Eduardo Blanco: “Los medios tienen el poder de venderte lo que quieren”

Gran actor y ferviente hincha de River, Eduardo Blanco charló con puraciudad.com de varios temas, previo a la función de su éxito teatral “Parque Lezama”, la porteñísima obra que coprotagoniza con Luis Brandoni y dirige Juan José Campanella. Metáforas futboleras mediante, Blanco se puso serio –sin perder la sonrisa- para dar su punto de vista sobre teatro, televisión y participación política en una charla jugosa.

– Eduardo, ¿Cuándo deciden hacer “Parque Lezama”?
– Mirá, estas cosas nunca son planeadas, en tanto uno dice hagamos “esto” y pasa “esto”. Siempre es una sumatoria de cosas, sobre todo en proyectos que se hacen con gente que uno conoce. Te digo esto porque “Parque Lezama” es una obra que Juan Campanella –amigo mio de hace muchos años- había visto la obra, con su título original, “Yo no soy Rapapport”, en Nueva York. La idea estaba latente y cada tanto volvía a surgir la charla.

-¿Cómo es Antonio, tu personaje?
– Mirá, llega una instancia de la vida en que Antonio dice “pongo este cerco; que no me joda nadie”. Si nada me jode, nada me va a conmover. Antonio está en ese momento, y su vida transcurre entre las noches que se supone hace su trabajo en un edificio viejo donde todavía maneja la caldera aunque ya se tendría que haber jubilado por su edad. Va todos los días al Parque Lezama. Está lo más campante hasta que aparece otro señor –Brandoni- que se le sienta al lado, en el parque. Un romántico que lo sacude de su tranquilidad pero también lo abre otras nuevas experiencias….

– Como la sábana corta, en el fútbol.
– Exacto. Pero Antonio se queja, porque también le gusta quejarse. Tiene un ejercicio cotidiano de la queja pero a la vez, se le hace necesario. Entre estos lugares transita Antonio Cardozo, tan necesarios que, casi sin darse cuenta, este idealista y soñador lo invitó a vivir nuevamente.

-¿Cómo es trabajar con Luis Brandoni? ¿Tuvieron mucho período de ensayo?
– Lo clásico, aunque tuvimos una previa ocupada en distintas cosas. Beto estaba haciendo en teatro una película que había hecho, “Conversaciones con mamá”, con Pepe Soriano en Mar del Plata, Juan estaba en Estados Unidos y yo estaba haciendo una película en España. Nos juntamos los tres, con una primera versión de la adaptación de Juan. Como Beto y yo llegamos antes, peinamos un poco el texto. Cuando vino Juan nos adentramos en los ensayos. Pero de ensayo, dos meses. Lo clásico para sacar una obra. Mirá, ya que estábamos hablando de futbol y metáforas futboleras a pesar de que vos seas de Boca, como sabes, soy de River y tengo un gusto refinado. En ese sentido, llevándolo al teatro y a la actuación, con Beto –también hincha de River-, disfruto mucho de los jugadores que tienen la pelota al pie, que se pueden hacer paredes y eso.

-Te la devuelven redonda…
– Claro. En ese sentido, con Beto nos tiramos lindas paredes y vamos con la pelota al pié. En el recorrido de esta profesión, asi como en el fútbol, te encontras de todo. Gente que te la tira diez metros atrás…

-Que te devuelve un cascote…
-Seeeeee. En ese sentido, se hizo muy fácil.

-¿Viste algo del teatro independiente que te haya gustado?
– Ver no veo casi nada porque estoy casi todos los días laburando. De los últimos tiempos, una de las cosas que más he disfrutado es “La Omisión de la Familia Coleman”. Recordando viejas épocas, vos no te vas a acordar y yo era un adolescente que recién empezaba a estudiar, había un teatro en La Boca que se llamaba “El taller de Garibaldi”. Hicieron “Sueño de una noche de verano”, “Romeo y Julieta”, “Fausto”. Creo que lo creó Rodolfo Graziano. Era en La vuelta de Rocha, a la noche, no había un alma. Esta ciudad tiene esas cosas. Ese lugar se llenaba de gente. Asi, hay miles de experiencias y las sigue habiendo con espacios para veinte o treinta personas. La necesidad de expresar y comunicar algo, haciéndolo desde esa forma, es maravillosa.
En los últimos dos años tuve poca posibilidad de ver algo. Lo mismo en el comercial. Capaz que agarré algún estreno que pude ir un lunes que me han invitado. Pero de lo que vi, en los últimos años, fue “La Omisión de la Familia Coleman” o “El Fulgor Argentino”, del grupo de Catalinas, lo había visto hace más tiempo. Hoy me pasa que los vi poquito y no puedo ir –me quiero matar-, a los Amados. ¿En donde encajas una propuesta así? Difícil y es maravillosa. En ese sentido, Buenos Aires es una ciudad increíble, de propuestas diferentes, de todo tipo y de lunes a lunes. Antes, inclusive te diría que el mundo off –por llamarlo de alguna manera- estaba supeditado a lo que llamamos Calle Corrientes. Pero después de la crisis, encontras un espacio off en cualquier sitio de la ciudad. Y la gente lo busca! Esto es maravilloso.

