Aníbal Ibarra: “Quiero volver a ser jefe de Gobierno”
La muerte de Omar Chabán, la proximidad del décimo aniversario de la tragedia de Cromañón y la agresión sufrida durante una reunión política (según él, por intensión de un periodista de Clarín), fueron determinantes para que Aníbal Ibarra vuelva, en las últimas horas, al centro de la escena pública. En medio de esos sucesos, el legislador porteño del Frente Progresista Popular recibió en exclusiva a Pura Ciudad para una charla sobre política, medios y Ciudad. Allí, Ibarra confirmó sus planes para 2015 y respondió a todo. Una charla mano a mano con un dirigente tan discutido como clave en el desarrollo de la vida política porteña.
– Anibal, ¿Por qué querés ser jefe de Gobierno otra vez?
– Porque quiero que en la ciudad de Buenos Aires se construyan viviendas y que sean accesibles para la gente. Me propongo como objetivo para la Ciudad, “Una vivienda, una familia”. Que no haya vivienda sin familia ni familia sin vivienda. Quiero que la educación pública sea un orgullo. Que haya un Estado preocupado y que invierta -en términos económicos y en recursos humanos- en la educación, que es la mejor herramienta para lograr igualdad de oportunidades. Quiero que haya recursos para obras transformadoras, como el subte o para evitar inundaciones. La Ciudad está en condiciones de hacer esto y muchas más cosas. Pasar de la cultura de “ver y aplaudir el show de un gran artista” a ser un Estado que promueva políticas culturales participativas de la sociedad. Que la persona participe, cree, y no sea un espectador pasivo. Buenos Aires son varias ciudades en una: hay barrios con servicios de primer mundo y otros que no. Nombré algunos temas puntuales que pueden tomarse como base para un programa. Todo eso conduce a una Ciudad más equilibrada y más justa, sin disparidades. Por todo esto, quiero volver a ser Jefe de Gobierno.
– ¿Cómo interpelás a la sociedad habiendo ya gobernado?
– No soy esquemático con eso. El compromiso con la ciudad de Buenos Aires no depende de un cargo. Es decir, un cargo como ser jefe de Gobierno es una herramienta importante para llevar adelante los objetivos que uno está convencido que son los mejores. Estuve mucho tiempo sin un cargo y seguí comprometido con la Ciudad. Después de ser jefe de Gobierno fui legislador dos veces. Muchos pensaron que, después de ser jefe de Gobierno, no iba a “pintar” por la Legislatura. Sin embargo, vengo todos los días, participo en los debates, en las comisiones. Eso será para otros que no le prestan atención, subestiman o desprecian un cargo legislativo. Quiero aprovechar toda mi experiencia y compromiso por la ciudad dentro de un proyecto colectivo. Los proyectos personales han sido muy dañinos. Han generado muchos errores y equivocaciones así como retrocesos en la ciudad de Buenos Aires. Hay que convocar a muchos sectores. Incluso a quienes han estado en otros sectores políticos porque podemos coincidir en temas centrales de la Ciudad. ¿Queremos un Estado pasivo que mire como las constructoras desarrollan el perfil constructivo de la ciudad -de acá a un tiempo no vamos a tener barrios bajos porque aparecen edificios por todos lados- o queremos un Estado que ponga límite a eso? Que promueva la construcción pero con límites y racionalidad. Desde ese lugar vamos a convocar a mucha gente que comparta este proyecto de Ciudad.
-¿El FpV estaría en esa órbita?
– Voy a competir en las PASO dentro del esquema del FpV con una mirada amplia. No podemos cometer el error de hablarle solamente a los propios. El aplauso es más sencillo de obtener pero me parece que hay que hablarle a otros sectores sociales. Incluso, que han estado lejos del FpV. Podemos tener divergencias pero si coincidimos en un proyecto en cuestiones centrales como el rol del Estado, la defensa de lo público, donde deben privilegiarse las inversiones de un estado. No quiero solo dar testimonio en un proceso electoral. Si me presento es mirando un colectivo más grande, para ganar, y creo que estamos en condiciones de ganar. No por un tema de vanidad. Insisto, hay que dejar –o tratar, no quiero ser presuntuoso- las vanidades de lado. Se trata de llegar al gobierno como una herramienta de transformación.
-El FpV no se movió del 25% de los votos en las últimas elecciones….
– Ese es el techo y tenemos una obligación política de romperlo. Por eso decía que no me conformo con dar testimonio. No me digas “sacamos 27% y subimos 2 puntos” si perdimos por escándalo. No. Estamos en condiciones de ganar pero tenemos que tener una actitud de convocar, interpelar y dialogar con otros sectores. Hay que buscar esto. ¿Qué hacemos’ ¿Le hablamos a los propios, nos encerramos y constituimos algo homogéneo y chico o tenemos algo más heterogéneo y plural, que permita romper ese techo, y avanzar hacia la perspectiva de ganar la ciudad de Buenos Aires? Esto no implica pensar que hay que juntarse con cualquiera. No estoy de acuerdo con que haya que juntarse con cualquiera para ganar.
