Ana Frank tiene su espacio de memoria en pleno barrio de Coghlan

A 70 años de la publicación del célebre Diario, se puede recorrer esta casona donde se montó un museo, un centro de formación docente y se hacen actividades reflexivas sobre los derechos humanos. Este año abrió el Espacio 'Otto Frank' dedicado a jóvenes de entre 16 y 26 años.

A 70 años de la publicación del célebre Diario, se puede recorrer esta casona donde se montó un museo, un centro de formación docente y se hacen actividades reflexivas sobre los derechos humanos. Este año abrió el Espacio ‘Otto Frank’ dedicado a jóvenes de entre 16 y 26 años.

“Esto parece una simple biblioteca, pero no lo es”, dice la joven guía de rulos y arito en la nariz y desliza a un costado el escritorio apoyado contra la pared. Aparece entonces un pasadizo en el primer piso del Centro Ana Frank en Coghlan. Es pequeño un paso para los estudiantes secundarios que integran la visita, pero también un gran salto en el tiempo: están ante una réplica de la biblioteca giratoria que comunicaba con la Casa de Atrás, escondite de la familia Frank y donde Ana escribió su célebre Diario. Ellos y otras siete personas estuvieron ocultos más de dos años, entre 1942 y 1943, durante el nazismo de la segunda guerra mundial.

El libro de Ana, uno de los más importantes del siglo pasado, se escribió hace 70 años en una pequeña habitación con todo el espíritu adolescente que puede tenerse en medio de los bombardeos y la peor matanza de la historia lamiéndoles los pies a ella y los suyos. Ana pensaba sus textos recostada en una de las dos camas de una plaza, miraba las fotos de películas pegadas a la pared; ante el encierro y oscuridad por no tener ventanas, su única luz era la que alumbraba las hojas de su diario, un foco de escritorio. Al lado había una sala mediana que hacía las veces de baño, cocina, comedor y sala de estar. Navajas para afeitarse, tazas, cacerolas, ropa colgada de perchas, una bici inglesa fijada a la pared; la movilidad en su mínima expresión, el sigilo, el miedo a ser descubiertos, la frustración del día a día. Todas esas marcas que quedaron en el Diario de Ana son vivencia pura, en la piel, en la falta de sol, en el silencio, para los cientos de estudiantes que en las tardes de martes a sábado visitan la casa de Coghlan.

La experiencia que hoy se llevan en el cuerpo los chicos y chicas, la vivencia de “ir a lo de Ana” en plena Buenos Aires, es parte de una historia que empezó con muestras en teatros y centros culturales de Buenos Aires y el país. El Centro Ana Frank Argentina inició sus labores en 1991 con muestras itinerantes. “Ana Frank una historia vigente” y “De la dictadura a la democracia la vigencia de los derechos humanos” fueron de las primeras. El Centro integra la Casa de Anne Frank (Anne Frank Huis) con sede en Países Bajos. De aquella génesis, fue una de las más relevantes la primera muestra que hubo sobre Ana en el 92 en el Centro Cultural San Martín. El coordinador de aquel evento fue Héctor Shalom, quien luego fue voluntario para generar más proyectos relacionados, los cuales decantaron en la actual Casa Ana Frank de Coghlan que él dirige.

“La imagen de Ana Frank es potente, en todo el mundo hay interés por ella y su Diario fue de los libros más traducidos en el mundo. La figura convoca a reflexionar sobre el pasado y sobre todo a pensar en las situaciones actuales de violencia, de discriminación. Es ahí donde nosotros queremos poner el foco. Para nosotros es importante que la historia de Ana Frank ayude a pensar situaciones que continúan vigentes, como los genocidios y la exclusión”, explica Shalom.

Años más tarde, el Centro Ana Frank Argentina abrió en la casona de la calle Superí 2647. El acto oficial se hizo el 12 de junio de 2009, para evocar el 80º aniversario del nacimiento de Ana. El inmueble, una casa antigua con patio trasero y habitaciones de techos altos, fue donado por el matrimonio de Mauricio e Hilda, viejos vecinos de Coghlan. “En esta casa ellos alojaron perseguidos por la dictadura, es muy fuerte que en un sitio donde se refugió a personas que podrían haber sido detenidos-desaparecidos se haya montado el museo para hablar de Ana Frank”, dice Wanda Holsman, del equipo de coordinación y guías del Centro.