-Al día de hoy, ¿el off está brindando propuestas, no digo mayor calidad pero con mayor raigambre entre la gente que la calle Corrientes?
– Ahí ya me cuesta más hablar en general. Diría que hay propuestas del off que, sin lugar a dudas, son más interesantes que muchas propuestas de la Calle Corrientes. Creo que esto fue ahora y siempre. En realidad, esta es una ciudad teatral que se nutre del off. En el cine, pasa un poco lo mismo. Hay poca gente que nace “exitosa”. La televisión ha hecho que alguna de esas cosas suceda. Pero en general no es el camino. El recorrido es otra cosa. La formación del actor es esencialmente teatral y difícilmente comiences en Calle Corrientes. En ese sentido, Campanella, Fernando Castets y yo, tres amigos, hicimos una obra llamada “Off Corrientes” que la estrenamos en el año 82, en el Teatro Popular de la Ciudad.

-¿Donde quedaba ese teatro?
– Mario Bravo y Corrientes. Por Corrientes. A la tarde lo usaba Héctor Presa para hacer obras para chicos, La Galera Encantada.

-Eso no fue después el Teatro de la Galera?
– Si si. Esto fue el año 82. Antes estuvo ahí Guillermo Francella haciendo una obra llamada “Proceso anterior”. La mayoría hizo un recorrido en algo que nos apasiona. Es cierto, puede surgir un chico o una chica a los 25 años, con un éxito bárbaro, que aparece en televisión pero son excepciones. Puede durar cinco años, cinco meses o cinco días. O a lo mejor no. Pero digo…es todo un recorrido.

-¿Cómo recordas a “El reportero”, la obra que hiciste con Fabián Vena?
– Fue una propuesta interesante que, me parece, no estaba del todo lograda. Tenía cosas súper interesantes que, con más tiempo para volar, podríamos haber hecho algo mucho más potente. Todo sucedía en un set de televisión, con una cámara que me seguía a mi, otra a Fabián y otra con un plano general, que mostraba que estaba sucediendo. La gente podía ver en las pantallas que había en el teatro, el proceso de lo que estaba ocurriendo. Era como tridimensional. Era una metáfora de lo que sucede con respecto al poder y los medios. A mi criterio le faltaba un poco de profundidad asi como un poco de humor. Pero tenía una estructura super interesante. Nosotros lo pasamos bien haciéndolo pero creo que le faltó tiempo. A veces, los proyectos, sobre todo con el teatro comercial, se realizan de acuerdo a los espacios conseguidos. Es muy difícil conseguir sala por lo que cuando conseguís sala, lo agarrás. Te quedás un tiempo hasta que llegas. Como lo que estaba escrito era la estructura de la obra, había que ponerse a trabajar. Era una propuesta interesante pero que no terminaba de romper. Le faltaba hondura pero la premisa hablaba del poder de los medios y esa mezcla en la que nada importa. Se sigue adelante. Fue una lástima porque desde esa mirada era muy profunda pero le faltaba hondura a los textos.

-¿Crees que tienen tanto poder los medios?
– Tienen el poder suficiente de venderte lo que quieren -estoy hablando de las grandes ciudades y en la televisión- y te generan una necesidad. Una película norteamericana de Hollywood, una gran producción, de las buenas y de las malas, las venden de la misma manera y no hay ninguna que fracase. Una andará mejor que otra pero ninguna fracasa. Te generan una necesidad sobre todo en una franja de público adolescente que siguen a la masa. Que piensan que si no tenes tal cosa, estas “afuera”. Después, no es tan fácil despegarse de eso cuando uno va creciendo. De algunas cosas si pero de otras…Hay que estar atento. Vivis dentro del sistema. No tengo una mirada tajante sobre que es 100% asi. Digo que influye mucho porque hay cosas que si no te enteras, no tenes la necesidad. Si te enteras y te interesó, tenes que prestar más atención. Capaz que lo viste una vez sola y no te interesó. Pero cuando el sistema está puesto al servicio de brindarte algo, te lo hace recordar por todos lados y si en vos está el bichito, hace que consumas.

