Canasta básica: los malabares porteños para amortiguar los aumentos
Los vecinos optan por mercados alternativos, cambios en las dietas y algunos hasta participan en compras comunitarias que ofrecen bolsones de fruta y verdura al precio del Mercado Central.
Se fue marzo y todo indica que en el mes de abril el bolsillo de los vecinos de la ciudad de Buenos Aires, donde los precios en las góndolas treparon una y otra y otra vez, seguirá siendo castigado. Ante la escalada, sin paritaria que pueda capearla, llaman a hacer un boicot en supermercados el 7 de abril.
Quien está detrás de la iniciativa es Héctor Polino, ex diputado nacional y conocido por su activa lucha a favor de los consumidores. Desde su asociación Consumidores Libres, que monitorea las subas, llamó a “manifestar el estado de protesta de los consumidores frente a las permanentes remarcaciones de precios que tienen un alto componente especulativo”.
Polino reconoció que “la tarea es harto difícil, pero no debemos aflojar”. “Entre todos vamos a lograr una mayor racionalidad en las relaciones de consumo. Hay que continuar participando. No hay que bajar los brazos. Si trabajamos coordinadamente vamos a triunfar”, auguró.
El tono alarmante de Polino se explica en los datos duros que Consumidores Libres dio a conocer: el relevamiento en base a 38 artículos de primera necesidad arrojó un “aumento del 2,03 por ciento” en el marzo y estimó que a este ritmo la suba de la canasta básica llegará al “50 por ciento” a fin de año.
Consumidores Libres no es la única que da números rojos. Según el INDECOM (Instituto de Estudios de Consumo Masivo) los precios promedio de los alimentos, bebidas, artículos de higiene personal y de limpieza del hogar aumentaron hasta 38,2% entre noviembre y febrero, y su consumo se desplomó un 24%.
La Dirección General de Estadística y Censos de la Ciudad de Buenos Aires dijo que la canasta de consumo total en la Capital Federal en febrero presentó una suba de 3,4 por ciento y ascendió a 13.530 pesos para una familia tipo compuesta por dos adultos y dos menores. Para la misma familia, sin vivienda propia, el costo de la canasta total se ubicó en 16.871 pesos, tras una suba mensual de 3,3%.
La hora del achique
Las primeras reacciones ante tanta suba son suspender primeras marcas o cambiar el tipo de consumo. Con la inflación de años anteriores se registró a nivel nacional una baja en la compra de carne en paralelo a la suba del pollo.
Con la oleada de este verano inflacionario, los cambios llegaron hasta las verduras. “La naranja es de lo que más subió, entonces la gente lleva mandarinas que no están tan altas”, dice una verdulera de Belgrano y Liniers. “Otra cosa que hacen es llevar bandejitas que tienen rayaduras de todo un poco, morrón (que es de lo más caro), cebolla, zanahoria o rodajas de ancos para no llevar la calabaza entera”, agrega.
En las carnicerías también se notan las nuevas prioridades. De los cortes tradicionales pasan a pedir hamburguesas caseras. “Las carne más cara queda para muy de vez en cuando”, dice Hernán, vecino de Barracas que también cambió las gaseosas por jugos en polvo y subió el consumo de fideos y arroz.
Otros testimonios coinciden en la mayor predisposición a recorrer verdulerías y almacenes en busca de mejores precios. Sin embargo el problema común es la falta de tiempo. “Hago compras cuando salgo de trabajar. Voy al súper y veo precios excesivos. Pero estoy tan cansado por el día de laburo que agarro igual. Por cada vez que hago eso, a fin de mes haría una diferencia”, analiza Estéban, vecino de Caballito, quien sale al caer la tarde de una oficina en el centro.
“Ahora se vienen las viandas. Para llevar al trabajo en lugar de comprar sánguches en bares. También viandas para cenar, porque si no llego del trabajo y pido delivery. Con una noche de delivery hago la semana laboral”, piensa Carolina, quien todos los días tiene que viajar desde Avellaneda hasta Palermo para trabajar de secretaria en un consultorio odontológico. “También en el picoteo tengo que recortar. Comprás un yogurt o unas galletitas a media tarde y entre cosa y cosa se van hasta cincuenta pesos. Eso todos los días. Se hace un ahorro a fin de mes”, agrega.
