Bike Polo: una década de goles a toda velocidad en las noches de Palermo

Hay partidos los martes y jueves desde las 21 en Plaza Unidad Latinoamericana de Medrano y Costa Rica.

Nada de caballos salvajes. Acá la tracción a sangre es de los deportistas de Bike Polo que pican veloces y precisos de punta a punta en la cancha de cemento de la Plaza Unidad Latinoamericana de Palermo (Comuna 14). En bermudas, casco, rodilleras, con aire rockero, golean, gambetean con el taco; disfrutan la velocidad y la libertad de las dos ruedas. En el entretiempo, sobre las gradas, comparten una comida y anécdotas graciosas. Hay cuerpos cansados y también camaradería, la autogestión para empujar entre todos este deporte urbano con una década de vida en la Ciudad de Buenos Aires.

“Practicamos y jugamos partidos mixtos los martes y jueves desde las 21; a veces estamos hasta medianoche. Nos reservamos este tiempo, es nuestra disciplina”, dice Esteban “Cren Cha”, uno de los referentes, con más de tres años en este deporte. “Hacemos partidos de tres contra tres, a 12 minutos o cinco goles. La gente que viene a la plaza nos ve y se acerca a preguntar, algunos arrancan a jugar”.

Esta cancha, en Medrano y Costa Rica, tiene historia. En el presente es la única donde se hace Bike Polo en la Ciudad. Dicen los memoriosos que los primeros partidos se jugaron en abril de 2010. “Ya en 2009 había prácticas y charlas formativas”, cuenta Dieguez, uno de los pioneros locales. Tiene el pelo entrecano y una camisa a cuadros, con pinta de músico de punk-rock. “En 1997 arrancó el Bike Polo en la ciudad de Seatle (Estados Unidos). Hay un cartel en la canchita que recuerda ese primer partido. Después se extendió en el mundo”.

En el país hay delegaciones de jugadores también en Santa Fe, Rosario y Córdoba, donde se hará el mundial de Bike Polo en octubre; es la primera sede sudamericana. “Es un impulso enorme, da visibilidad a este deporte que no es tan masivo. Que haya torneos sube el nivel en general, volvés motivado. Ves que acá se ponen a jugar con más velocidad, más precisión, ganas de mejorar”, celebra Cren Cha.

Las delegaciones están en contacto por redes sociales. Lucas es de Santa Fe capital, cuando vino a Buenos Aires investigó dónde había Bike Polo porteño: “Lo hacíamos allá en un callejón. Hablé para venir acá y desde hace dos o tres meses estoy siempre. Me encanta. Me gusta esto de deporte under, independiente, cranear desde abajo, de cero”.

Franco, el “Ñeri”, es uno de los deportistas con más años de experiencia, incluso participó en torneos nacionales. Empezó a entrenar en su Chaco natal: “En el centro de Resistencia había una cancha de rugby, jugábamos con palos de escoba y pelotas de fútbol. Vine en 2012 a Buenos Aires a estudiar y me enteré que practicaban en esta plaza”.

Más allá de lo deportivo, en las gradas y en la cancha se respira camaradería y respeto. “Somos autogestivos, nos gusta la idea de entrenar en una plaza pública, que sea gratis, ser organizadores de torneos; también queremos que venga gente a ver, alrededor de la cancha hay gradas de cemento, se presta a mirar; que sea un momento de disfrute para todos”, dice Cren Cha y agrega: “Es un deporte mixto, apuntamos a que vengan más chicas, a que sea un espacio sin machismo”.

Carolina hace Bike Polo desde agosto de 2017. Habla, en lo deportivo, sobre una idea de progreso comunitario: “Cuando hay un jugador nuevo, vamos haciendo que aprenda. No vamos a jugar el máximo. Los que tenemos más experiencia indicamos y muy de a poco presionamos para que entienda qué pasa, cómo es la dinámica, fomentarle para que mejore de a poco. Somos ciclistas y sabemos lo feo que es golpearse, por eso inculcamos el respeto propio y el respeto por el otro. No sirve un partido que frenás a cada rato porque la gente juega brusco”.

Carolina armó su bicicleta con piezas que le pasaron sus colegas. “Podés hacer deporte con cualquier bicicleta, pero a medida que progresás, ponés piezas más específicas. Es gracias a la ayuda mutua que lo hacemos”.

Ñeri recuerda que empezó con una bicicleta de montaña y luego consiguió un cuadro nacional hecho para Bike Polo: “En general, lo que tienen que tener es pique corto y reacción para frenar, nerviosismo en el manubrio. Tenés que hacer movimientos y giros en un espacio y tiempo reducido. A la hora de jugar los partidos, no tienen que tener las bicicletas nada cortante, nada que sobre como una bocina o un candado”. “Las partes de los tacos se venden por separado, en general la gente se los arma a medida (más pesados para practicar, más livianos para los partidos”, agrega.

Andar en bicicleta por la calle y jugar Bike Polo son dos mundos distintos, aunque se transiten en dos ruedas. Ellos no hablan de pasear, dicen que la bicicleta es su medio de transporte. “Mi único medio de transporte”, enfatiza Carolina. Ella, Ñeri y otros tantos tiene una violeta para andar en la calle y otra para los partidos.

Nacho, que hace tiempo entrena en la plaza de Palermo, explica: “Es un contacto personal con la bici, es entender que el Bike Polo te plantea un vínculo nuevo. Tenés que tener confianza plena en tu bici. Si van a las chapas a la esquina tenés el taco y que tenés que golpear a la pelota, no a un compañero o al piso. Son muchas cosas. Cuando vovlés a la calle sentís esa diferencia”. Cren Cha enfatiza: “Cambian aspectos sutiles pero precisos en cómo te sentás, cómo pedaleás, cómo frenás”.

Celebran la idea de deporte under y autogestivo, pero también quieren que crezca en visibilidad, desarrollo y número de deportistas. “Me encanta jugar, me anima mucho que haya gente que se quede; antes me gustaba la bicicleta, pero con el Bike Polo fue lo definitivo”, celebra Carolina. Cren Cha agrega: “Venís, jugás, aprendés una nueva relación con la bicicleta; jugás partidos, pero también charlás, compartís cosas que tengan o no que ver con la bicicleta. La gente que viene solo por el deporte se termina quedando por la gente, por el vínculo”.

Fuente: Agenda Porteña

Deja un comentario