Lo que pasa es que entras en una bola que no para….
– Algunas cosas pueden ser pero depende las personas en eso. Estoy hablando en líneas generales. Me parece que si, influyen.

-¿Cómo te cae que vuelvan a salir las pelis en las que estuviste por la tele…
– Me encanta. Está todo bien….

-Porque hubo algunos actores que se quejaron….
– Si si. Pero una cosa es lo que le hacen a Francella que parece El Chavo o el Zorro, que ya es demasiado. Las pelis, no. No se puede hacer porque no van a poner la misma película todos los días. Hubo un fin de semana, de lunes feriado en el que el domingo dieron “Luna de Avellaneda” y el lunes “Conversaciones con mamá”. Me parece bárbaro porque hay gente que no las vio. Me acuerdo de las dos porque las filmamos en el 2004. Hace diez años que las hicimos y hay chicos que no las habían visto. No tengo problemas con las películas pero si fuera lo de Francella, les diría “Muchachos, aflojen….” Pero también comprendo. Es un negocio para televisión.

-Te gusta lo que ves en la tele argentina?
– La verdad, miro poca tele. A la noche no puedo porque estoy en el teatro, trabajando. Igualmente, veo programas. Entiendo y me gusta lo que es el show pero creo que, lamentablemente, se fueron de mambo con eso. Después te puedo hablar de otras cosas que no me gustan. En algunas oportunidades no las entiendo. Vos sos periodista y yo no me quiero meter con eso. Lo digo con ojos de espectador. No me parece una nota que vos vayas –como vi una vez- a hacerle un reportaje a un tipo que roba camiones en la ruta, y el tipo enseñándole al periodista como se los roba. Ese tipo tiene que estar en cana, no saliendo en la tele.
También extraño los unitarios que propone la ficción pero creo que no se invierte ni se apuesta a una industria sino que se apunta solo al país. Todo “puertas adentro”. Los empresarios, los productores, el instituto del Cine, que producen tantas horas de ficción, ¿cómo es que no está puesta la lupa en esto? Lo mismo pasa con el cine, salvo en las grandes producciones. Para las películas argentinas chicas es muy difícil acceder al dinero de producción asi como a pantallas para estar en una cantidad determinada. La mayor cantidad de películas realizadas, pasan desapercibidas. Con las obras de ficción pasa algo similar. Está bien que se hagan pero hay que apoyarlas. A lo mejor se puede producir menos y destinar dinero a aquellas producciones de cine y televisión, crezcan para poder ser proyectadas y tengan posibilidad de conseguir recursos económicos en otro lado para producir después pero con acompañamiento. Por ejemplo, los franceses tienen una política de Estado en ese sentido y eso es muy interesante. Estoy hablando del cine, no podes competir sin ayuda del Estado con el cine. Es imposible. En ese sentido, se han hecho muchas cosas que suman pero creo que aún faltan muchas. Con respecto a la televisión, con la cantidad enorme que se ha hecho, creo lo mismo. ¿Cuantas producciones se han vendido afuera? ¿Donde hay una política que implique esto?

Muchas de las pelis se filman y van al Gaumont o vienen por festivales como el BAFICI.
– Si, pero el BAFICI es un festival, no es una sala. No es un estreno, es una ventana como cualquier festival. No es lo mismo. El Gaumont permite el estreno comercial de esa película, el festival no. A lo sumo, que la acepten. Pensá que cada copia sale un fangote de plata. Son producciones chicas que la gente no tiene para poner. En general, son 100% producidas por dinero del Estado. En la mayoría de los casos, antes no alcanzaba. Desconozco cuales son los presupuestos, que varían de acuerdo a cada película. No se cuanto dá el Instituto. Terminaste la película y ¿Qué pasa después? Quien le paga la copia al distribuidor, al exhibidor? La promoción y la publicidad de la película, ¿Cómo se entera la gente de la peli?

– ¿Por Facebook….?
– Si bien aparecieron nuevas formas de comunicación, pero no es lo mismo. En Buenos Aires, el Gaumont y salvo dos salas más, no hay espacio para cine de arte. Desconozco pero no se si el Estado incentiva a empresarios para abrir sala de artes. Que tenga apoyo del Estado. Cuando era chico no se necesitaba sala de arte porque podías ver películas de todo el mundo estrenadas comercialmente. Ahora todo es de Hollywood o el 90% y muy excepcionalmente te aparece alguna en las salas comerciales. Tenes el Gaumont, el Arteplex de Belgrano, el Malba….y no mucho más para ver este tipo de películas, italiana, iraní o francesa….No sé como será Córdoba, Mendoza o Rosario.

