Cefaléutica de Buenos Aires: decapitados y decapitadores en los nombres de las calles porteñas

El colectivo de artistas y poetas Teatrito Rioplatense de Entidades (TRE) abordó en un libro “la lucha de poder” para bautizar las arterias capitalinas. “La historia es una especie de todos contra todos, muy violenta, lo opuesto a lo que nos enseñan en la escuela”, aseguran.

Por Juan Manuel Castro

Interpretar las calles de la Ciudad de Buenos Aires como un mapa de la violencia. Usamos los nombres de decapitadores y decapitados para orientarnos en la vida cotidiana. Un desglose de este recorrido macabro se compila en el libro ”Cefaléutica de Buenos Aires”, realizado por el colectivo de artistas y poetas Teatrito Rioplatense de Entidades (TRE). Este año en la Legislatura porteña el GEN ingresó un proyecto para que sea declarado de Interés Cultural. Una exposición de TRE estará hasta el 6 de julio en la Galería Mar Dulce de Palermo (Comuna 14), en Uriarte 1490, de miércoles a sábado de 15 a 20.

“Cuando se dan los nombres de las calles en la Ciudad en general es un trasfondo que es una lucha de poder. La historia argentina es una especie de todos contra todos, lo opuesto a lo que nos enseñan en la escuela”, aseguran los integrantes de TRE.

Uno hace a un lado los cándidos actos por el 25 de Mayo con mazamorreras y pecheras de cartón y asoman certezas inquietantes: cortaron cabezas los federales, los unitarios, los patriotas, los jesuitas, lo guaraníes, los españoles.

Durante un actividad de CLIC, proyecto ganador de Barrios Creativos, se hizo una recorrida por Villa Crespo (Comuna 15) evocando las calles con nombres de decapitados. La encabezó el artista Vicente Mario Di Maggio, integrante de TRE. Ante los vecinos presentes introdujo: “Empezamos hace siete años con un relevamiento con las calles que homenajean a personas que terminaron con la cabeza cortada”.

Los primeros resultados se compilaron en un libro editado en 2016. Incluyó la exposición en Mar Dulce de “En Unión y Perplejidad”, un mapa gigante de la Capital Federal con las calles aludidas. “En el libro se volcaron 125 casos. Seguimos el relevo y hoy contamos 220 casos”.

“La historia de Argentina es muy violenta, especialmente la del siglo XIX. Había una tradición por cortar la cabeza del enemigo o por degollarlo. Esta relación entre la ciudad y las cabezas cortadas le dimos el nombre de cefaléutica. Céfalos es cabeza; euticos, dar a luz”, dijo el artista.

“La pulsión de la cabeza trofeo esta hasta hoy entre ajustes de cuentas entre narco, Estado Islámico. Es muy antiguo. Es una cuestión atávica mostrar la cabeza del enemigo como forma simbólica de anularlo”, analizó.

El libro ”Cefaléutica de Buenos Aires” ofrece algunos análisis como el de San Blas, en el barrio de La Paternal (Comuna 15): “Fue un médico y obispo de Sebaste en la actual Turquía. Las tropas romanas de Agrícola, gobernador de Capadocia, en su persecución a los cristianos, atraparon a Blas en su cueva de eremita. Agrícola intentó que Blas renegara de su fe. Como no lo consiguió lo mató e hizo arrojarlo a un lago. Blas resucitó e invitó a sus verdugos a caminar por las aguas. Les fue mal y se ahogaron. Un ángel le solicitó a Blas que regresara a la orilla. Allí lo atraparon nuevamente, lo torturaron y lo decapitaron siendo el año 316. Quizá por cierta relación simpática entre su destino desde el lugar del corte se lo considera patrono de los enfermos de garganta y de los otorrinolaringólogos. De todas maneras el nombre de la calle San Blas no es tanto un homenaje al santo como a la bahía San Blas donde se desarrolló la acción naval de 1827 entre los corsarios argentinos y la flota del Imperio del Brasil”.