Hilda falleció en 2007, al año Mauricio se enteró de las actividades itinerantes del Ana Frank. Supo de la muestra “De la dictadura a la democracia”, la misma que hoy está montada en el primer piso. El vecino del barrio se puso en contacto con los miembros que llevan el legado de Ana por todo el país. La familia destacó que esa acción era un gran homenaje a Hilda y reflejaba el mensaje que había dejado en vida a su comunidad. Apenas uno entra a la casa, al costado izquierdo, frente a la escalera de madera, hay colgado un collage de fotos de Hilda y Mauricio.

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Los salones de planta baja y el primer piso alojan tesoros traídos desde Europa, como sellos falsificados para salvar la integridad de perseguidos por el nazismo, primeras ediciones nacionales y en ídish del Diario de Ana o incluso postales originales que se intercambiaban miembros de familias de la época. Estas joyas están acompañadas de imágenes y textos que, junto a la explicación de los guías del Centro, conjugan una narración activa e intensa para el visitante.

Este año, a 70 de la publicación del célebre Diario, abrió en esta casona el Centro Otto Frank. En una jornada llena de emoción y alegría, Estela de Carlotto acompañó a los miembros de este flamante espacio que funciona dentro de la Casa Ana Frank Argentina. Más de 160 jóvenes estuvieron presentes para compartir sus inquietudes y dialogar con Estela, quien “conmovió con sus hermosas palabras y aliento”.

“En el marco del 70° aniversario de la primera publicación del ‘Diario de Ana Frank’, nos hemos propuesto la desafiante tarea de retomar el sueño de Otto Frank y materializarlo por primera vez en Argentina: crear un espacio de encuentro y de diálogo, que genere intercambio y entendimiento mutuo”, señalaron desde la Casa.

“El Espacio ‘Otto Frank’ de pensamiento joven está dedicado a jóvenes de entre 16 y 26 años. Tiene como objetivo fomentar el debate y el desarrollo de pensamiento crítico frente a diversas situaciones que en la actualidad vulneran los Derechos Humanos, la democracia y la libertad. En este sentido, se ofrecerán charlas, debates y actividades que den lugar a las preocupaciones de los jóvenes, en vistas de promover su empoderamiento para potenciar su capacidad como agentes de cambio”, explicaron sus miembros.

Los jóvenes son los protagonistas

La oralidad es un punto clave en la mística del Ana Frank de Coghlan. Cuando los visitantes recorren los salones del museo, lo hacen a cargo de jóvenes guías de entre 15 y 25 años. “La historia y el legado de Ana, que escribió su diario cuando era adolescente, es transmitida por jóvenes a la comunidad. La gente al principio no entiende pero es impresionante. También es movilizador lo que vive cada guía. En este lugar hablamos sobre una pedagogía de la esperanza y la memoria”, nos explica Wanda.

“Los chicos y chicas llegan y se involucran porque les gustó el libro, por identificación, sobre todo si lo leen a la misma edad, o porque les gusta analizar la segunda guerra mundial; a veces llegan para pensar sobre dictadura y derechos humanos. Llegan gente con distintas ideologías, credos. Hablar de estos temas en la diversidad es enriquecedor”, destaca la referente de la institución.

“Las actividades son coordinadas por adolescentes guías. Eso le da característica especial. A la gente le sorprende. Son los jóvenes los que transmiten el conocimiento en este lugar. Es una forma de contrastar la imagen negativa que se tiene de adolescentes y jóvenes”, agrega el director Héctor Shalom.

Con el espíritu de los primeros años, el Ana Frank de Coghlan aún continúa con muestras itinerantes. Se logran gracias a la capacitación de guías locales, chicos de distintas localidades del interior que hacen propia la tarea de trasmitir a su comunidad sobre la vida y legado de Ana y su Diario.

