: por allí pasaron Moria Casán, Graciela Alfano, Carmen Barbieri, Carlitos Balá, Diego Maradona y Diego Simeone, entre otros.

Con respecto a la estatua, el Potro tuvo que viajar varias cuadras, ya que su emplazamiento original fue la puerta del Fantástico Bailable, en Rivadavia y Bustamante, el primer lugar porteño donde cantó Rodrigo. Estuvo un tiempo en la vereda, fue vandalizada y luego mudada a su emplazamiento original.

Caballito también se suma a este mapa no oficial de estatuas porteñas. Sobre la avenida Directorio al 300 hay un local que vende preparados para fisicoculturistas y gimnastas. Para dejar en claro el perfil del local, durante las tardes se luce una figura a tamaño real de Arnold Schwarzenegger. Luce solo un slip y los brazos en alto, como en sus años de competencias físicas, antes de convertirse en el ícono del cine de acción.

En los últimos años, el Gobierno porteño ha instalado estatuas a tamaño real de ídolos de la televisión y el teatro sobre la avenida Corrientes, en el microcentro (Comuna 1); también la de referentes deportivos en la Costanera Sur (Puerto Madero, Comuna 1) y del tango en el Pasaje Carlos Gardel (Comuna 3).

Este medio ha reportado muchas veces que las estatuas oficiales sufren a diario el vandalismo. Por ejemplo, en la Plaza Intendente Alvear de Recoleta (Comuna 2) en la víspera del Mundial 2010 se fijaron estatuas de Maradona, Messi y Batistuta. Al poco tiempo las removieron por las roturas y su rastro se pierde hasta nuestros días.

En la actualidad, hace meses que están en el “hospitalito” Monumentos y Obras de Arte (MOA) del Ministerio de Ambiente y Espacio Público porteño en el Parque Tres de Febrero de Palermo las estatuas de Alberto Castillo, Pichuco Troilo y otras tantas del Pasaje Gardel.

También está allí hace tiempo la estatua de Luis Alberto Spinetta. Es una de las tantas visitas que debe hacer este homenaje fijado en Triunvirato y Roosevelt, en Villa Urquiza (Comuna 12).

En medio de este contexto de hostilidad hacia el espacio público, que haya negocios porteños que dediquen su tiempo a levantar estatuas de ídolos populares contribuye a fortalecer la mística de la Ciudad, donde en cada esquina puede aparecer un homenaje inesperado.

Publicado en Revista La Unión

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