Adelantan que los manteros de Liniers también serán desalojados
Se calcula que en el lugar funcionan 900 puestos de venta ilegal sobre las veredas, lo que transformó al barrio en el de mayor actividad tras el desalojo de Once.
Se calcula que en el lugar funcionan 900 puestos de venta ilegal sobre las veredas, lo que transformó al barrio en el de mayor actividad tras el desalojo de Once.
En el marco de la lucha contra el comercio ilegal callejero, fuentes del Gobierno adelantan que el próximo punto a desalojar será el de las cercanías a la estación de ómnibus del barrio porteño de Liniers.
Cuando comenzó el año, antes del procedimiento llevado adelante en la zona de Once, en la ciudad de Buenos Aires funcionaban 3727 puestos ilegales. De la totalidad, según CAME, 900 estaban ubicados en Liniers, lo que concentraba el 25% de la distribución.
Hoy en día, después de las negociaciones con los manteros de Once, Liniers pasó a ser la zona de mayor concentración de comercio clandestino sobre las veredas.
Los operativos realizados en Retiro, la avenida Avellaneda y Balvanera provocaron el aumento del trabajo ilegal en Liniers, ya que muchos de los puesteros migraron hacia sus calles (tal como ocurrió en Once).
La calle que concentra la mayor cantidad de puestos es José León Suárez, entre la calle Bosch y avenida Rivadavia, y se expande hacia las calles transversales.
Además de las mercaderías que se encuentran, generalmente, en las calles (ropa, accesorios, bijouterie, DVD) también se suman los puestos de las comunidades boliviana y peruana, que venden alimentos.
José Zapata, un vendedor ambulante desde hace 30 años, afirmó “sólo quiero trabajar para poder llevar el sustento a mi casa” y agrega “si me echan que me den algún lugar para trabajar acá cerca, no a dos o tres kilómetros. Que ofrezcan algo como en Once”.
Por el contrario, Edgardo Stambolian, que tiene un comercio en la zona, le dijo a La Nación: “nuestra ventas levantan cuando llueve porque esos días no hay ningún puesto afuera. De lo contrario, al local no entra nadie. La gente dejó de venir porque es muy molesto no poder caminar por las veredas. Es una situación muy dramática para nosotros”.