Alternativas en el barrio
El eje de la propuesta formulada por Polino está en las grandes cadenas de supermercados, las cuales reciben a diario a miles de vecinos en cada una de sus sucursales. Aún así, muchos optan por llenar su canasta familiar en otros sitios alternativos.
Este es el caso de Consol, una red de cooperativas de alimentos que los primeros días de marzo abrió un local en Venezuela y Combate de los Pozos (Comuna 3). Uno de los fuertes del local es que ofrece mercas que, por ser hechas en empresas chicas y medianas, no llegan a la competencia en grandes góndolas de las cadenas líderes de supermercadistas. El cambio de precio es evidente.
Otros casos son los viejos mercados de abastecimiento. Entre sus pasillos hay verdulerías, carnicerías, pescaderías, almacenes y hasta ferias americanas. Son una opción para buscar un precio por fuera de las grandes cadenas supermercadistas.
En Caballito (Comuna 6) está el histórico Mercado del Progreso, en Boedo el de San Juan y Boedo, en el límite de Montserrat y San Cristóbal (Comuna 1 y 3) el Mercado San Cristóbal (Independencia y Entre Ríos) y se suma el Mercado Villa Luro (Rivadavia y Lope de Vega).
Las ferias en plena calle
En medio de las subas, el Jefe de Gobierno, Horacio Larreta, hizo un relanzamiento de las ferias itinerantes de abastecimiento barrial (FIAB), que funcionan en las Comunas porteñas.
“Tenemos todas las ferias de la Ciudad, que son doce y van dando vueltas, y lo que hacemos es colaborar con el Gobierno nacional en esta cruzada que ya planteó el presidente Macri, que es la baja en la inflación”, dijo el mandatario.
Según expresaron en el gobierno, se trata de 12 ferias donde participan unos 118 feriantes con precios acordados entre vendedores. Los actuales rigen hasta al próximo 11 de abril. Rigen para las 15 Comunas en forma par. La última canasta tiene 37 productos: frutas, verduras, productos de granja, pescadería y panificados.
“Los precios son muy buenos, que la gente entre al sitio de internet de la Ciudad. Tenemos 65 puntos de la Ciudad identificados”, agregó el Jefe de Gobierno sobre la aplicación para teléfonos móviles con sistema Android que informa el listado actualizado de productos con precios acordados y las ubicaciones de las ferias itinerantes.
Juntos es más barato
Una práctica que se realiza desde hace tiempo es la compra comunitaria de alimentos. Buena parte de estas se hace en locales políticos, cuyos referentes viajan hasta el Mercado Central, compran cajones y reparten luego entre los vecinos que se anotaron en forma previa para hacerse de un bolsón con variedad de frutas y verduras.
Por ejemplo, en la Organización Popular Hormigonera (Riestra 6029, comuna 8) tienen bolsas de frutas con por kilo de banana, ciruela, durazno, banana, pera, limón y uva. Todo por ciento veinte pesos. También hay uno de verduras a 65, que trae: dos cabezas de ajo, medio kilo de berenjena, uno de cebolla, medio de morrón, uno de papa, tomate y zanahoria. Describen que compran los jueves a la mañana, embolsan los jueves de tarde y reparten los sábados pasadas las 13.
En el local político Nuevo Encuentro Comuna 12, bajo el lema “Del productor a tu casa”, el primer y tercer sábado de cada mes venden bolsones de verdura en su local de Villa Urquiza (Galván 3068). Los mismos se reservan en forma personal o por mail. Según sus hacedores, los bolsones varían según la estación. Suelen contener lechuga, tomate, zanahoria, acelga, repollo, berenjena, morrón. La última vez trajo también cebolla y papa. Pesa entre 6 y 7 kilos”.
En muchos locales recurren al contacto con cooperativas de la economía solidaria. Es el caso del local político de Nuevo Encuentro en Palermo (Comuna 14), donde los pedidos se hacen a organización comunitaria La Yumba.
AlCarajo es un bar cultural de Almagro. Está en Agrelo al 4000 (Comuna 5) y también organiza compras comunitarias que convocan a cerca de cien vecinos por edición mensual. Además, el bar organizó una cooperativa de trabajo que ofrece a los vecinos prepizzas a precios económicos.