Caballito, el nuevo polo gastronómico de la Ciudad
Con el boom de la construcción de torres, el barrio del oeste fue incorporando mejores y más variadas opciones para comer, desde locales de sushi hasta parrillas cool. Pedro Goyena es ahora una avenida “it”.
Pizzacafés con la tele prendida a toda hora, restobares con carteles de neón y poca convocatoria, confiterías pensadas para un público de estudiantes universitarios, sin muchas pretensiones, más que café con leche y tostados baratos y que los dejen acampar durante horas para repasar las fotocopias de Sociedad y Estado. Hasta hace unos pocos años la zona aledaña a la calle Pedro Goyena, en Caballito, era un páramo gastronómico: un lugar del que uno debía huir (y rápido) si lo que buscaba eran grandes emociones culinarias. O, al menos, una pequeñita emoción, algo. Lo que fuera.
Por fortuna, esta realidad comenzó a cambiar. Una seguidilla de lugares abrió en los últimos años, conformando un polo cada vez más atractivo. No estamos diciendo que esas cuadras arboladas de tipas –a la que muchos están llamando hoy “Caballito Gourmet” para diferenciarlo de la zona de José María Moreno y Rivadavia y sus galerías ochentosas– sea el próximo Palermo o Villa Crespo, más bien que hubo un surgimiento de lugares crecientemente “palermizados”, bien distintos a lo más tradicional del barrio.
Sobre Pedro Goyena, en las 17 cuadras que van desde Avenida La Plata hasta Puán, hay alrededor de 20 locales: marisquerías, restaurantes de cocina japonesa, mexicana, española, parillas con onda, cadenas de pizzerías y de sushi, y hasta un take out peruano con cocineros recién llegados de los grandes comedores del Abasto, como Mamami.
Una de las últimas y más resonantes aperturas es la parrilla Fiera, en la esquina de Viel, donde antes funcionaba El Sulky. Abrió sus puertas hace dos meses y a los pocos días ya había fila en la puerta. Pensada con proyección de cadena, tiene una carta breve y apelativa, un ambiente cuidado que da más para plan de salida en pareja que para mesa con amigos post-fútbol cinco.
Entre los platos, por ejemplo, hay osobuco a la parrilla para compartir –primero se lo brasea y se lo grilla a último momento– , chorizo de puro cerdo de distinta longitud -10, 20 y 40 centímetros-, entraña sin membrana, cortes de carne que llegan acompañados de aderezos picantes, dulces y salados, vino rosado en jarra combinado con frutos rojos, postre vigilante o el flan con doce huevos al estilo de doña Petrona. Una apuesta común en otros barrios pero algo que en Caballito sencillamente no existía.
Uno de los tres socios de Fiera es Sebastián Ríos, socio fundador de Ríos de España, la empresa que gerencia la cadena Almacén de Pizzas, que de alguna manera también ayudó a cambiarle el perfil a la zona. En abril de 2012 abrieron un local enorme en Pedro Goyena 301, que desde entonces es uno de los más exitosos de la firma, entre los 14 que tienen repartidos en buena parte de la ciudad y de Rosario.
“El barrio está cambiando: hay un par de jugadores de siempre que persisten como Tía Margarita o Sócrates, adonde van los clientes más tradicionales de Caballito. Pero el perfil hoy es otro. Ganan los restaurantes que entienden que el público es distinto, más joven y más enterado a nivel gastronómico”, explica Ríos.
La metamorfosis está apalancada por el boom de la construcción en la zona y las torres de departamentos de uno y dos ambientes a las que se mudaron una legión de solteros y de parejas jóvenes. Caballito fue uno de los barrios protagonistas del boom inmobiliario y hoy lo habitan unos 30.000 habitantes por kilómetro cuadrado. “Al vecino le gusta quedarse en el barrio. Por eso la idea que reina detrás de estos nuevos lugares es traerles un poco de Palermo a Caballito”, agrega Ríos. También tienen mucho éxito las marcas famosas y ya probadas en otras zonas como Itamae (Pedro Goyena 262), Tienda de Café (Pedro Goyena 1002), o mismo Almacén de Pizzas.
CABALLITO NIKKEI
A pocas cuadras de esta zona, ya casi pisando Flores (J.B. Alberdi 2259), abrió hace seis meses una sucursal de delivery y take out de la cadena de cocina nikkei y sushi Ceviche, que se sumó a las sucursales que ya existen en Palermo, Cañitas y Pilar. Si bien la carta es más acotada, están presentes los platos más característicos como el ceviche del Mercado (lenguado del atlántico macerado con limón norteño, calamaretes y chicharrón de rabas), los rolls de langostinos panizados y pepino cubiertos en salmón, lenguado y caviar con salsa teriyaki, las papas a la Huancaína o las Yuquitas crocantes.