– ¿Y al público le interesa?
– Al público le podes vender lo que le quieras vender. Es lo que hablamos antes. El tema es que sea de tu interés vender. Entonces digo, con todo esto, con la televisión, haces que la media de la cultura de la gente, la invitación a la crítica, a la reflexión y el pensamiento es cada vez menor. Si lo que te doy está vacio, logro cabezas más vacias. Estoy hablando en líneas generales y sin particularizar en nada. Por Canal Encuentro podes ver cosas maravillosas. El otro día vi un ciclo español de entrevistas que tuvo a Cortazar, Dali, Borges, etc. Agarré haciendo zapping un programa periodístico de debate y estaban como invitados, Cortazar, el director de la agencia EFE, y Ernesto Cardenales. Cada tanto cantaban un tema Ana Belén y Victor Manuel. La periodista no recuerdo como se llama pero era extraordinaria. Todo en la televisión del Estado que, si mal no recuerdo, era el único canal que existía en España. Una manera de preguntar sin concesiones que difícilmente hoy vea un periodista de esa naturaleza. De acá y de afuera. Ya no hay de esas cosas asi que inviten a la reflexión. Canal Encuentro es muy atípico en el mundo, no solo acá. Se ha descendido a un nivel de superficialidad y violencia que no resulta tan interesante. Te hablo en líneas generales. No hay espacio para cine de arte. Las televisiones en general del mundo son más chatas que en otras épocas. En el único lugar que la televisión supera al cine –que en una época era de puta madre- es en Estados Unidos, con series que son extraordinarias y un cine que no lo es tanto.

-¿La coyuntura política te ha desunido o separado con algunos actores?
– Que yo me haya enterado, no. Mirá, te digo una cosa. Me parece bien. Pareciera a veces que el actor fuera primero actor y después persona y ciudadano y no primero, persona y ciudadano y después actor. Como persona y ciudadano, tiene el derecho y la libertad de expresar sus ideas donde quiera y como quiera. No tengo un problema con eso. Después puedo coincidir con las ideas de uno y con otros no. Siempre traté de escaparle a una cosa que te querían meter que era la obligación de estar de un lado o del otro. Le escapé siempre porque considero a cada una de esas miradas como fascista. Las miradas de pensamiento único son fascistas. Entonces, llegó un momento en que mi sensación era que estaba de un lado o estaba del otro. ¿No hay lugar para el cuestionamiento? ¿Estar en el medio es ser “tibio”? Tibio, las pelotas. El lugar del cuestionamiento….Me considero un ciudadano políticamente independiente y voto a quien se me canta cuando se me canta. Es más, dije a quien voté y demás. No lo voy a decir porque hice una nota, dije a quien voté y algunas cosas más y muchos medios extractaron solo eso. El reportaje que me hicieron estuvo muy bien pero el rebote que apareció en la mayoría de los lados, no extractaba mi pensamiento. Entonces, paremos un poco.

– ¿Quedaste pegado a algo que no querías?
– No, no quedé pegado a nada. Lo que pienso es lo que yo pienso. A partir de ahí, me chupa un huevo. Podes decir lo que quieras de lo que yo pienso. Podes estar de acuerdo o no. Pero si esto se recorta es un peligro. Rebota en todos lados el concepto de una idea que no es exactamente lo que dijiste aunque forme parte. Si lo extractas, es algo completamente diferente. Además, no es solo eso. En ese sentido, vuelvo a insistir. No siento haber perdido nada. Si alguien tiene un problema conmigo, al menos no me lo dijo. Tampoco me subo al caballito de los pensamientos únicos. No me interesan y no me parecen que estén buenos. Si rescato cosas de muchos lugares y no tengo ningún problema sea el gobierno que sea, salvo un gobierno dictatorial obviamente. Si hay una idea que me representa, que tiene que ver con mi actividad y me invitan, ¿por qué no ir? Nación y Ciudad son de partidos completamente distintos. Si algo que me convocan a algo referido con mi actividad en cine o televisión, mi profesión, y me invitan a un evento para anunciar tal actividad, pero que considero que es buena para el colectivo que represento, ¿por qué no voy a ir? Me parece mezquino no ir. No tuve inconvenientes con nadie. Discusiones si, al igual que miradas distintas. Las tuve, las tengo y las tendré. Pero me parece muy bien que los actores que quieran participar activamente en la política lo hagan. Tanto Brandoni como Campanella participan, yo no tanto. No encuentro un partido que me represente y tampoco encuentro, una manera de seguir manifestándote independiente partidariamente. Tengo la sensación de que los partidos te encapsulan y no podes tener un desacuerdo. Todo dentro de una disciplina partidaria. No me interesa la política en cuanto a mi propia participación pero si como ciudadano.

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