-Me sacaste la pregunta de la boca…
– Soy un convencido de cerrar posibilidades electorales a juntarme con quienes tienen un proyecto totalmente distinto. No hacer un rejunte que estalla a los pocos meses, y más si van para lugares completamente distintos. La verdad, no tiene sentido. Si hay alguien que detesta lo público, idealiza lo privado y quiere todo va a favor de las corporaciones y los sectores empresarios, no podemos hacer ningún tipo de acuerdo. Nosotros estamos en un proyecto completamente distinto. El rol del Estado que conciben ellos es completamente distinto al nuestro. No nos vamos a juntar con cualquiera para ver si sacamos un voto más. Si ser amplios pero no hacer un rejunte ya que es inviable sino que, además, lo paga todo la sociedad.
– ¿Crees que a Mauricio Macri se le “perdonan” los errores más que a otros?
– Macri tiene un acuerdo político, y en unos casos, económico, con grandes medios y corporaciones que, en el caso de él, casi ni mencionan cuestiones muy graves. Si lo hiciera el Gobierno nacional merecería tapas y minutos de televisión. El endeudamiento de la ciudad ha sido escandaloso. Incluso sospechado en algunos endeudamientos de consultoras ficticias que se han llevado un millón de dólares. Eso no está en los medios. ¿Por qué? Porque en esa alianza política y económica, los medios lo defienden a Macri. No es que la gente lo perdone a Macri sino que estamos en un distrito con los grandes medios federales que realizan una barrera de protección a Macri.
Otra cuestión es que, por ser capital del país, discutimos y votamos cuestiones nacionales. Entonces, puede haber gente que no este muy contenta con la gestión de Macri pero sin embargo, quiere castigar al gobierno nacional. Sabe que el voto a Macri es la mejor forma de castigo, lo va a votar. Hay mucha gente que hace prevalecer esa discusión nacional, castigando al gobierno nacional por sobre temas puntuales de gestión. Entonces, cada vez que se ha peleado con el gobierno nacional, a Macri le fue bien en la ciudad. Ha promovido y fogoneado esas peleas. No es que ha sido víctima sino que fue una estrategia porque le ha ido bien electoralmente cada vez que se peleó con el gobierno nacional.
-Hablaste de abrir el debate, pero ¿Al ciudadano le interesa participar? ¿O más bien es cómodo?
– No lo veo en términos de comodidad. Algún candidato generará más confianza que otro. El ciudadano escucha, elabora un eje central de propuestas y sabe por dónde va. No necesita leer los “diez puntos” de una propuesta porque muchos no cumplen ni uno. Entonces, la gente, en ese sentido, tiene su base. No se si llamarla ideológica pero si de convicción sobre muchas cosas. A partir de ahí, ve a los candidatos y las fuerzas políticas. Algunos participaran más, otros menos. Pasa en todas las ciudades pero esta es una ciudad que no mira para el costado los problemas cotidianos. Se involucra, demanda, exige, controla. Eso está bárbaro. Nos pone a los que tenemos responsabilidades políticas en un lugar de no cruzarse de brazos porque hay una sociedad atrás que está movilizada y activa. En la ciudad de Buenos Aires nadie puede sentirse seguro del resultado electoral. Aquí han ganado todos los sectores políticos con lo cual nos exige que seamos cada vez mejores porque aquel que se sienta seguro en su sector electoral, se equivoca. Acá no hay partido político que te pone al Pato Donald y gana. No es asi.
-¿Crees que FAUNEN es la Alianza siglo XXI?
– Ningún momento histórico es igual a otro. Creo que la Alianza, en su momento, fue lo que fue. Un gran fracaso del que participé, desde el FREPASO. Fue un espacio que, insisto, nos desilusionó a muchos pero sobre todo, a millones de argentinos. Hoy, puedo rescatarle que se hayan juntado en una contienda electoral. Que hayan hecho internas que movilizaron a muchísima gente pero también es lo que decía antes. Hay que tener cuidado de no juntarse de cualquier manera con cualquier sector político porque después, uno quiere ir al norte, y otro al sur. Entonces estalla por los aires. Ahora se está viendo un poco de eso cuando hay algunos que dicen “queremos juntarnos con Macri” y otros “no queremos juntarnos con Macri”. Eso también es consecuencia de juntarse a cualquier precio para sacar más votos. En ese sentido, es criticable. Pero bueno, dejo que las otras fuerzas políticas hagan su propia experiencia.
-¿Por qué la palabra “progresismo” ha caído en desgracia?