“A nivel institucional, el objetivo es hacerlo lo más federal posible. Buscamos contar con guías en todo el país. La llegada de una muestra itinerante genera un movimiento interesante en cada localidad, los pibes y las autoridades lo ven. Es un acontecimiento para ellos y para nosotros acá en la casa. Es un orgullo ser parte de esto y ver que llegás a un lugar donde se abre la puerta para hacer un cambio positivo en la comunidad al repensar distintos aspectos de derechos humanos, convivencia”, resume Wanda.

El Ana Frank de Coghlan cuenta con un instituto de capacitación docente, creado en 2012. Está acreditado por el Ministerio de Educación porteño (C-522) y por la Dirección de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires. Da a la comunidad educativa espacios de formación, actualización y capacitación continua. También cuenta con un campus virtual, explican sus hacedores.

También existe una experiencia relacionada con la prensa. Los estudiantes de varias escuelas hacen artículos para un periódico del Centro llamado “La voz de los chicos”, que se reparte en forma gratita dentro de las instituciones educativas.

Hay que sumar los concursos literarios donde la vida de Ana Frank, la historia argentina reciente y situaciones de discriminación y diversidad en la actualidad son los disparadores para escribir. “Es un trabajo muy integral el que se vive en la casa”, resume Wanda para concluir.

Sobre las muestras itinerantes

En palabras de sus hacedores, repasamos las muestras itinerantes que parten desde Coghlan y llegan a distintos rincones del país.

“Ana Frank una historia vigente”: Esta muestra fue realizada por la Fundación Ana Frank en Holanda con el objetivo de acercarle al mundo su testimonio, que contribuye a la construcción de una sociedad libre y pluralista donde se garantice la igualdad y el respeto por los derechos humanos, y en la que la discriminación y la intolerancia no sean aceptadas. Se compone de 34 paneles gráficos y es guiada por jóvenes capacitados especialmente en cada ciudad.

“De la dictadura a la democracia la vigencia de los derechos humanos”: Compuesta de 8 paneles gráficos, se analiza la vigencia de los derechos humanos aporta a la construcción de la memoria y la búsqueda de verdad y justicia como deber de la sociedad toda. “Se hace ver los mecanismos del nazismo reflejado en la última dictadura cívico-militar; es pasar de historia lejana desde el punto de vista histórico y geográfico, para ver que el nazismo fue escuela de las dictaduras de Latinoamérica; ver qué hacemos hoy en día”, acota Wanda al respecto.

“Libertad de Ser Historias de discriminaciones y diversidades”: Incorpora al sujeto dentro del espacio de memoria y construcción de ciudadanía, utilizando los aprendizajes de la historia de la Shoá y la dictadura militar en la Argentina, como lecciones para comprender el presente y poder decidir sobre el futuro. Se compone de 20 paneles gráficos y jóvenes capacitados especialmente para ser guías en cada ciudad.

“Free 2 choose – dilemas de libertad”: Free2choose – libertad de elegir – es una presentación fílmica interactiva sobre libertades en conflicto, un programa educativo realizado por la Casa de Ana Frank en Holanda. En democracia, los ciudadanos poseen una serie de libertades fundamentales.

“Leer y escribir con Ana Frank”: Se busca transmitir a chicos y jóvenes el mensaje de Ana Frank, donde la tolerancia y el respeto son la base para construir una sociedad mejor; para ello el acento de esta muestra está puesto en el lugar que ocupó la lectura en la vida de Ana Frank, constituyendo la piedra fundamental para inspirar a la Ana escritora.

Expoacción Itinerante “Los Jóvenes y sus derechos”: Esta muestra tiene como objetivo contribuir a la difusión, toma de conciencia y cumplimiento de los derechos de los jóvenes; aportar a un concepto de participación juvenil, como instancia creadora de sentido; contribuir a la formación y ejercicio de los derechos humanos, de valores y prácticas democráticas y de relacionamiento social.

“Ana Frank y los Protectores. Historias de resistencia de ayer y de hoy”: Ana Frank, junto a otras siete personas, permaneció escondida en la Casa de Atrás por más de dos años, a salvo de los nazis, gracias a la ayuda de sus protectores. Ana escribe en su diario que ellos demuestran heroísmo a través de su “buen ánimo y su cariño”. Esto es algo que los escondidos, según Ana, jamás deben olvidas. Ahora vivimos en otra época; en muchos casos, no es necesario ser un héroe para ayudar a los demás.

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