El Flaco Spinetta se suma a la nueva esquina porteña del rock

La pintora y vecina Silvia Spellzini hizo estas obras de arte en los muros de su casa de Plaza y Quesada, donde también da clases de pintura.

La pintora y vecina Silvia Spellzini hizo estas obras de arte en los muros de su casa de Plaza y Quesada, donde también da clases de pintura.

La nueva esquina porteña del rock está en Plaza y Quesada, en el límite entre los barrios de Villa Urquiza y Coghlan (Comuna 12). Allí vive la artista Silvia Spellzini, quien ha pintado los muros de su hogar con los astros de la música local: Gustavo Cerati y Pappo. Ahora se suma el Flaco Luis Alberto Spinetta.

Silvia, quien ha recibido varios premios por sus cuadros y brinda clases en su hogar y a domicilio, habló con el portal Saavedra Online sobre esta experiencia: “La respuesta de la gente fue bárbara. Mientras pinto pasan, vienen del trabajo o del colegio, y me dan ánimos. Dicen que les alegra la mañana. Te dan más ganas. Es como que enseguida tenés el ida y vuelta con la gente, no es como con un cuadro que tenés que esperar. Dicen que van viendo el proceso. Estoy muy entusiasmada”.

Cuenta que es la primera vez que hace murales en la vía pública: “Siempre fueron cuadros. Una vez hice pintura al aire libre. Empecé con los murales arriba de los leones (en la primera planta de su casa, en el interior) y me animé para venir abajo (a las paredes que dan a la calle)”.

“En algo grande como el mural se trabaja con cuadrícula. Cuando pinto no existe el tiempo. Se detiene. Esa es la sensación. No sé si pienso mucho. Es como que estás ahí con eso que va apareciendo. Das una pincelada y otra. Está buenísima la sensación. Me encanta pintar. Esto siempre se hace con ganas. Es como con las clases. No sentís que es un trabajo forzado. Hacer algo que a uno le gusta está bueno”, agrega.

Silvia cuenta que esta acción artística incluso modificó su relación con los vecinos de la cuadra: “Los que pasan por acá sacan fotos, por suerte hay mucha aceptación. Ahora me saludan, como que te das a conocer. Salí la primera vez, dije “yo me mando”. Pero vi que hay buena onda. Incluso los vecinos que más reticentes los veía me vinieron a saludar. Me decían que no les gustaba la pintura pero reconocían que les parecía bueno. Fue su forma”.

Sobre sus comienzos en la pintura, rememora: “Empecé más de grande. Dibujé siempre, desde chiquita. Soy bastante autodidacta. Después hice una carrera, soy licenciada en psicología, después estuve trabajando de otras cosas. La vida te va llevando. A la par dibujaba. Después dije bueno, voy a meterme con la pintura. Ya cuando dejé un trabajo de muchas horas y me hice más lugar, hace 10 años, empecé a ir a talleres a ver técnicas específicas. Aprendía y volvía a casa y me la pasaba dibujando. Ahora doy clases en casa y también voy a domicilio. Tengo alumnas grandes y voy a su casa. La más grande tiene 94 años”.

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