Avanzan las obras en la Casa de Ejercicios, uno de los últimos edificios porteños del siglo XVIII

La histórica edificación de Independencia y Salta tendrá vereda nueva y muros limpios.

La histórica edificación de Independencia y Salta tendrá vereda nueva y muros limpios.

Para muchos es sólo la “vereda angosta al lado de la 9 de Julio”, para otros el paredón encalado donde plasmar pintadas políticas en la previa de actos en Plaza de Mayo. Lo cierto es que el edificio de Independencia y Salta es mucho más que esta apreciación de los habitúes del microcentro. La Casa de Ejercicios es un tesoro porteño que se conserva desde el siglo XVIII.

La Santa Casa de Ejercicios Espirituales San Ignacio de Loyola, así su nombre completo, fue creada por la Compañía de Jesús en 1795. Consta de un convento conformado por claustros, patios y capillas. También hay celdas para las religiosas y para los ejercitantes, dos capillas públicas -el oratorio “Jesús Nazareno”, en el que se venera una impactante imagen de Jesucristo, de origen cuzqueño, y la del “Divino Salvador”, vinculada con los claustros de los ejercitantes, según BATravel. La laica María Antonia de Paz y Figueroa terminó el inmueble en 1810, aunque para 1799 ya estaba de puertas abiertas. Esta casa religiosa desde entonces atesora elementos cruciales en la historia religiosa y social de la Ciudad y el país.

A sus puertas han rezado distintos próceres de Mayo como Liniers, Saavedra, Belgrano, Castelli, Moreno. También lo hizo el primer presidente Bernardino Rivadavia y luego el gobernador bonaerense Juan Manuel de Rosas, cuya hija Manuelita quiso enviar a su amiga Camila O’Gorman para protegerla de su trágico destino: ser fusilada junto a su novio cura en medio de uno de los dramas amorosos más grandes de la historia local.

En pleno siglo XXI su vereda angosta resultaba un fastidio para los estudiantes universitarios, trabajadores y vecinos, por lo que el gobierno hecho mejoras urbanas, prontas a finalizar.

Además, Ciudad restauró los muros de la Casa, los cuales son blanco frecuente de pintadas políticas y vandalismo. Es un edificio de enorme valor histórico pero aún así en todos estos años su fachada no recibió el debido respeto por parte de la ciudadanía local.

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