El fin del Zoo porteño, un cambio de época para Buenos Aires

Luego de casi un siglo y medio, cierra el Jardín Zoológico de Palermo para reabrir sus puertas luego de las vacaciones de invierno e iniciar un camino de transformación. “Últimamente nos provocaba más tristezas que alegría”, resumieron desde el Gobierno porteño. Cómo será el traslado de animales.
Por Juan Castro.

Ciudad interrumpió la concesión privada y estatizará el predio de Palermo. El nuevo perfil está orientado a la concientización mechada con nuevas tecnologías. Sólo quedarán animales viejos o cuyo traslado implique riesgo de vida.

Se termina una época en Buenos Aires. Luego de casi un siglo y medio, cierra el Jardín Zoológico de Palermo tal como se conoce. Reabrirá sus puertas de Sarmiento y Las Heras como un Eco Parque, según precisó el Jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta. Estas vacaciones el predio estará cerrado.

El predio de 18 hectáreas (dentro hay 52 edificios declarados Patrimonio de la CABA y Monumento Histórico Nacional) se estatizará. Su futuro está ligado a cambiar la fauna por espacios interactivos con apoyo de soportes tecnológicos. A fines de julio de 2015 el gobierno había hecho un compromiso en este sentido.

El anuncio lo hizo Larreta junto al ministro de Modernización, Innovación y Tecnología, Andy Freire, entre otros funcionarios. En una comunicación oficial, desde el GCBA resumieron: “Hoy en día, el Zoológico nos genera más tristeza que alegría. Los más de 1.500 animales que viven en él merecen recuperar su calidad de vida. Es por eso que lo transformaremos en un Eco Parque interactivo, estudiando caso por caso para tratar de trasladar a todos los animales a su hábitat natural. De esta manera, [email protected] [email protected] van a poder aprender y divertirse sin que haya animales en cautiverio. Además, dentro del predio habrá un centro de rehabilitación y liberación de animales en tránsito: heridos o recuperados del tráfico ilegal. Juntos, vamos a recuperar la alegría de este rincón histórico de la Ciudad”.

Detalles de la transición y el traslado de animales

Según se precisó, la Ciudad ahora controla las instalaciones. Los 188 empleados actuales van a pasar a la administración de Capital. En el corto plazo creará una Unidad de Proyectos Especiales (UPE), donde van a participar representantes especializados. Habrá una Comisión para la Transformación del Zoológico de Buenos Aires, formada por miembros de la Agencia de Protección Ambiental de la ciudad, de la Fundación Banco de Bosques, de la Fundación Naturaleza Para el Futuro y del Instituto Jane Goodall.

En cuanto a los animales, se informó que irán a santuarios y reservas repartidas en el país y el exterior. En Palermo quedarán aquellos que no soporten el traslado, sea por salud o longevidad.

Si bien la concesión privada vencía a fines de 2017, Ciudad decidió interrumpirla. Según versiones, el principal motivo obedece a que el concesionario no paga desde comienzo de año el canon mensual, tasado en un millón de pesos. Esto articuló con denuncias de larga data de problemas en infraestructura, que repercutieron en desatenciones a los animales, muchos de los cuales murieron en condiciones evitables, según denunciaron empleados en varias ocasiones.

Desde el Ministerio de Modernización, Innovación y Tecnología explicaron que “trasladar a los animales es un proceso complejo, porque cada uno de los habitantes del antiguo zoológico representa un caso especial con sus particularidades. En ese sentido, ya tenemos un primer censo, que ahora profundizaremos para entender las posibilidades y condiciones clínicas de cada situación”.

Marcaron que la “premisa fundamental es responder la siguiente cuestión:¿cuál es el mejor lugar posible para el traslado de cada uno de los animales, teniendo en cuenta sus características específicas. Por lo tanto, no solo debemos analizar a cada animal,si no también a cada destino receptor, sus estándares y su viabilidad”.

“Los animales que no puedan ser trasladados vivirán en el Parque como última generación de animales exóticos” confió una fuente del Ministerio a La Nación, además de aportar que “lo que cambia drásticamente a partir de hoy es que todos los animales que no puedan trasladarse y que continúen en el predio lo harán en condición de excepción. No se reproducirán”.

La Reserva Ecológica de Costanera Sur será el nuevo hogar de los primeros ejemplares que se muden, principalmente aves, aunque antes pasarán por un censo con el objetivo de verificar su estado de salud y el riesgo que les implicaría someterse a ser transportados.

En la Legislatura y la sociedad civil

El anuncio repercutió también en la Legislatura porteña. Este jueves de mediodía, cerca del fin de la sesión, el representante Adrián Camps (PSA) celebró la iniciativa. Pidió que el Poder Ejecutivo de la Capital tome sus futuras decisiones junto a organizaciones que desde hace años piden el cierre del Zoo, tal como estaba planteado. Evocó la lucha de la agrupación Sin Zoo, por ejemplo, la cual realizó el año pasado muchos actos frente al predio de Palermo al saberse de casos de muerte de animales por deficiencias en infraestructura.