Hablando de huancaína, el delivery peruano Como Lima Nueva (Pedro Goyena 387) es otra de las flamantes apuestas. Para que los caballitenses no tengan que moverse de la zona, el chef trujillano Miguel de los Ángeles Carvajal Córdoba prepara jalea mixta, pollo broster, lomo saltado, seco de cordero y arroz chaufa entre otras especialidades criollas y chifa. El dueño del local es Pablo de Fusco, quien al ver que empezaban a florecer los restaurantes de cocina étnica en la zona, creyó que era una buena oportunidad para la cocina más aclamada del subcontinente. “Desde que se mudó tanta gente a las torres nuevas, empezó a generarse un mercado. Y probablemente siga creciendo”, confía.
LOS PIONEROS
La semilla de esta movida la sembraron restaurantes de sushi como Satoyi o Kiku que aún están en pie. Kiku, más tradicional, es uno de los más respetados y se presenta como el “pionero de la cocina japonesa en Caballito” (abrió en 2006). Está ubicado en Pedro Goyena 75 y consta de un salón amplio desde el cual se puede ver la laboriosidad de los sushimen. Además de sashimis de pulpo marinado con limón, de pescado blanco y de salmón, venden buen tempura, salteados al wok y sukiyaki, una especie de fondue al vapor nipona que se termina de cocinar en la mesa y que incluye carne, vegetales y fideos. Satoyi, a un par de cuadras, abrió camino también en el nivel estético, ocupándose del ambiente además de la comida. Fue el primero con un aire un poco más sofisticado y nocturno.
Más allá de lo étnico y del sushi, muchas cadenas están eligiendo la zona para instalar sus sucursales. Un caso emblemático es Tienda de Café, que ya tiene cuatro por esos lares, la más flamante, claro, en Pedro Goyena (y Cachimayo) en una casona antigua que se salvó de la construcción indiscriminada de torres. “Muchas marcas están notando que es un buen lugar para desarrollar nuevos conceptos de gastronomía gourmet –señala Fernando Goijamn, director comercial de la cadena–. El de Caballito es un público que hasta hace poco debía moverse a otros barrios para darse un gusto y hoy valora muchísimo que las marcas hayan llegado para darle alternativas”.
LOS DE SIEMPRE
Hay algunos restaurantes en Caballito, pocos y más del estilo bodegón, que se mantienen desde hace décadas. Pucará, por ejemplo, en la esquina de Independencia y Senillosa. Cero ambiente, nada de sofisticación, pero unos calamarettis a la lyonesa y un arroz con mariscos inolvidables. Para hacerse de una mesa –el lugar es chico– hay que llegar antes de las 20.30. Otro clásico es Pedro 94 (Pedro Goyena 94) mezcla de pescadería y restaurante decorado con redes, sogas y demás elementos que remiten al mar. Fritata de mariscos, salmón rosado con salsa de camarón y tortilla de papas son los platos a pedir.
En la esquina semicircular de Ángel Gallardo e Hidalgo, en tanto, se levanta desde 1933 Los Portugueses (hoy lo administra la tercera generación de sus fundadores), otro ineludible a la hora de los pescados –besugo a la vasca, merluza a la gallega– pero también parrilla y minutas. Es uno de esos restaurantes que se le animan a varios frentes y les sale bien. Y si hablamos de pastas, el italiano Vittorio (Emilio Mitre 833) y La Mía Casa, una rotisería que amasó desde 1977 una fama en forma de goulash con spaetzle, ravioles de verdura y flan casero. Hace seis años se mudaron a un local más lindo en la misma cuadra para aggiornarse y sumarse al “upscale” gourmet del barrio.
Los empresarios que ya le echaron el ojo a la zona planean nuevas aperturas y dicen que el mercado da para más. Habrá que esperar. Por ahora algo es seguro: el Caballito de hoy difiere bastante del de hace tres años, cuando a lo máximo a lo que se podía aspirar a la hora de comer afuera era conseguir un tostado decente.
Recuadro
TAMBIÉN LOS MERCADOS
Más allá de los restaurantes que se inauguraron en los últimos años, Caballito tiene otros atractivos gastronómicos. Para empezar, alberga al centenario Mercado del Progreso, la mejor feria de Buenos Aires, la más nutrida, con impecables verdulerías -la de José o La Boutique de la Fruta-, carnicerías como el Rey de la Molleja, granjas y buenas pescaderías como la de Fede y Pablo o La Marina. Vale la pena darse una vuelta por su renovada web -mercadodelprogreso.com- antes de acercarse a hacer las compras.
A pocos metros, sobre Del Barco Centenera, se encuentra Europa Deli donde se pueden conseguir vinos kosher, pastrón, matzá, leijkaj y torta de queso entre la oferta de productos de Medio Oriente. Sumado a esto, la feria saludable Buenos Aires Market desembarcó allí por primera vez en junio, en el Parque Rivadavia. Una muestra más de la avidez de los vecinos por mejores alimentos y opciones más gourmet.