– Son “etiquetas” que tienden a encasillar y a veces, son injustas. Entonces, ¿Qué es progresismo? ¿Binner es progresista? Hace unos años, si pero hoy hace declaraciones que parecen de un liberal conservador de derecha. Entonces, todo es muy movedizo. Más que por consigna, preguntaría –y que me digan- que rol quieren para el Estado. Un rol pasivo, sometido a las corporaciones o que se plante y oriente sus recursos a determinados sectores. Ahí si podemos decir que puede ser progresista, popular…Ponganle el nombre que quieran pero a mi me interesa lo central, porque después encontramos a quien se dice “progresista” y después termina opinando de manera tal que, si cerramos los ojos, pareciera Alsogaray.
A esta altura trato de encasillar menos y correr los casilleros que levantan paredes. Trato de derribar las paredes y buscar las cuestiones centrales. Después, pongan el nombre que quieran.
-Fuiste fiscal por la restitución de los hijos y nietos de desaparecidos. ¿Cómo viviste lo ocurrido la semana pasada, con las pintadas a los pañuelos blancos de las Madres, en la Plaza de Mayo?
– Me indignó. Más allá de la cuestión formal, delictiva , me indignó que alguien sienta placer por ultrajar un pañuelo de las Madres de Plaza de Mayo. Me recuerda la canción de Serrat, “entre esos tipos y yo, hay algo personal”. La verdad, es algo que no lo puedo concebir. Existen personas que quieren que vuelvan los militares y justifican la tortura. Hay y son seres humanos que están ahí. No son monstruitos que estan en el espacio etéreo. Están ahí. Ellos están en una vereda distinta a la nuestra. Me indignó no solo que alguien hiciera eso sino que lo disfrutara. Que sonriera para la cámara de foto.
-El hecho, no contó con la cobertura de los medios principales de comunicación…
– Bueno… Los medios…. Una de las cosas centrales de la Ley fue que les sacó la careta a muchos medios que se ponían en el lugar de jueces de algo etéreo e impoluto, y que ellos decían que estaba bien o mal y que eran “objetivos”. Ahora se les sacó la careta y muestran que son un grupo empresario que responde a intereses económicos y al paquete accionario en lugar de esa mentada “objetividad”, que difícilmente exista. Entonces, esa es una de las grandes virtudes de la Ley de Medios. Por eso, esos medios no lo van a reflejar porque no les conviene. ¿De objetividad me hablan? Objetividad que manda los bolsillos, los negocios económicos y los acuerdos políticos. No les conviene poner de manifiesto eso por más que ocurra, exista y se mueva por las redes sociales. Ellos no lo cubren. Es como cuando deciden cubrir a Macri de situaciones escandalosas pero bueno, es Macri y es una herramienta política en la disputa con el gobierno nacional.
-Te sorprendió la designación de Marcelo Tinelli como “personalidad de la Cultura”?
– No. Es un criterio de cultura del espectáculo que tiene el PRO. Tinelli es una persona que, si eligieran a un “empresario destacado”, esta bien. “¿Empresario nacional destacado”? Sin dudas porque es un gran emprendedor. Pero si eso es la cultura que queremos premiar para la Ciudad de Buenos Aires o en la Argentina, me parece que no. Se confunden los rótulos que se quieren reconocer. Se buscaban la veta de “empresario destacado”, era otra cosa, pero obedece a otro criterio de políticas culturales.
-Falleció Omar Chabán. Te pido una reflexión al respecto.
-Es complicado hablar de alguien que falleció. Siempre traté de no particularizar en tales o cuales personas. Si puedo decir que Cromañon fue una tragedia muy dolorosa que fue utilizada políticamente por sectores políticos para quedarse con un gobierno. Entonces aprovecharon todo lo que tenían a mano para tergiversar, cambiar y esconder en pos de esa estrategia. Lo hicieron. Silenciaron el rol de la policía que fue central para que ocurriera lo que realmente ocurrió. El objetivo no era discutir la verdad ni ver que vuelva a ocurrir sino quedarse con un gobierno. En función de eso, algunos medios y la política porteña en gran parte, usaron la tragedia para voltear un gobierno. De otra manera, les iba a ser muy difícil. Era un gobierno que tenía gran aceptación. Las encuestas hechas en ese momento, un 60 y 70 % estaba en contra de la destitución. Incluso gente que votaba al macrismo estaba en contra de la destitución. Un gobierno que había atravesado el 2001, el 2002 sin haber aumentado los impuestos y no estaba endeudado. Que estaba haciendo obras en tres subterráneos a la vez, y que había arreglado hospitales públicos asi como construidos escuelas. Aprovecharon la tragedia para quedarse con un gobierno con esas características. En el medio, Chaban fue uno de los que estaba en esta situación. Fue condenado y había estado involucrado con la policía, que fueron condenados por corrupción, cosa que no ocurrió con los funcionarios de la Ciudad de Buenos Aires. Creo que, en todo caso, la reflexión excede a Chabán y si la utilización que se hizo de esa tragedia.