Esta tarde desde Sin Zoo reflexionaron al respecto: “Celebramos y agradecemos la medida, si bien pedimos a las autoridades que revean la decisión de abrir nuevamente las puertas en las vacaciones de invierno. Los animales del zoo ya han padecido últimamente un importante deterioro y la concurrencia masiva de las vacaciones significaría un revés fulminante que pondría en juego su bienestar y sus vidas”.

“Confiamos en que los miles de ciudadanos a favor de la libertad animal colaborarán generosamente con los gastos sin necesidad de someter una vez más a los animales a la penosa carga de la exhibición, que además del consabido estrés, implica riesgos de intoxicación con comida o basura lanzada por el público, entre otros. Invitamos a todas las empresas de nuestro país a que se solidaricen con la causa animal y realicen donaciones para concretar y agilizar la tan soñada liberación y el traslado de los presos del Zoológico de Buenos Aires, que iniciarían así una vida nueva en espacios naturales aptos, santuarios, reservas, etc.”, agregaron.

Una historia rica y un final entre denuncias

Las tierras donde hoy está el Zoo a mediados del siglo XIX pertenecieron a Juan Manuel de Rosas, hasta su caída, en la batalla de Caseros. El predio verde de Palermo se llama 3 de Febrero en recuerdo de aquel choque de Unitarios y Federales. Del primer bando, el ganador, era Domingo Sarmiento, quien, al legar a la presidencia, impulsó trabajos en las parcelas palermitanas. Tras un año de gestiones y de traspasar de Nación a Ciudad el predio, el Zoo abrió sus puertas el 11 de noviembre de 1875. Su primer director fue Eduardo Holmberg, quien estuvo más de 15 años en el cargo.

El perfil del Zoo estaba orientado a ser un mero paseo recreativo. Holmberg diseñó lagos, caminos y recovecos para la ubicación de al menos 650 ejemplares en los comienzos del Zoo. Clemente Onelli fue el continuador entre 1904 y 1924. Su legado fue incrementar el número de visitantes. Ofreció paseos en camello, diversiones y experiencias didácticas. El público porteño respondió con creces.

En esta época el Zoo tuvo logros científicos de renombre. Allí nació el primer elefante asiático en un zoo del mundo. También tuvo activa participación en la conquista y exploración de la Antártida.

La historia del Zoo se mantuvo estable, con el paradigma de paseo recreativo, durante varias décadas, hasta fines del siglo XX, cuando a raíz de su privatización, durante años del menemismo, iniciaron las controversias.

En los últimos años distintas asociaciones civiles ligadas a la protección animal y empleados del establecimiento denunciaron condiciones deficitarias para el cuidado y la investigación. Murieron muchos especímenes, lo que llevó al gobierno local a tomar partido sobre la situación, siempre a favor de seguir la concesión con privados.

En este contexto, hace dos años la justicia declaró a una orangutana como “sujeto no humano” a raíz de un habeas corpus. El hecho sentó precedente a nivel mundial.

El año pasado hubo junta de firmas, bicicleteadas y actos públicos a las puertas del Zoo para visibilizar estas problemáticas. Representantes en la Legislatura como el citado Camps hicieron reclamos para poner fin a una mecánica que perjudicaba la salud de buena parte de los animales presentes.

También hubo preservación y cuidados

Sin embargo, no todo fue desmanejo en estos años. También hubo trabajos de preservación relevantes. En 2014 nacieron trillizos de tigres de bengala blanco. “Los cachorros, que nacieron después de 105 días de gestación, heredaron de sus padres las elegantes rayas negras sobre el manto blanco y los intensos ojos azules”, informó el Zoo en un comunicado.

Los tigres blancos están en peligro de extinción ya que “su pelaje los hace vulnerables para ser atacados por otros tigres y la caza ilegal”, comentó Wiemeyer.

Tras el anuncio del Eco Parque, las redes sociales del Zoo dejaron de subir contenido. Lo último que se puede ver es un anuncio sobre la extracción de sangre a la hipopótamo pigmeo “Coca”: “un hecho inédito en nuestro país contemplando las normas de Bienestar Animal”.

También anunciaron que en estos días Chiyü a küjakan” (piedra parada) había llegado al Zoo “gracias a la Fundación Aerolíneas Argentina, pudo ser derivado en horas de la noche al Centro de Rescate del PCCA, en el Zoo”.  Este programa de protección a cóndores funciona desde comienzos de los 90.

La conservación de tortugas marinas, aves rapaces y fauna silvestre también fueron labor durante los últimos años. Aparte, hubo experiencias de criopreservación de material seminal de especies silvestres.

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