Otro apunte sobre la “cultura de la cabeza trofeo en el Río de la Plata” en el mismo barrio asoma por Calfucurá: “Poderoso cacique araucano, fundador de la dinastía de los Piedra con la cual –sugestivamente– acabó Roca. Mantuvo por momentos pactos de no agresión con el gobierno de Rosas a cambio de vacas y caballada. Después de Caseros tuvo una marcada actuación como líder de las tribus de la Confederación de las Salinas Grandes. Fue aliado de Urquiza y enemigo de Mitre a quién derrotó en Sierra Chica en 1855 ganándose el mote de Napoleón del desierto. El general Levalle en una avanzada de la «Conquista del Desierto» encontró su tumba seis años después de su muerte en 1879. Su cadáver fue profanado y su cráneo entregado al Dr. Estanislao Zeballos, abogado y coleccionista de cabezas trofeo, las cuales donó, muchos años después, en número de trescientos al Museo de Ciencias Naturales de la Plata donde la mayoría aún hoy se encuentran junto con otras 5000 de indígenas argentinos”.

En Villa Luro (Comuna 10) está el legado de Ulrico Schmidl: “Es el soldado alemán, que acompañó a Don Pedro de Mendoza, Alvar Nuñez Cabeza de Vaca y Martín de Irala en las luchas de conquista en la cuenca del Plata. Ya habíamos hecho mención de una parte de sus narraciones en nuestra entrada Agaces (una calle de Pompeya). El largo relato de Schmidl escrito a su regreso a Europa, llamado Historia y descubrimiento del Río de la Plata y Paraguay es pletórico en cefaléutica. El cronista nos explica el modo en que los españoles no realizaban su conquista solos, aquella minoría peninsular buscaba siempre hacer alianzas con alguna tribu que tuviera que saldar querellas con otra. La misma aportaba cientos de hombres a favor de los invasores. De este modo, el capitán Martín de Irala (una calle de La Boca) podía enfrentarse contra miles de carios y agaces asistido por los yapirús. En el capítulo XLIII de sus crónicas Schmidl nos cuenta como cristianos y yapirús salieron a buscar al resto de los carios que se le habían enfrentado, refugiados ahora con el cacique Lamberé. Estos indios defendían muy bien el paso del río –nos dice Schmidl– y que de no ser “por la providencia de Dios y por la artillería que disparaba bien” habrían perecido todos los de nuestra partida. En la ocasión los yapirús del bando español cortaron 1000 cabezas para llevarse de recuerdo”.

En abril de este año, el legislador Sergio Abrevaya (GEN) presentó un proyecto de declaración para que el libro ”Cefaléutica de Buenos Aires” sea declarado de Interés para la Comunicación Social y la Cultura de la Ciudad Autónoma (Expediente 1153-D-2019).

Los fundamentos exponen: “No muchos saben quiénes fueron, qué hicieron o cuál es la historia de las personas detrás del nombre de las calles, pasajes y avenidas porteñas. La mayor parte fue olvidada, normalizada en el cotidiano como solo una dirección postal. Las calles de la Ciudad, en gran número, tienen el nombre de alguien que tuvo final trágico. Sabemos muy poco de las calles en las que vivimos, pero a medida en que nos introducimos en las biografías de sus nombres nos encontramos calles de decapitadores y de decapitados”.

“Cefaléutica corresponde a la relación entre destino y toponimia en derredor de las cabezas de las figuras que hacen a un padrón catastral. En el trazado de la ciudad es posible observar una lucha bautismal por el espacio. Un caudal simbólico hecho de nombres que pugnaron por ocupar la capital de la Nación en una contienda enmarcada por el degüello y la exhibición del resultado. Esta es la historia que se cuenta en el libro de Vicente Mario Di Maggio, nacido en Bombay en 1969, hijo de un diplomático argentino y de madre uruguaya. Realizó estudios sobre Políticas Culturales Internacionales en la Universidad de Warwick, Inglaterra y fue profesor de Lenguas en el Colegio San Andrés de la ciudad de Lima. En 2006 funda en Buenos Aires junto a Ral Veroni el Teatrito Rioplatense de Entidades, teatro de operaciones que insiste que el Cosmos es una versión multiplicada del Universo local”, se agrega.

“El Teatrito Rioplatense de Entidades es una plataforma de proyectos donde participan poetas, escritores, artistas, diseñadores y usuarios de las redes sociales. El Teatrito se entiende como un pequeño teatro de operaciones y su eventual histrionismo es aplicado a cuestiones de identidad. Este aspecto es encarado de modo amplio: desde una visión local del mundo, desde sus preferencias lingüísticas (como el uso del vos y su amor por la che), desde la poesía, la novela, la historia e incluso reformulaciones fundacionales como la creación de un Nuevo Calendario. Cada particularidad es celebrada por un grupo que se ocupa de la ininterrumpida tarea de levantar el pesado velo que oculta la rioplatinidad del Mundo”, concluye el proyecto.

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