El 94% de los porteños votó al Frente Cambiemos ¿Y qué?

En primera vuelta, sumando los votos de Horacio Rodríguez Larreta y Martín Lousteau, el frente que a nivel nacional comparten los ex candidatos de Pro y Eco fueron votados por el 65% de los vecinos de la ciudad de Buenos Aires.

En primera vuelta, sumando los votos de Horacio Rodríguez Larreta y Martín Lousteau, el frente que a nivel nacional comparten los ex candidatos de Pro y Eco fueron votados por el 65% de los vecinos de la ciudad de Buenos Aires.

En segunda instancia, los candidatos apoyados por Mauricio Macri, Ernesto Sanz y Elisa Carrió, que se enfrentaron en el balotaje, recibieron, si se los suma, una contundente mayoría de votos, en torno al 94% si se consideran los votos en blanco y anulados, y al 100% de los sufragios positivos.

En cuanto a la estrecha diferencia entre ambos, inesperada o en tal caso no pronosticada por los encuestadores, hay que señalar que Larreta no es Macri ni Gabriela Michetti -es decir, se trata de una figura que hasta hace uno o dos años como mucho, no lograba despegar en ninguna medición de imagen positiva ni de intención de voto, de modo que hasta es elogiable su crecimiento. Y así como Larreta no es Macri, Lousteau tampoco es Carrió o Sanz. En este caso, se trata de un personaje estereotipado -joven, tecnócata, propositivo- y por lo tanto “mas vendible” al electorado porteño. Al menos pareció ser mucho más presentable que quienes impulsaron su candidatura, incluidas las denunciadas estructuras ucerreístas y los camaleonicos socialistas capitalinos. También hay que considerar que detrás de Lousteau se aglutinó en el balotaje toda la oposición local, cosa que no había sucedido cuando quien competía contra el macrismo en suelo porteño -en 2007 y 2011- era el kirchnerismo.

Por esto, el resultado en la Ciudad no puede relacionarse naturalmente con la perfomance a la que pueda aspirar Macri a nivel nacional. Lo que pasó el último domingo es el resultado de un conjunto de variables que nada tienen que ver con la realidad de octubre.

Vale, en este punto, sostener que la carrera presidencial del líder del PRO pareciera ser una empresa perdida desde antes del balotaje porteño, y esta idea es sostenida por el mismísimo Jaime Durán Barba, quien ya anticipó a su cliente que no ganará, al menos este año.

Si la gente vota con el bolsillo, como dicen, y si la “economía de bolsillo solo mejora”, según Francisco de Narváez le atribuye haber razonado al gurú macrista ecuatoriano, el balance de 12 años de kirchnerismo solo puede arrojar, otra vez, resultados positivos en las urnas. Prueba de ello es la actitud opositora -no solo de Macri- de girar en el aire para dar un discurso que viene a reivindicar las principales políticas impulsadas desde 2003 a la fecha.

En este marco, las chances para el oficialismo nacional de validar un cuarto mandato el 27 de octubre eran elevadas antes y son altas ahora, independientemente de la elección porteña, donde el Frente para Victoria estuvo desde el comienzo en un lugar poco expectante.

Como Lousteau ¡vaya paradoja!, el gran desafío para Macri (y, tal vez, su única chance) es lograr acceder a una segunda vuelta nacional, en cuya coyuntura podría darse un fenómeno de similares características que las que determinaron lo que pasó el domingo ultimo a nivel local, pero esta vez, a su favor.

Vale decir, como conclusión, que ni el fallido triunfo contundente en los comicios locales, ni el resultado ajustado que finalmente hubo, pueden determinar, por si solos, las proporciones esperables para la contienda nacional.