-¿Qué sentís cuando un sobreviviente o familiar de Cromañon te increpa?
– Soy de hablar y reflexionar con todos. Asi como hay gente que me increpa, hay gente que viene acá a charlar. Gente con la que tengo relación personal sin haberla conocido antes. No encasillo a todos los padres de la misma manera. El familiar habla desde el dolor. Lo comprendo. Nunca polaricé ni debatí con los familiares porque hablan desde ese lugar y lo peor que le puede pasar a una persona es perder a un hijo. Si critico la política que usaron algunos familiares para sus objetivos. Pero en muchos casos hemos discutido, reflexionado en el marco del respeto. Está bien la discusión y nos ayuda a todos.
-¿Qué autocrítica haces respecto a como manejaste el tema Cromañón?
– En todo caso, no haber transmitido a la sociedad muchas de las cuestiones centrales que posibilitaron que Cromañón ocurriera. Tenía el prurito que, salir a discutir o polemizar, era politizar la tragedia y me refugié en una cuestión del respeto en el dolor. Por ahí, la sociedad necesitaba por también escuchar muchas de las cosas que hoy pueden reflexionarse. La policía estaba allí y dejó pasar cientos de bengalas y al triple de gente cuando estaba obligada –no porque a uno se le ocurra, sino por el Código Contravenciones- a actuar. No lo hicieron porque recibieron plata. Eso es corrupción y fue la corrupción la que posibilitó que ocurriera lo que ocurrió.
Creo que fue un error no haber salido a decir estas cosas. El miedo a la politización me llevó a eso. Años después se reconoció que los servicios de emergencias y el SAME actuaron muy bien. En otro país les hubieran dado una felicitación por cómo actuaron mientras acá tuvieron que soportar causas judiciales porque la denuncia de cómo actuó el SAME estaba dentro del marco de voltear un gobierno. Había que cuestionar todo. Incluso lo que hicieron los médicos, enfermeros y profesionales esa noche, que fue destacable. Insisto, en otro lugar y en otro contexto, les hubieran dado un reconocimiento a la labor que hicieron. Pero bueno, el objetivo de la política fue quedarse con un gobierno. Dicho esto, insisto que la cuestión central fue exitosa en tanto desviaron todo hacia el gobierno de la Ciudad. De todos los funcionarios condenados, solo tres no están condenados por corrupción, y esos son los funcionarios del gobierno de la Ciudad. Sin embargo, si le preguntás a la gente,. te dicen “la corrupción de los inspectores”. Y No. No hubo ninguno condenado por corrupción. Esto (su destitución) obedeció a una clara estrategia política. Está buena la reflexión y con el paso del tiempo, debatirlo. Seguro que hubiera sido mejor debatirlo en ese momento. Nos hubiera permitido tener otras reflexiones e ideas, y no solamente la de aquellos que querían quedarse con el Gobierno.
-Más allá de Cromañón, ¿No se busca más culpables que justicia?
– Es la cuestión de la justicia mediática o la mediatización de determinados casos judiciales. Cuando se produce una mediatización con un impacto de los medios, la gente asume a través de los medios quién es culpable, quién es inocente, quién es el malo o el bueno. Esa es una situación de riesgo porque muchas veces no tiene que ver con la realidad sino con la posición de los medios respecto a determinados casos judiciales. En ese caso, la gente absorbe lo que les da los medios. Ese es el poder que tienen los medios. En este caso, los medios fueron funcionales a los intereses de la política. Muchos de los cuales, con la tragedia caliente, ya estaban pensando que hacían para provocar la destitución.
– Ricardo Forster decía que no iba a programas donde la política se mediatizaba pero está la cuestión que, si no se va a esos programas, no se accede a un sector importante de la gente.
– No se si es que se mediatice. El hecho que sea mediático no está mal. El problema es cuando es un show o cuando uno participa en un programa haciendo roles ajenos a uno en pos de tener rating. Esto siempre lo busqué evitar. Recuerdo que me pedían que vaya a contar chistes a un programa que tenía 30 puntos de rating. No cuento chistes ni entre mis amigos. No me sale. Eso es participar de un show en el que uno no es el que es. No hay que prestarse al show de cosas que son ajenas a uno, que pasan por los intereses de los medios más que por las convicciones de uno. Ese paso no lo doy. Si significa no ser conocido, lo siento. La búsqueda de la coherencia es un valor que no puede dejarse de costado. Estamos en una sociedad mediatizada. Uno tiene distintos medios, incluso algunos en los que uno no se siente cómodo. Hasta ahí, todo bien. Después que uno haga show para tratar de ser conocido, ganar algún punto de rating o algunos votos, no cuenten conmigo para eso.